Cal y
arena…
Manos Arribas. Dibujo: Pablo Temes.
La denuncia sobre el jefe de la ex SIDE empañó el efecto
blanqueo.
© Escrito por
Nelson Castro el domingo 15/01/2017 y publicado por el Diario Perfil de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
En estos primeros quince días del año, la economía le dio
al Gobierno dos buenas noticias: la primera, los números del blanqueo que confirmaron las
expectativas optimistas de
los que predijeron un alto nivel de adhesión a esta iniciativa; la segunda, el
relanzamiento de Vaca Muerta, una gema energética del subsuelo
argentino que se había visto paralizada por las malas políticas de la
administración kirchnerista. Las cifras del blanqueo son de un impacto tal que
permitirán reducir en algo el alto déficit fiscal que exhiben las cuentas
públicas que constituye, a la vez la raíz de la alta inflación que hoy castiga
el bolsillo de la población.
El Presidente espera otros beneficios del
blanqueo, beneficios que tienen como base a la
construcción. Una de
las necesidades imperiosas es la reactivación del sector en sus distintas
formas. Un de ellas es la obra pública. Mauricio Macri sabe que de su reactivación va a depender la suerte de su
administración en la elección de octubre venidero.
Hablando de ese tema, las
encuestas que se conocieron esta semana representan una alerta para el
oficialismo. Concretamente se trata del trabajo de la consultora
Management & Fit que muestra la foto de finales del 2016 con alto impacto
sobre las perspectivas de los 815 consultados en la provincia de Buenos Aires
con edades que van desde los 16 a los 70 años. Tres tópicos se destacan: el
primero, tiene que ver con la situación económica; ahí hay un casi 45% que cree
que las cosas estarán peor o mucho peor contra un 30% que piensa que en los
próximos meses habrá alguna mejoría.
En la enumeración de los problemas
principales que padece la población el ranking es
encabezado por la inseguridad (44,7%), seguido por la desocupación (13%), y la
pobreza (9%).
La imagen de la gestión muestra una
diferencia significativa entre Macri y María Eugenia Vidal. A
la gestión del Presidente la desaprueba el 52% y a la de la gobernadora la
aprueba casi el 57%.
El último dato relevante lo da la pregunta
sobre a quién votaría si la elección fuera hoy. Ahí el binomio Cristina
Fernández de Kirchner-Daniel Scioli se impone con 31% sobre el de Roberto
Lavagna-Margarita Stolbizer quien obtiene el 28%. Este último dato
no sólo supone un alerta para Cambiemos sino también para Sergio Massa, ya que lo pone ante la realidad de tener que competir
en las legislativas si es que pretende mantener intactas sus aspiraciones no
sólo de liderazgo dentro del Frente Renovador sino también presidenciales. Por
supuesto que falta mucho para las elecciones. Las dos últimas –las legislativas
de 2013 y las presidenciales de 2015– se definieron en los tres meses finales
del proceso electoral, a pesar de lo cual mal haría el Gobierno si hiciese la
vista gorda ante estas luces amarillas.
Lo de la ex presidenta es un ejemplo
claro de lo que representan los fanatismos por un lado y los déficits de
gestión del actual gobierno por el otro. En ese combo, ninguna de las fundadas
denuncias de corrupción que comprometen a CFK y a su entorno ha logrado mellar
su figura y su ascendencia y vigencia dentro de los que hoy la votarían con
absoluto fervor. También es una muestra de la falta de liderazgo que exhibe la
dirigencia del justicialismo.
Sospechas.
La denuncia que ha recaído sobre el titular de la Agencia de Federal de Investigaciones no es menor. Hay que tener en cuenta que todos los que han delatado a los participantes del Lava Jato lo han hecho de una manera que se vio corroborada por el trabajo de la Justicia brasileña. Ha hecho bien Elisa Carrió en presentarse ante la Justicia y pedir que se investigue al funcionario.
Ha hecho mal el ministro de Justicia, Germán Garavano, en opinar apresuradamente para minimizar la denuncia e intentar cubrir a Arribas. Esas cosas las hacía el kirchnerismo que, mostrando su inconsistencia, ha pedido que se investigue al funcionario. Es el mismo kirchnerismo el que, ante cada denuncia que compromete a CFK y a su entorno familiar, a los Báez y a Cristóbal López, se apresura a denostarla, minimizarla o ignorarla.
La denuncia que ha recaído sobre el titular de la Agencia de Federal de Investigaciones no es menor. Hay que tener en cuenta que todos los que han delatado a los participantes del Lava Jato lo han hecho de una manera que se vio corroborada por el trabajo de la Justicia brasileña. Ha hecho bien Elisa Carrió en presentarse ante la Justicia y pedir que se investigue al funcionario.
Ha hecho mal el ministro de Justicia, Germán Garavano, en opinar apresuradamente para minimizar la denuncia e intentar cubrir a Arribas. Esas cosas las hacía el kirchnerismo que, mostrando su inconsistencia, ha pedido que se investigue al funcionario. Es el mismo kirchnerismo el que, ante cada denuncia que compromete a CFK y a su entorno familiar, a los Báez y a Cristóbal López, se apresura a denostarla, minimizarla o ignorarla.
Hay que subrayar que la diputada Carrió
no suele caracterizarse por tener un mal olfato político. Y es bueno que ese olfato
siga activo durante el gobierno de Cambiemos. Ya en agosto de 2016 había pedido
al Presidente disolver la AFI y separar las tareas de investigación de las de
inteligencia. En realidad había criticado desde el primer momento la
designación de Arribas por “falta de idoneidad”.
A la líder de la Coalición Cívica no sólo le molestaban
en la ex Secretaría de Inteligencia los resabios menemistas –con Silvia
Majdalani en la cúpula del organismo–, tampoco era sólo el descontrol de la
SIDE kirchnerista, era entre aquéllos la presencia de Arribas la que
evidentemente no le cerraba.
Quienes lo han conocido “en la política”
esto es, ya en funciones y no de otras épocas, no se han llevado una buena
impresión del cuestionado funcionario. “Molestan sus formas, es desconfiado y
perseguido, aunque lo disimula bastante bien. Prefiere ir al ataque y no deja
cabo suelto. Es meticuloso pero no parece confiable. Por algo
está donde está”. Así lo describe un hombre del entorno macrista que
lo conoció en la función pública, quien agrega: “¡Olvidate! es prolijo, serio,
pero no tiene nada que ver con el coro de carmelitas descalzas que nos
quisieron vender desde Cambiemos respecto del fin de los funcionarios corruptos
y la nueva forma de hacer política. No creo que tenga cosas graves, pero los
grises se empiezan a matizar a tonos cada vez más oscuros y, después de tanta
promesa, sin duda será un dolor de cabeza para el Gobierno”.
Es el momento de Carrió para ir a fondo, y en esta puja por refundar la República no está sola:
desde Mario Negri hasta Graciela Ocaña, pasando, como ya se ha dicho, por algún
kirchnerista sin memoria y todo el arco opositor, alzaron la voz pidiendo que
la investigación vaya a fondo. No debe olvidarse nunca que la corrupción mata.
Producción periodística: Santiago Serra.