Fin de hegemonías…
“CORTO SUPREMAS” Ricardo
Lorenzetti. Foto: Pablo Temes.
Cristina y Lorenzetti parecen enfrentar nuevos vientos internos. De la
sucesión política al 2x1.
El
peronismo de la provincia de Buenos Aires, caracterizado por la puja de
intendentes que van y vienen negociando el armado para presentar la mejor
opción electoral, implosionó. Las declaraciones de Cristina Fernández de
Kirchner en las que habló de su
posible no participación en las elecciones legislativas de octubre próximo –“me excluyo”
dijo– generaron no sólo revuelo sino también dinamitaron el hormiguero y
abrieron negociaciones, acercamientos y traiciones como las que en los momentos
de crisis arrecian en el peronismo para el cual el llano significa ni más ni
menos que un verdadero calvario.
Los militantes kirchneristas enfervorizados ya piensan en un operativo clamor, pero también en la redacción de un nuevo relato triunfador que justifique “el reposo del guerrero o la heroína” –asegura un disidente que hoy mira desde el otro lado del peronismo.
De todos modos hubo muchos a quienes lo que sorprendió no fue la determinación de CFK sino la antelación con la que comunicó la novedad. Por eso, esto cayó como una bomba que generó disgregación en los intendentes del Conurbano tanto en los que juegan a dos puntas como en los que no. En ese universo variopinto muchos se han acercado en estos días a Florencio Randazzo. Entre los que juegan a dos puntas hay figuras como Julio Pereyra, el eternizado intendente de Florencio Varela, quien llegó a decirle al equipo del ex ministro del Interior que para apoyarlo debía tener la potestad de diseñar el armado de la lista. “No. La lista es de unidad. Si no es así armamos una que les compita a ustedes y te aseguro que ganamos” –fue la tajante respuesta de Randazzo al barón del conurbano bonaerense.
Entre los que van y vienen, a los que en la jungla de la interna del PJ se los denomina infieles –si es que en política en general y en la interna peronista en particular la fidelidad sigue siendo un valor– Martín Insaurralde está generando cierto malestar. Aunque es entendible que ambicione lo mejor para su futuro, se junta con los principales referentes del ex ministro pero mantiene contactos fluidos con Daniel Osvaldo Scioli, hoy más que nunca envalentonado con la decisión de su ex jefa política.
Desde el
randazzismo aseguran que el intendente de Lomas de Zamora sigue con un pie
adentro de su espacio pero le achacan su incorregible vedetismo, puesto a
relucir por las promesas del ex
gobernador de la provincia de Buenos Aires que le ofrece mejor cartel. Como se ve, en la vida de Insaurralde los tiempos del
Bailando por un sueño no quedaron atrás. Claro que las cosas son un poco más
complejas aún, ya que si la candidata bendecida por el Frente para la Victoria
–denominación en vías de una posible extinción– fuese la intendenta de La
Matanza, Verónica
Magario, el
futuro político de Insaurralde quedaría en abierta disputa con la mujer fuerte
del Gran Buenos Aires.
Hay quienes creen que, en verdad, CFK espera –y anhela–un operativo clamor, un ruego de los fieles que le permita volver con la épica kirchnerista. Lo cierto es que, mientras tanto, Scioli y Randazzo brindan con champagne, cada uno por su lado: Scioli porque tendría algo más de libertad para el armado de su lista, aunque no son pocos los que están convencidos de que no faltará mucho para que “la jefa” le haga sentir el peso del poder que aún conserva. Randazzo porque se tiene más fe compitiendo contra el ex motonauta que contra la ex presidenta a los fines de obtener que, si las cosas salen como se espera, el kirchnerismo quedará atrás.
Ante este panorama que ofrece la interna del peronismo, en el oficialismo están recalculando. Si finalmente CFK no se presenta, deberán esperar a saber quién será el nuevo candidato que asome para decidir si sostiene la polarización o se tendrá que cambiar de estrategia. Ante la sorpresa por lo que pareció un anuncio, se escucha en los ámbitos del Gobierno un análisis que claramente tiene más que ver con la psicología del poder alumbrada por las encuestas.
“Al día de hoy, y muy a pesar del retardo en el repunte de la economía, es más probable que Cristina pierda ante un candidato oficialista –Esteban Bullrich o cualquier otro– a que gane”–asegura un operador político del oficialismo. Allí se evalúa que no se trata de la figura personal del candidato sino de la tracción que ejerce sobre la elección la imagen personal de María Eugenia Vidal y del propio Mauricio Macri (éste último no por empatía o simpatías personales que el votante del Conurbano profundo pueda sentir por él, sino por asociación como líder del cambio). “CFK nacionalizaría la elección y hoy, después de la película de Santa Cruz, nadie está seguro de que eso sea bueno para ella”–asegura la antedicha fuente.
En el Gobierno ya se convencieron de que la economía no tendrá el tan esperado y tantas veces anunciado despegue. Hay un déficit fiscal fenomenal que no se ha reducido ni se reducirá en un año electoral como éste.
Fallos.
Hay quienes creen que, en verdad, CFK espera –y anhela–un operativo clamor, un ruego de los fieles que le permita volver con la épica kirchnerista. Lo cierto es que, mientras tanto, Scioli y Randazzo brindan con champagne, cada uno por su lado: Scioli porque tendría algo más de libertad para el armado de su lista, aunque no son pocos los que están convencidos de que no faltará mucho para que “la jefa” le haga sentir el peso del poder que aún conserva. Randazzo porque se tiene más fe compitiendo contra el ex motonauta que contra la ex presidenta a los fines de obtener que, si las cosas salen como se espera, el kirchnerismo quedará atrás.
Ante este panorama que ofrece la interna del peronismo, en el oficialismo están recalculando. Si finalmente CFK no se presenta, deberán esperar a saber quién será el nuevo candidato que asome para decidir si sostiene la polarización o se tendrá que cambiar de estrategia. Ante la sorpresa por lo que pareció un anuncio, se escucha en los ámbitos del Gobierno un análisis que claramente tiene más que ver con la psicología del poder alumbrada por las encuestas.
“Al día de hoy, y muy a pesar del retardo en el repunte de la economía, es más probable que Cristina pierda ante un candidato oficialista –Esteban Bullrich o cualquier otro– a que gane”–asegura un operador político del oficialismo. Allí se evalúa que no se trata de la figura personal del candidato sino de la tracción que ejerce sobre la elección la imagen personal de María Eugenia Vidal y del propio Mauricio Macri (éste último no por empatía o simpatías personales que el votante del Conurbano profundo pueda sentir por él, sino por asociación como líder del cambio). “CFK nacionalizaría la elección y hoy, después de la película de Santa Cruz, nadie está seguro de que eso sea bueno para ella”–asegura la antedicha fuente.
En el Gobierno ya se convencieron de que la economía no tendrá el tan esperado y tantas veces anunciado despegue. Hay un déficit fiscal fenomenal que no se ha reducido ni se reducirá en un año electoral como éste.
Fallos.
La Corte
Suprema de Justicia impactó a todos con su inesperado fallo que reinstaló
el beneficio del 2x1 nada menos que para los delitos de lesa humanidad. Sorprendió que dos de los tres
ministros que lo firmaron hayan sido Horacio Rosatti y Elena Highton de
Nolasco. Rosatti fue ministro de Justicia y Derechos Humanos de Néstor
Kirchner entre 2004 y 2005 y Highton de Nolasco, a su vez, fue
nombrada por el entonces presidente en 2004. El 2x1, artilugio legal que
buscaba beneficiar a quienes sin tener una condena pasaban largo tiempo en
prisión, fue derogado en 2001.
El muy
criticado fallo hace una interpretación literal del artículo 2 del Código
Penal. “Si la ley vigente al tiempo de cometerse el delito fuere distinta de la
que exista al pronunciarse el fallo o en el tiempo intermedio, se aplicará
siempre la más benigna” y no una lectura constitucional. Este último aspecto es
clave, porque de este enfoque constitucional se desprende que, por el
reconocimiento que hace la Constitución Nacional reformada en 1994 de los
pactos internacionales, los
delitos de lesa humanidad están fuera de esos eventuales beneficios. Pero, además de estos aspectos legales, el fallo
representa una novedad en la vida interna de la Corte de alto impacto judicial
y político: el fin de la hegemonía de su presidente, Ricardo Lorenzetti.
Producción periodística: Santiago Serra.
Producción periodística: Santiago Serra.