Tuiteros para zafar del triple crimen…
Primera aclaración, obvia: fui el único periodista que le ganó, no uno,
sino dos juicios penales a Aníbal Fernández, uno que me hizo por vincularlo con el narcotráfico y el otro por
responsabilizarlo del triple crimen de General Rodríguez en 2008.
Segunda aclaración, fui el único que logró entrevistar a Sebastián Forza
antes de que lo asesinaran. Fue en mayo de 2008. De ese encuentro pueden dar
fe, no solo la grabación de la entrevista, oportunamente entregada el fiscal
Carlos Stornelli, sino también los testigos del encuentro: su supuesto
testaferro Pablo Florentín y su “guardaespaldas” Julio César Pose.
© Escrito por
Tomás Sanz el martes 02/02/2016 y publicado por Tribuna de Periodistas de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Todo lo antedicho me ha enfrentado, de manera feroz, con el ex jefe de
Gabinete, Aníbal, quien me hostigó de toda manera posible y me obligó a venir a
vivir a Mendoza… por mi seguridad personal.
Los años fueron pasando y la justicia comprobó todas y cada una de las
afirmaciones que hice, no solamente respecto del expediente de los remedios
truchos, sino también sobre la ruta de la efedrina y el triple crimen. En todos aparece complicado Aníbal, por
infinidad de elementos.
Lo único que permitió
que el ex jefe de Gabinete no terminara complicado fue que el kirchnerismo le
dio un paraguas protector muy fuerte.
Sin embargo, ese escudo se terminó el preciso día que Cristina Kirchner
dejó el poder. En el mismo acto, dos jueces Federales, María Romilda Servini de
Cubría y Ariel Lijo, decidieron reimpulsar sendos expedientes judiciales que lo
complican: la ruta de la efedrina y el triple crimen.
Ni lerdo ni perezoso, Aníbal inició una estrategia desesperada, que dio
inicio con la triple fuga del 27 de diciembre pasado (incluyó un “acting” en
televisión) y sigue ahora a través de las redes sociales. Lo primero le salió
mal; lo segundo… también.
Para lograr su estrategia mediática, Aníbal “adornó” a un grupo de
profesionales para que asegurasen que él no era la “Morsa” de la cual hablan
todos los testigos en el expediente del triple crimen.
Parte de ese teatro, pudo verse a principios de enero en el canal de
Cristóbal López C5N, donde un grupo de abogados de baja estofa aseguró que el
agente de la ex SIDE Julio Pose era en realidad la persona que aparece con ese
mote en la Justicia.
Una digresión:
lamentablemente para Aníbal, el fiscal Germán Pollicita tiene nueve pistas que conducen hacia él y sus vínculos, no solo
con la ruta de la efedrina, sino también con los asesinatos de Forza, Ferrón y
Bina.
Dicho esto, prosigo: el ex jefe de Gabinete contrató a un grupo de tuiteros
de dudosa reputación para que hicieran lo propio. Es decir, para que impulsaran
la loca teoría de que él no es la “morsa”, sino alguien más. Al mismo tiempo,
los instruyó para que desprestigiaran de alguna manera a quienes habíamos
logrado poner a Aníbal bajo la incómoda luz de los cuestionamientos.
De pronto, empezó la locura: cuatro tuiteros crearon varias veintenas de
cuentas “truchas” y empezaron un diálogo de sordos entre ellos mismos. Al mismo
tiempo, empezaron a atacar a colegas de la talla de Jorge Lanata, Nicolás
Wiñazki, de Clarín, y otros.
Los inventos fueron de lo más insólitos: a mí, en lo personal, me acusaron
de ser “maricón”, de “gordo” y de tener un hijo adicto. No es chiste, los tuits pueden verse aún en la web.
Luego, ante mi desinterés por esos ataques, me acusaron de secuestro de
menores —tampoco es broma— y de haber sido pagado por Gabriel Brito —implicado
en su momento en la mafia de los remedios y luego sobreseído—, para salpicar a
Aníbal (Aún me pregunto en qué lo beneficiaría a Brito esta situación).
Para darle algún tipo de
credibilidad a esa infamia, crearon una conversación privada en Photoshop que,
de tan obvia, es ridícula.
Lo que no previeron los imbéciles que iniciaron la movida —más adelante
aporto sus nombres— es que mis notas contra Aníbal empezaron en 2004 —algo de fácil comprobación— y a Brito lo conocí recién cinco años más
tarde, en 2009, algo también fácil de verificar. De hecho, uno de los
implicados en esta trama, Faracovi, tiene más conversaciones con Brito que yo.
Allí le confiesa su cercanía con la “narco morsa” y hasta le dice: “Fui yo quien le proporcionó a Aníbal todos
los vídeos del juicio del triple crimen”.
Volviendo al tema: aún si fuera real la conversación que publicaron en
Twitter, se trataría de una cuestión privada, y la intrusión y divulgación de
la misma es un delito tipificado en el Código Penal. Algo que bien conoce uno
de los protagonistas de esta historia, justamente por haber estado preso a
causa de hackear correos electrónicos y comercializar su contenido.
En tren de difamar, han dicho cualquier cosa: que no tengo título de periodista, que nunca le gané ninguna querella a
Aníbal Fernández, que me abandonó mi abogado. Casi una discusión de jardín
de infantes, que denota la ignorancia de los muchachos en cuestión. Aún así
aclararé a mis seguidores, que no son pocos:
1- De acuerdo al estatuto del periodista, Ley 12.908, no hace falta título
alguno para ejercer como tal. De hecho, no es una profesión sino un oficio
(artículo segundo de la ley, por las dudas). No obstante, trabajo hace más de
20 años como periodista, he sido docente en tres materias de la carrera y
escribí siete libros de investigación, tres de los cuales fueron “best seller”.
Por si fuera poco, tengo carnet profesional para ejercer como hombre de
prensa, otorgado por el Ministerio de Trabajo de la Nación (¿Lo tendrá alguno
de los que me atacan?):
2- Mi abogado es Alejandro Sánchez Kalbermatten, y sigue siéndolo en varios
expedientes (hablé hace minutos con él). Hasta que no renuncie a ellos, seguirá
siéndolo.
Por caso, uno de los implicados en esta nueva trama —IVG— lo contactó en
privado para intentar que me abandonara, pero solo encontró rechazo. Un
papelón.
Dicho sea de paso, ¿cuál sería el delito de que mi abogado me dejara?
3- Los documentos que prueban que le gané los dos juicios a Aníbal son los
siguientes y pueden corroborarse tranquilamente en sede judicial:
Inentendible…
Es curioso, porque ninguna de las acusaciones que me hacen son delitos, ni
civiles ni penales, son puras injurias.
Pedí públicamente a los que me hostigan que muestren un solo expediente
judicial que me complique. Nadie pudo hacerlo. No solo no tengo problemas con
la Justicia —salvo las querellas que me hacen los funcionarios y que siempre
termino ganando—, sino que tampoco tengo multas ni nada que se le parezca.
Vivo de mi trabajo como periodista, alquilo con dificultad un departamento
y tengo un Fiat 600 modelo 77. A su vez, me jacto de mi independencia y de no
haber trabajado jamás para el Estado. ¿Pueden decir lo mismo aquellos que me
acusan? Para nada. A saber:
-El primero de los acusadores se llama Ezequiel
Faracovi, especialista en estafas a través de agencias de viaje. La
primera, a mediados de 2013 cuando complicó a un
grupo de quinceañeras que querían viajar a Disney.
La segunda —y tercera, podría decirse—
fue elaño pasado cuando dejó un tendal de damnificados de Pehuajó y Bolivar a través de una nueva agencia
(trucha). Aún los padres recuerdan a Faracovi en estado catatónico repitiendo
incesantemente “las nenas van a viajar; las nenas van a viajar”.
Es curioso, porque Faracovi, que me acusa de negociar con Brito sobre la
base de un chat falso, le ofreció a este último una serie de “favores” a
efectos de aliviar la condición de la “narco morsa”.
En un largo chat, que Brito jamás desmentirá y que puede corroborarse
fácilmente, Faracovi confiesa: “Yo lo
quiero mucho a Aníbal y lo defiendo”. También admite: “Con 26 años no
llegue a donde llegue por boludo (sic)”.
Todo un megalómano… y un mitómano. Llegó a decir que María Eugenia Vidal
aumentó la recompensa por los fugados del triple crimen por un pedido de él.
Así, como suena.
-El segundo, es Cristian Minzer,
quien sí tiene denuncias penales por maltrato a su ex mujer. Un hombre
complicado por los estupefacientes, lo cual le ha traído graves problemas
laborales. En estas horas, a pesar de las denuncias que acumula, trabaja en la
Dirección del Niño en la Ciudad de Buenos Aires.
Oportunamente, le hice
cerrar su cuenta de Twitter, luego de que me atacara con epítetos que
fácilmente le valdrían una sanción al en el INADI.
Tiempo después sacó una nueva cuenta, ya sin su nombre. Nada mejor que el
anonimato, claro. Desde allí opera, atacando a los periodistas honestos y
defendiendo a Aníbal Fernández, quien lo tiene a sueldo.
4- Luego, aparece todo un personaje: Iván
Germán Velázquez, célebre por haber purgado prisión en Uruguay, luego de
que lo pescaran vendiendo información robada del correo electrónico de famosos.
A ese expediente se le suman otros, un par de ellos por amenazas. Un verdadero
criminal. No hace falta que me crean, solo busquen sus antecedentes penales.
Velázquez (que en Twitter se hacía llamar Mao Perón y ahora Aníbal
Gordon) es el encargado de la operación más insólita: decir que la “Morsa”
es Alberto Fernández… o Alejandro Granados. Cualquiera le viene bien, mientras
Aníbal pague, como hizo en su momento cuando hackeaba mails para este y quedó
demostrado judicialmente.
Aunque hoy asegura que es inocente, en una de las entrevistas que le hice, Velázquez me confesóque sí había hecho lo que se le endilgaba; esto es, robar mails y
venderlos al mejor postor.
En esos días, era una de mis tantas fuentes de información oficiales.
Parecía valioso y todo, hasta que un día me hizo una trapisonda imperdonable y
no le creí más: me quiso hacer publicar mails truchos de la periodista Nora
Veiras, de diario Página/12.
Los había armado él
mismo, y allí aparecían conversaciones inverosímiles entre la colega y el ex
espía Antonio Stiuso. Era una operación para golpear a este último que nunca
funcionó.
Lo interesante del caso es que Velázquez siempre utilizaba un mail al que
consideraba seguro para hacer sus movidas: ivanvelazquez@hushmail.com. Tengo
infinidad de correos que me envió para demostrarlo.
Pero el punto es otro: desde esa misma cuenta de correo surgieron las
amenazas de muerte contra Nisman, poco antes de que apareciera sin vida, como
puede verse en el siguiente documento:
Hay otros mails similares, que reposan en el juzgado del magistrado federal LuisRodríguez —algunos aportados por mí—, con un dato inquietante para
Velázquez: se comprobó que los correos fueron enviados desde Uruguay, el mismo
lugar desde donde se encuentra prófugo de la Justicia desde hace años.
5- El último personaje de la trama es uno de los más peligrosos, por su
inestabilidad emocional y psíquica: se trata de Clarisa Ercolano, disfrazada de periodista pero con fuertes nexos
con los servicios de Inteligencia vernáculos. Por ese motivo, fue echada de
todos los medios en los que supo trabajar, el último MDZ On Line de Mendoza, donde se fue en medio de un escándalo que
contaré más adelante, con la documentación pertinente.
Es la “novia” del ya mencionado Minzer y lo más cercano al periodismo que
ha hecho es un libro —pagado y operado— para despegar a Mauricio Macri de la
causa de las escuchas ilegales.
Hoy está al frente de un portal que se dedica a las operaciones de prensa
más asombrosas que uno pueda imaginar, dos de ellas obvias: blanquear al bribón
de Velázquez; la otra, despegar a Aníbal de la causa de la efedrina y el triple
crimen, donde le espera segura prisión antes de junio, como aseguran en ámbitos
judiciales.
Colofón…
¿Qué agregar? Estamos por un lado aquellos que luchamos contra el
narcotráfico y desnudamos a tipos con Aníbal Fernández, con todo lo que
implica, incluido el peligro.
Luego, están estos tipos, que se han alineado con el “narco morsa” sin
dejar lugar a dudas. Quiero decir, no lo hacen solapadamente, sino
abiertamente. Lo hacen por dinero, desde ya, de eso viven.
Prefieren estar a las
órdenes narcotráfico, que mata jóvenes y no tan jóvenes cada día y destroza
familias, que hacer las cosas bien.
Optan por atacar, no a quien ha robado del Estado durante años y metió el
crimen organizado al país, sino a quien vive de un sueldo privado, sin chupar
la teta estatal, y solo se dedica a hacer un trabajo honesto. Está clara la
situación, ¿no?
No me interesan sus embestidas, de hecho los he bloqueado a todos y no se
qué dicen, solo me preocupa la acción de Aníbal, un tipo más peligroso de lo
que parece.
Todos estos idiotas útiles, a quienes perseguiré uno a uno incluso en la
justicia, no merecen atención de nadie. Sus tuits no tienen retuits de nadie,
solo de sus propias cuentas fakes. Nadie les responde, y los pocos que lo hacen
es para cuestionarlos.
Yo tengo toda una carrera profesional, con varios libros de investigación
publicados en los últimos 20 años y el orgullo de ser uno de los periodistas
más citados en libros sobre crimen y narcotráfico.
Como dije, no tengo una sola causa judicial que me complique, mientras que
algunos de ellos han estado incluso en prisión (con detalles escabrosos que
revelaré en el futuro). ¿Cómo pueden señalarme, pues?
Hay una cuestión que cae de madura: si
mis acusaciones contra Aníbal fueran falsas, hubiera perdido los dos juicios
penales que me hizo, como les ocurrió a todos los periodistas que este
querelló. Ello no ocurrió, ergo… nadie puede desmentirme.
Respecto del mote de "Morsa", baste ver qué dicen en las redes
sociales aquellos que votaron en la encuesta que hice ayer:
Antes de terminar esta
nota, tengo un último cuestionamiento para con Macri, quien aún hoy no ha
podido explicar por qué tiene a un tipo del riñón de Aníbal y con severas
denuncias penales trabajando en el Consejo del Niño. Se trata de Cristian
Minzer, con CUIT 20-21957166-7 y ficha 431.646.
No hay mucho más que decir: mientras termino de escribir estas líneas,
Elisa Carrió termina de dar una conferencia de prensa explicando los detalles
de una denuncia que hizo contra Aníbal por haber mandado a matar a Forza,
Ferrón y Bina en 2008.
El escrito cayó en el juzgado de Ariel Lijo, quien ya venía investigando a
la “narco morsa” por una cuestión similar. Es lo único que precisaba el juez
para terminar de avanzar contra Aníbal.
Si algo de todo lo que digo en esta nota es falso, espero las querellas
correspondientes. Veremos si alguien se atreve... (Continuará).
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