Ultimo servicio…
YPFCFK Cristina Fernández. Dibujo: Pablo Temes.
Una frase presidencial
heló la sangre de los cristinistas pollerudos. Por qué dice no a la re-re.
La Presidenta anunció que quería dar “sus últimos servicios
a todos los argentinos” y a los cristinistas que se cuelgan de sus polleras se
les heló la sangre. Hubo un murmullo en e l Salón de las Mujeres de la Casa
Rosada. Varios lo interpretaron como la confirmación de que CFK no pretende
forzar la reforma constitucional para intentar la re-reelección. El párrafo
textual fue el siguiente: “Tenemos que hacer una empresa moderna, competitiva,
profesionalizada, alineada con los intereses del país y también con los de la
joven generación que la debe conducir, bajo la dirección política de alguien no
tan joven como es esta Presidenta, pero que sinceramente quiere dar sus últimos
servicios a todos los argentinos”.
Fue el gran comentario de los pasillos. Muchos habían
olfateado un tufillo raro en las declaraciones de Hebe de Bonafini que fueron
en el mismo sentido. El párrafo textual fue el siguiente: “No creo que tenga
que seguir Cristina, aunque sí quiero que continúe este proyecto nacional y
popular. Hay mucha gente piola en el kirchnerismo, muy interesante para que sea
presidente de este país y que por ahí no la conocemos tanto y son fantásticas”.
Todavía falta mucho y no hay nada definido. La hora de la
verdad será la medianoche de las elecciones legislativas de 2013. Contará los
porotos y, con el nuevo escenario, la Presidenta tomará la decisión más
importante de los próximos años. Seguramente aumentará la cantidad de diputados
y senadores. Se renovará la elección de 2009 donde el kirchnerismo sacó el 29%.
Así que todo lo que saque por encima de ese porcentaje se reflejará en el
crecimiento de sus bloques. Es cierto que un comicio de medio tiempo produce
una mayor atomización y si cada uno vota con su corazón y no hace uso del voto
útil como en una presidencial, tal vez baje bastante del 54%. Pero si logra un
nada fantasioso 40%, por ejemplo, tal vez consiga los dos tercios de los
legisladores para declarar la necesidad de la reforma constitucional. Esa
noche, Cristina tendrá la mesa de arena adelante y el balance de sumas y
saldos. Ese momento además mostrará si hubo algún candidato que haya mostrado
uñas de guitarrero para las ligas mayores. ¿Máximo o Alicia Kirchner? ¿Axel
Kicillof? No sobran.
Son especulaciones que corresponde hacer después de lo que
dijeron Cristina y Hebe, y después de comprobar que la Presidenta es, por
lejos, el mejor cuadro político de estos tiempos. No hay en la oposición ningún
dirigente de su talla y el único que podría acercársele por imagen positiva,
intención de voto y experiencia de gobierno es Daniel Scioli.
Aquí es donde se dividen las aguas. Cristina hoy es la única
persona que tiene prohibido presentarse nuevamente como candidata presidencial.
La Constitución no se lo permite. Pero la historia de los Kirchner demuestra
que nunca se detuvieron frente a esas minucias. Ya lo hicieron en Santa Cruz y
lo pueden volver a hacer. Si se pudo se puede, diría Pino Solanas. Modificaron
la Carta Magna al solo efecto de permitir la reelección de Néstor y desde
entonces es una de las tres provincias argentinas donde un gobernante puede
seguir en el poder indefinidamente.
Si la Presidenta decidiera abdicar y entregar el mando, se
desataría la batalla por la sucesión. El esfuerzo físico y psicológico de ella
ha sido muy grande. La viudez y la responsabilidad la llevaron al límite de sus
posibilidades. Tal vez por eso sugiere que en el 2015 se vuelve a Calafate, su
lugar en el mundo y la capital de la impunidad.
¿Se destruirá el Frente para la Victoria en ese caso? Es
impensable que Scioli pueda representar ese espacio que, desde el acto de
Vélez, ya no lo conforman la CGT, el PJ y un sector de los intendentes del
Conurbano. La vanguardia que Cristina no quiere que se convierta en patrulla
perdida (para utilizar sus palabras) son los muchachos de La Cámpora, el
Movimiento Evita, el Frente Transversal y la Corriente que conducen Máximo y
Andrés Larroque, Emilio Pérsico, Edgardo Depetri y Agustín Rossi. Ese es el
primer círculo que se completa con algunos funcionarios como Carlos Zannini,
Héctor Icazuriaga, Guillermo Moreno y Axel Kicillof.
El que más herido salió de este último embalaje fue Amado
Boudou. Judicialmente está imputado pero será salvado con la misma metodología
que la causa Skanska, tal como anticipó Juan Manuel Abal Medina. Pero
políticamente fue herido de muerte. Ni sus propios compañeros le creen. Su
última audacia fue presentar un escrito donde afirma insólitamente que fue
víctima de una conspiración de Righi, Rafecas y los medios hegemónicos. La
impecable e inconclusa investigación de Carlos Rívolo mostró que el vice está
flojo de papeles por donde se lo mire y que el delito de negociaciones
incompatibles con la función pública está casi probado. En respuesta, Boudou
estuvo alardeando de lo que carece y sobreactuando con la fe de los conversos.
Abrazo de gol con Ricardo Forster en Vélez, del brazo y por la calle con Bonafini
casi día por medio y una despedida guevarista en el escenario de Foz de Iguazú,
en un encuentro de dirigentes sindicales latinoamericanos: “Hasta la victoria
siempre”. Pablo Miceli, el jefe de la CTA opositora, lo contó con vergüenza
ajena. Solo le falta decir “Proletarios del mundo, uníos”. ¿La Mancha de
Rolando sabrá los acordes de La Internacional?
Los tiempos se aceleran y el sciolismo está alistando la
tropa a pesar de Scioli. El no aparece en los encuentros con todo el peronismo
no kirchnerista que se mueve más de lo que se conoce. Su estado mayor
encabezado por Alberto Pérez va a todos lados. Hugo Moyano y su gente; José
Manuel de la Sota y los suyos, y un centenar de ex funcionarios emigrados o
expulsados del kirchnerismo (Alberto Fernández, Alberto Iribarne y Julio
Bárbaro encabezan la lista) se comunican regular y reservadamente para tratar
de articular el post-cristinismo. Los favorece la bronca por el aumento del
endeudamiento de provincias y municipios, la fuga de dólares, las irracionales
trabas a la importación, la desaceleración del crecimiento y la recaudación, y
la fuerte caída de la inversión. Pero nadie se apura a pegar el salto. Ninguno
come vidrio y todos esperan que mueva Cristina.
© Escrito por Alfredo
Leuco y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el
domingo 6 de Mayo de 2012.