La enfermedad del Presidente…
While my guitar gently weeps... Dibujo: Pablo Temes
Alberto Fernández podría estar mucho más delicado si no se hubiera vacunado, lo que muestra la importancia de la inoculación.
© Escrito por Nelson Castr0 el Domingo 04/04/2021 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.
La salud de un presidente es siempre una cuestión de Estado y cuando ella se ve afectada, el impacto político es inevitablemente alto. En este caso, ese impacto es aún mayor por dos razones: la primera, porque la enfermedad en cuestión es causada por el coronavirus y, la otra, por el hecho de que el paciente ya había recibido las dos dosis de la vacuna Sputnik V. Alberto Fernández es una persona que presenta un factor de riesgo importante: padece de trombofilia.
La trombofilia es definida como un
trastorno producido por alteraciones de los factores de la coagulación que hace
que quien la padece presente una propensión a la formación de trombos
(coágulos). La enfermedad puede ser adquirida por transmisión hereditaria, como
es el caso del Presidente tal como él mismo lo ha dado a conocer. Su hermana
también la padece y ambos la heredaron de su madre ya fallecida.
Los síntomas que presentó el jefe de Estado
–temperatura de 37.2 grados y dolor de cabeza– fueron leves y tienen la
particularidad de mostrar la heterogeneidad de las manifestaciones clínicas que
puede evidenciarse ante un padecimiento producido por el covid-19.
El hecho de que el Presidente hubiera
recibido las dos dosis de la vacuna produjo indiscutiblemente inquietud en el
Instituto Gamaleya. Tanto fue ese impacto, que movió a sus autoridades a emitir
un comunicado acerca del caso. Lo curioso es que el mismo viernes, Kiril
Dmitriev, vocero del Fondo Ruso de Inversión Directa que financió la
investigación y desarrollo de la Sputnik V, había afirmado que la vacuna, en
sus dos dosis, tenía una alta eficacia para neutralizar las nuevas cepas del
virus.
Los reportes de casos de personas
inoculadas con las dos dosis no solo de la vacuna rusa sino también de las
otras vacunas que se han contagiado con el virus están bien documentados. El
jueves pasado se conoció lo sucedido a dos médicos jóvenes que trabajan en el
hospital Zonal de Esquel, quienes se contagiaron la enfermedad exhibiendo una
sintomatología leve. Igual situación había referido ya el intendente de San
Isidro, Gustavo Posse, acerca de otros dos médicos que trabajan en ese
distrito.
La situación del personal de salud es muy
especial y delicada. En una carta al editor publicada en la edición de The New
England Journal of Medicine del 23 de marzo, se informa que algunos integrantes
de los equipos de salud de la Universidad de California en San Diego (UCSD) y
de la Universidad de California en Los Angeles (UCLA) se contagiaron luego de
recibir las dos dosis tanto de la vacuna de Moderna como de Pfizer.
Todos
presentaron sintomatología leve y evolucionaron en forma positiva y sin ninguna
complicación.
La evolución del cuadro clínico del
Presidentes es, afortunadamente, buena. Como lo dijo ayer en la entrevista por
la radio AM 750, de no haber estado vacunado, su situación podría haber sido
más delicada a causa de los factores de riesgo que se enumeraron anteriormente.
Esto pone de manifiesto la importancia de
la vacunación a la vez que deja desnudas las falencias de la gestión del
Gobierno sobre el tema.
La vacunación errante. El
proceso de vacunación en la Argentina viene afectado por tres problemas
fundamentales: el primero es la falta de vacunas, hecho que sobresale mucho más
después de las falsas promesas hechas por el Presidente acerca de los millones
y millones de inóculos que deberían haber llegado al país entre enero y
febrero. El segundo es el escándalo de las vacunas de privilegio o vacunagate.
El tercero, la falta de una logística adecuada para llevar adelante el proceso
de vacunación con una mayor rapidez.
Si se
repasa el número de inóculos que se dan por día se ve que es irregular y parece
estar motivado por el objetivo de evitar que llegue un momento en el que no se
cuente con disponibilidad de dosis.
La falta de vacunas ha llevado a las
autoridades sanitarias a adoptar una decisión que genera controversia dentro de
los ámbitos científicos: la extensión del intervalo entre la primera y la
segunda dosis.
Este es un asunto del que se habla en el
mundo entero. La vacuna de AstraZeneca fue la que primero aportó documentación
para llevar ese intervalo de 3 a 12 semanas. En la profusa literatura médica
circulante hay informes sobre las vacunas de AstraZeneca, Pfizer y Moderna. En
un artículo aparecido esta semana en el British Columbia Medical Journal se
analiza la decisión de Canadá de llevar el intervalo entre la primera y la
segunda dosis a 16 semanas aun cuando la evidencia aportada por una
investigación ad hoc no existe. Allí se aplican las tres vacunas mencionadas.
Las cosas son aún más discutibles con la Sputnik V y la Sinopharm.
Como ya se dijo, el problema que ofrece
para esta prolongación la Sputnik es que tiene dos componentes distintos. Por
eso el viernes hubo esa declaración del ejecutivo del Fondo Ruso, ya mencionada
más arriba, en la que, refiriéndose a la eficacia que posee la vacuna, indicó
que eso ocurre cuando se administran sus dos componentes, es decir, las dos
dosis.
Respecto de la vacuna Sinopharm –hecha a
base de virus inactivados–, como lo expresó con toda claridad el Dr. Eduardo
López en Perfil, el viernes pasado, la evidencia existente hasta hoy no avala
esa postergación de la segunda dosis más allá de los 28 días. Esto está
generando inquietud entre los profesionales de la salud que, habiendo recibido
la primera dosis, no saben a ciencia cierta cuándo tendrán acceso a la segunda.
Como narró el decano de la Facultad de Odontología de la Universidad del
Salvador, Prof. Dr. Gustavo Di Bella, varios de los recipiendarios de esa
primera dosis se sometieron a un chequeo y se encontraron con la inquietante
novedad de que no habían desarrollado anticuerpos contra el covid-19.
La delicada situación generada por la
pandemia exige políticas de Estado y no la politiquería barata que viene
exhibiendo el gobierno del Frente contra Todos. Deseos de pronta recuperación
para el Presidente.
Producción
periodística: Santiago Serra.
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