Oscuros
nubarrones…
Cuidando la producción,
Matías Kulfas. Dibujo: Pablo Temes
La Argentina parece condenada
a una dirigencia llena de clichés y, por ende, pendular y carente de
planificación.
© Escrito por Nelson Castro el sábado 13/06/2020 y publicado por el
Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.
La conferencia de
prensa del lunes pasado, en la que el Presidente anunció la intervención y expropiación de la empresa Vicentin, amerita un
análisis para entender su trama. Cuando comenzó a hablar del tema, el Dr. Alberto Fernández dijo
“Vicentin”, pero cuando anunció la intervención, dijo "Grupo Vincentin".
Luego repitió cuatro veces más “Grupo Vincentin”. Solo una vez dijo “Vicentin”.
Al ministro de la
Producción, Matías
Kulfas, se lo vio notablemente incómodo intentando explicar el porqué de
la decisión. Nadie entendió por qué no estuvo allí el ministro de Agricultura,
Luis Basterra, un cooperativista que conoce muy bien lo que pasa con la empresa
y los cooperativistas.
Tampoco se
comprendió por qué estuvo ausente en ese estrado el ministro de Producción,
Ciencia y Tecnología de la provincia de Santa Fe, Daniel Aníbal Costamagna.
Es difícil hacer una transformación de una compañía de noventa años sin
consultar a las autoridades de la provincia en la que tiene su sede. Y para completar el espectro de lo inentendible, hay que decir que
el gobernador, Omar
Perotti, se enteró a través de la televisión. Otra ausencia fue
la del sector privado cooperativo, que además de tener una presencia de décadas
en Santa Fe –que es cuna del cooperativismo–, es acreedor de Vicentin. Es
decir, estuvo la senadora Anabel
Fernández Sagasti, que estaba trabajando en este malhadado
proyecto –que es representante de la provincia de Mendoza–, y nadie de Santa
Fe.
Dentro del
gabinete nacional, más de uno quedó atónito. “Habíamos prometido otra cosa”,
dijo uno de sus miembros más conspicuos, quien con un dejo de amargura,
expresó: “Son las cosas de la señora”, en clara alusión a Cristina Fernández de
Kirchner.
“Vamos a defender
la soberanía alimentaria” fue una de las desafortunadas frases que pronunció el
Presidente. Fue una de las cosas que se decían por parte del Gobierno durante
el conflicto del campo por la Resolución 125. Por si alguien lo olvidó, eso
sucedió hace 12 años.
A ello hay que
agregar otra declaración inquietante del jefe de Gabinete, Santiago Cafiero,
quien en la semana fue prolífico en frases desafortunadas. “Hay muchas empresas
concursadas, pero no las vamos a estatizar a todas” (sic). Nótese que no dijo
no vamos a estatizar a ninguna más sino que no a todas.
Entre las
empresas más endeudadas con el Banco Nación, figuran las siguientes:
- Molinos Cañuelas debe 20 mil millones de pesos. El 20%
se lo adeuda al BNA. Y según las categorías del Banco Central, entra en el lote
de las número 5, que son las “irrecuperables”.
- Compañía Argentina de Granos, dependiente del Grupo
Navilli, debe 7.700 millones de pesos. El 40% es deuda con el BNA. Es Categoría
5.
- Ieasa (ex Enarsa) debe 11 mil millones de pesos. Es
categoría 5.
- ARSA (Alimentos Refrigerados SA) es una empresa que
Vicentin creó en 2016 como parte de su plan de expansión hacia nuevos rubros.
Le compró a Sancor el negocio de yogures, postres y flanes por US$ 100
millones.
- Impsa metalúrgica de Pescarmona en Mendoza debe 3.800
millones de pesos y el 80% le corresponde al BNA. Es categoría 5.
¿Serán estas
firmas las próximas a ser estatizadas?
Todo ha sido
hecho de manera tan desprolija que hasta el mismísimo Guillermo Moreno salió a
darle al Presidente una lección de derecho administrativo.
Hasta Guillermo Moreno le dio una clase de derecho administrativo al
Presidente.
La reacción de la
ciudadanía de Avellaneda y Reconquista debería ser para el Gobierno una
advertencia. La designación del subinterventor, Luciano Zarich, también trae
malos recuerdos. El colega Matías Longoni fue víctima de una patoteada por
parte de Zarich, a quien mencionó en una investigación periodística en 2015 por
la emisión de los Registros de Operaciones de Exportación (ROE) a empresas
truchas.
Dato curioso:
cuando Aníbal Fernández se sentía ya como gobernador de la provincia de Buenos
Aires, hizo en el Teatro Argentino de La Plata la presentación de su futuro
gabinete. Entre los postulantes a ocupar cargos estuvieron Zarich y el
interventor designado, Gabriel Delgado.
La situación de
Vicentin y los préstamos que recibió por parte del Banco Nación tienen que ser
investigados a fondo. Esa investigación debe incluir los préstamos otorgados a
la empresa durante el kirchnerato.
El trasfondo de
toda esta operación tiene de oscuros nubarrones toda la gestión de Alberto
Fernández. La aparición de Eduardo Duhalde, criticando fuertemente al
Presidente no es un dato menor. Como tampoco lo fue el de las críticas de
Roberto Lavagna. Ambos son hombres de consulta de Alberto Fernández.
El hecho ha
encendido las alarmas de todos los sectores empresariales con los que el
Presidente se había reunido una semana atrás.
Las ideas que expresó
tanto AF como la senadora Fernández Sagasti, en el sentido de buscar imponer la
soberanía alimentaria forman parte de una concepción ideológica que atrasa,
como la mayoría de las concepciones ideológicas del kirchnerismo y las de sus
oponentes. La Argentina parece condenada a una dirigencia llena de clichés y,
por ende, pendular y carente de planificación y previsibilidad. Esto incluye,
obviamente, a parte de quienes integraron el gobierno de Mauricio Macri, de
catastróficas consecuencias económicas y sociales.
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