Aguante
el optimismo…
Macri
pide esfuerzo, Peña arma el credo y Vidal advierte y teme. Viejos pleitos.
© Escrito por Nelson Castro
el sábado 30/03/2019 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires.
Las encuestas con números
de victoria que, en modo desafiante, Marcos
Peña solía enrostrarle a
cuanto circunstancial interlocutor encontraba, ya forman parte del pasado. Hoy
en día, ninguna encuesta presagia un triunfo del Gobierno. Las
encuestas que se conocen –y también las que no se hacen públicas– la ubican por
delante a Cristina
Fernández de Kirchner. A
muchos sorprenderá esta vigencia de la ex presidenta. A nadie debería
sorprender, en cambio, la caída imparable de la imagen y de las chances
electorales de Mauricio
Macri, a quien se lo ve
desbordado por la situación.
El “le pido a la gente
que aguante” que lanzó hace unos días pareció más que una consigna, una
apelación dramática a la gente que lo votó. No entiende que es muy difícil
que pueda aguantar aquel a quien le falta el plato de comida diaria para sí y
para su familia. El 32,9% de pobreza que dio a conocer el Indec el
jueves pasado fue y es una cachetada, interpelante primero para el Gobierno
y después para toda la clase dirigente política, empresarial y sindical. En
este aspecto, Macri fracasó rotundamente. “Quiero que me juzguen
por lo que hice con la pobreza” –supo decir al comienzo de su gestión–. En
cumplimiento de esa consigna, es de estricta verdad afirmar que el Presidente
fracasó, como también fracasó la ex presidenta a lo largo de sus ocho años de
gestión. Y no es aventurado que fracasarán los que vengan después del
10 de diciembre próximo –sea Macri, CFK o quienquiera– si no se logran acuerdos
políticos concretos.
Acuerdos
y desacuerdos. Las
dirigencias argentinas deberían estudiar en profundidad el contexto del pacto
de la Moncloa que consolidó la democracia en España. Ese pacto no nació de un
enunciado de corrección política académicamente aceptado por las dirigencias.
Ese pacto surgió de una extrema necesidad a la que había llevado una crisis
económica profunda. Y ahí todos comprendieron que sin acuerdos básicos, y sin
una voluntad firme de cumplirlos por parte de todos los signatarios, el
futuro de España era tan ruinoso como lo había sido el pasado franquista que
había dejado atrás. Todos cumplieron su parte y respetaron su compromiso y
España despegó. Nadie de los que ha ejercido el poder en la Argentina
democrática renacida en 1983 se preocupó por aprender esa lección. Las dos
excepciones fueron Raúl
Alfonsín y Eduardo
Duhalde.
Vidal
mide bien en Provincia, pero a nivel nacional tracciona lo mismo que Macri.
María
Eugenia Vidal sigue
disgustada con el Presidente y su entorno. Por si alguien no lo sabe, el
entorno presidencial es Peña, cuya exposición del miércoles en el Senado dejó a
más de uno boquiabierto. Se entiende: en muchos tramos de su
presentación habló de un país que, claramente, nada tenía que ver
con la Argentina de hoy.
La gobernadora de la
provincia de Buenos Aires acaba de producir un hecho que marca distancia con el
Presidente: el acuerdo con los docentes. Los que conocen en
detalle la trama de las negociaciones del año pasado con los docentes, señalan
coincidentemente que Vidal tenía el dinero para satisfacer las demandas
de los gremios. Fue su decisión de no desairar a Macri, que a los cuatro
vientos ponía límites a las negociaciones paritarias con los docentes,
lo que impidió ofrecerles ese algo más, que hubiese permitido bajar la
conflictividad a niveles mínimos.
Vidal está también
enojada por el escandaloso hecho de ser espiada por la Agencia
Federal de Inteligencia (AFI). Quien está a cago de ese organismo es Gustavo
Arribas, alguien que es muy
cercano al Presidente. Hubo una reunión a puertas cerradas que tuvo Mauricio
Macri con Larreta y María Eugenia Vidal cuando surgió el tema del
espionaje. No pueden ser socios estratégicos y espiarse mutuamente.
Eso puso un manto de duda en la relación Provincia-Nación, hecho que no hace
más que incentivar las ya diferencias importantes que tenían con Marcos Peña y
Macri en el manejo económico. En la provincia de Buenos Aires son más
acuerdistas. Por eso, avanzaron con la paritaria docente, tratando de
mostrar un modelo de gestión diferente y en lo político también, ya que la
relación con los radicales es más razonable.
En el retiro espiritual con
su equipo de este fin de semana abundó la preocupación. La derrota es
una posibilidad que cada día toma más cuerpo.
La semana estuvo atravesada
por rumores de cambio de nombres en el gabinete. El Gobierno carece de
figuras de prestigio y peso políticos en el área económica. Macri lo hizo. En
las redes abundan los comentarios despectivos de funcionarios del Gobierno
hacia Nicolás
Dujovne y Guido
Sandleris.
Cálculos. La usina del desdoblamiento vuelve a salir desde La
Plata, en realidad Macri no quiere dejar la Presidencia, porque él no
quiere dejar el lugar. Hay una preencuesta de Isonomía que está
midiendo Macri-Vidal y da prácticamente igual Macri en Nación- Vidal en la gobernación,
porque Vidal no mide bien a nivel nacional, mide muy bien en la Provincia, pero
a nivel nacional tracciona lo mismo Macri presidente-Vidal gobernadora.
El Gobierno sigue embretado
en la lucha con el dólar, tanto el riesgo político como el riesgo propio del
sistema financiero argentino –cuando el Banco Central es el principal deudor de
todo el sistema bancario argentino–, no hace otras cosa que agregarle más
riesgo a los problemas que ya tiene la Argentina.
Cambiemos está pasando por su peor momento, no tienen conducción de
la crisis, están corriendo detrás del dólar en lugar de plantear una agenda
política de conducción y generación de expectativas. Cayeron en la
trampa de dólar-tasa-tasa-dólar y la conducción debería estar más allá de esta
coyuntura fatal.
El Gobierno ofrece un
futuro de sangre, sudor y lágrimas. Es lo que Sir
Winston Churchill le
prometió a sus conciudadanos en las horas difíciles de la guerra. Y el pueblo
lo votó. No parecería estar ocurriendo eso con Macri hoy en día.
Producción
periodística: Lucía Di Carlo.
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