El relato irreal…
Desde la casamata.... Hugo
Moyano. Dibujo: Pablo Temes.
La huelga general, el
juez Griesa y las restricciones económicas imponen la agenda.
Como no podía ser de otra
manera, la realidad se abre paso por sobre el relato del Gobierno de manera
inexorable. El paro organizado por la CGT Azopardo y la fracción de la CTA que
encabeza Pablo Micheli y el duro fallo del juez de Nueva York, Thomas Griesa,
fueron esta semana los hechos que, con su impronta, han impactado sobre el
complejo presente que afronta la Argentina. El fallo de Griesa es desmesurado.
El caso es así: en 2005 la Argentina solucionó la mayor parte de su deuda con
los bonistas privados a través de un acuerdo que totalizó 57.267 millones de
dólares. El grupo que quedó afuera de ese arreglo, porque no lo aceptó,
representa un monto que alcanza la cifra de 6.514 millones de dólares. Por otra
parte, y a los fines de clausurar este complicado proceso, el Congreso sancionó
una ley por la cual se cerró cualquier posibilidad de reabrir una negociación
con aquellos bonistas que no entraron en el canje.
En disconformidad con esta
circunstancia, los “fondos buitre”, que compraron gran parte de esos bonos a
precio vil, han venido litigando contra esa decisión. Uno de esos juicios se
lleva a cabo en Nueva York, el lugar que se fijó como sede judicial. En ese
marco, y tras un procedimiento complejo que incluyó a la Corte de Apelaciones
del distrito, Griesa dictaminó que la Argentina debe pagarle a esos “fondos buitre”
la totalidad de la deuda que reclaman, los 6.514 millones de dólares. Esto es
una desmesura. En su sentencia, el juez señala que está dispuesto a embargar
los pagos correspondientes a los bonistas que entraron en el canje. Por ello la
Reserva Federal se ha expresado contraria a este fallo, ya que entiende que
termina afectando derechos de terceros.
Las expresiones
“tribuneras” de hace unos días de la Presidenta, diciendo que nunca les
pagarían a los fondos buitre, repetidas luego por el Jefe de Gabinete y el
ministro de Economía, constituyeron un grave error estratégico porque implican
el no cumplimiento de un fallo. Y esto fue lo que enfureció al magistrado. El
extracto del diálogo final entre el abogado del estudio que defiende los
intereses de la Argentina y el magistrado lo muestran a éste enojado con las
declaraciones de la Presidenta en la que aseguraba que nunca les pagaría a los
“fondos buitre”. Otra vez aparecen aquí los problemas que tiene Fernández de
Kirchner para distinguir los matices de la realidad. El Gobierno se ha
acostumbrado a tomar como habitual el no cumplimiento de aquellos fallos
judiciales que le disgustan: ahí están los casos de la no reposición en el
cargo del ex procurador de Santa Cruz, del no pago de las sentencias a favor de
la recomposición de haberes de los jubilados, por citar algunos. Pero el mundo
es otra cosa. En buena parte de ese mundo, los fallos de la Justicia se
cumplen. Respecto de los EE.UU., la Presidenta debería abrevar en algunos casos
de su historia judicial para comprender el peso institucional que tienen allí
los jueces.
Enojarse con un juez es un camino que no conduce a nada. Es lo que
ha pasado aquí. El no cumplimiento de una sentencia es un acto de desacato.
Algunos indicios señalan que la Presidenta no esperaba este fallo. Ello es
producto de las gruesas falencias informativas que complican la gestión del
Gobierno. Si alguien se hubiera tomado el trabajo de hablar con el abogado de
la Argentina, habría tenido un anticipo de lo que vendría. Como consecuencia de
todo este embrollo, el Gobierno está en una situación muy delicada; si cumple
con el fallo del juez Griesa, incumple la ley sancionada por el Congreso; y si
no lo hace, incumple con el fallo del juez de la jurisdicción en la que se
dirime el caso. Y ello podría llevar al país a entrar en un “default técnico”,
constituyendo esto un escenario de pesadilla.
En medio de esta
encrucijada, el Gobierno se topó esta semana con una huelga. Que el primer paro
general contra el kirchnerismo lo haya tenido como uno de sus principales
impulsores a Hugo Moyano es una paradoja impactante. No fue sólo el piquete
–metodología siempre criticable– el que detuvo muchas de las actividades en los
principales centros del país. La inadecuación del mínimo no imponible complica
la vida de muchos trabajadores, sobre cuyos bolsillos la inflación está
teniendo un impacto negativo de una magnitud como no se había sentido hasta
ahora. Por eso que inmediatamente después del Aló Presidenta en el que se
anunció que el medio aguinaldo de diciembre no tributaría impuestos, Fernández
de Kirchner se reunió en la Casa Rosada con la conducción de la CGT Balcarce, a
la que le confirmó que el año próximo se subiría el mínimo no imponible, aunque
sin precisar el momento a partir del cual se concretaría tal promesa y
advirtiendo que las cuentas fiscales están en un delicado equilibrio, ya que el
superávit es cosa del pasado con pocas posibilidades de recuperarse en el
futuro.
Los líderes sindicales –a
los que el fallo de Griesa ha preocupado mucho– se fueron con angustia porque
entendieron el metamensaje: las paritarias del año que viene serán muy
difíciles, y eso caerá mal en las bases a las que no les está resultando fácil
contener. De hecho, si bien el paro del martes no tuvo mayor impacto sobre los
gremios industriales (UOM y Smata), en otros como comercio y transporte,
ligados a la CGT oficial, hubo apoyos a la medida de Moyano que dejaron mal
paradas a sus conducciones. Lo del senador Aníbal Fernández con su infeliz
alusión en forma despectiva a la figura de Augusto Timoteo Vandor –víctima de
la violencia política– para descalificar a Moyano, lo terminó complicando a
Caló cuya agrupación lleva precisamente el nombre del líder sindical asesinado
en su despacho en 1969.
En tanto –y como respuesta
a las alternativas de la hora– la Presidenta lo mandó al ministro de
Planificación, Julio de Vido, a hablar de la re-reelección. Nadie sabe de quién
fue la idea, aprobada por Fernández de Kirchner, de ponerlo a De Vido,
funcionario que es la imagen de los cortes de luz y de la tragedia de Once, a
hablar de la re-re el mismo día que se anunciaba un aumento de las tarifas de
gas y electricidad. ¿Serán los que le dicen que no hay inflación? ¿Serán los
que le dicen que con el fallo de Griesa no irá a pasar nada? ¿Serán los que le
dicen que después del 7D se acabarán los problemas en la Argentina?
Producción periodística:
Guido Baistrocchi.
DESDE LA CASAMATA... Hugo
Moyano DIBUJO: PABLO TEMES.
© Escrito por Nelson
Castro y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
el sábado 24 de Noviembre de 2012.