Mostrando las entradas con la etiqueta Washington Uranga. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Washington Uranga. Mostrar todas las entradas

sábado, 14 de junio de 2025

¿Quién es el nuevo Papa? - Nueva era en el Vaticano - León XIV, en el nombre de Francisco… @dealgunamanera...

¿Quién es el nuevo Papa?
Nueva era en el Vaticano - León XIV, en el nombre de Francisco…



Roma. Presentación del nuevo papa ante sus fieles en la basílica de San Pedro, este 8 de mayo. Fotografía: Getty Images.

El pontífice Robert Prevost, estadounidense y con nacionalidad peruana, se perfila para continuar el legado del argentino. Su formación religiosa, las primeras señales y la extensa agenda que le espera.

© Escrito por Washington Uranga el sábado 10/05/2025 y publicado por la Revista Acción de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

Robert Francis Prevost (69 años), León XIV según el nombre escogido como pontífice, es el nuevo papa de la Iglesia católica. Nació y se formó en Estados Unidos, pero su personalidad religiosa se forjó en Perú desde que se instaló, para diferentes tareas, desde 1985 hasta ser nombrado, en 2015, como obispo de Chiclayo. También tomó la nacionalidad peruana. «Soy peruano. Porque uno no es de donde nace… sino de donde entrega el alma», dice de sí mismo este cura que no perdió su sencillez –afirman quienes lo conocen– a pesar de sus pergaminos académicos que incluyen una tesis doctoral y la facilidad para comunicarse en seis idiomas.  

Una monja peruana que compartió con él misiones religiosas lo describe así: «La historia de Robert Prevost es un testimonio silencioso de que no se necesita haber nacido en una tierra para pertenecerle. Él no conquistó un país. Se dejó conquistar por su gente. No vino a imponer, vino a escuchar. Y eso fue lo que lo convirtió en uno de nosotros».

En los pequeños pueblos peruanos en los que realizó su tarea sacerdotal lo conocieron como «el padre Robert». Hasta que en 2014 Francisco lo nombró obispo y en 2022 prefecto (ministro) de la estratégica Congregación para los Obispos en el Vaticano. Allí pasó a formar parte del grupo de los más estrechos colaboradores del papa argentino. Una vez por semana –dos horas cada sábado por la mañana, según el mismo lo admitió– se sentaba con Francisco para definir temas relativos a su función, pero también para dialogar sobre la Iglesia, la sociedad y el mundo. Los dos se conocían desde que Bergoglio era arzobispo de Buenos Aires, antes de su elección como pontífice. 

Más allá de otras consideraciones, el resultado de la elección (por más de dos tercios) en la capilla Sixtina dejó en claro que los ultraconservadores que tanto conspiraron contra Bergoglio no lograron sumar votos a la hora de imponer un candidato que modificara el rumbo que el argentino le imprimió a la Iglesia. Tampoco pudieron bloquear la elección de un «bergogliano» como Prevost. El resultado habla también del peso que la Iglesia latinoamericana tiene en el catolicismo. 


En sintonía. Junto a su antecesor, con quien tuvo una relación muy cercana. Fotografía: NA.

Signos

La pregunta acerca de si el nuevo papa dará continuidad al proceso de reformas y aperturas iniciado por Francisco comenzó a responderse en el mismo momento en que pronunció las primeras palabras desde los balcones frente a la plaza de San Pedro.

El nombre escogido por el papa es una referencia. Lo fue con Bergoglio cuando eligió nombrarse Francisco, por Francisco de Asís, el santo de los pobres que amaba la naturaleza. León XIII (1810-1903), que inspiró al nuevo papa, fue un pontífice católico que escribió la encíclica Rerum Novarum, «Sobre la situación de los obreros», que ha dado base a la doctrina social de la Iglesia con eje en la justicia social.

En su primera alocución ante los fieles reunidos en San Pedro, León XIV dio gracias por el legado de Francisco y retomó, por lo menos en títulos, los grandes hitos de su gestión: la paz, los pobres, el diálogo, construir puentes.

En febrero pasado, Prevost tuvo palabras de elogio hacia Francisco por la carta que entonces envió a los obispos de Estados Unidos «sobre la importancia de estar cerca de los que sufren y de tener el corazón de Jesucristo», cuando el Gobierno de Donald Trump puso en marcha el programa de deportación masiva de inmigrantes ilegales y refugiados. Y en reiteradas ocasiones, siendo cardenal, el ahora papa refrendó los señalamientos críticos de Francisco respecto de la crisis ambiental y su llamado al «cuidado de la casa común».

Habrá que esperar todavía para saber si León XIV, además de los llamados a la paz, continuará con la actitud proactiva de Francisco en gestos, comprometiendo al Vaticano en negociaciones para aproximar a las partes y terminar con los conflictos y las guerras en el mundo. También si proseguirá el acercamiento con China, una cuestión central dentro de la estrategia de Bergoglio.

Otro signo. De la misma manera que lo había hecho Francisco en similares circunstancias, ahora Prevost se dirigió en italiano a la multitud reunida en San Pedro. El papa es obispo de Roma y las romanas y los romanos son su feligresía. Pero se reservó apenas un minuto para saludar en español a quienes, en su momento, lo acogieron como uno de los suyos en Chiclayo (Perú). 

Respecto de la iglesia, el papa habló de «una Iglesia sinodal, una Iglesia que busca siempre la paz, que busca estar junto a aquellos que sufren».

A nivel institucional, a León XIV le queda una extensa agenda para abordar. La iglesia sigue sin encontrar solución a problemas de abusos protagonizados por sus ministros en distintas partes del mundo. Fue este uno de los factores que llevó a Benedicto XVI a su renuncia. Francisco avanzó, pero lejos estuvo de resolverlo. Por otra parte, la Iglesia católica, el Vaticano en particular, atraviesa graves problemas financieros y los poderes económicos corporativos no están dispuestos –como sí lo hicieron en otros momentos– a contribuir con fondos a una institución que no repara en críticas hacia el sistema desigual que rige en el mundo.  

Hay otros temas que necesitan soluciones. Si bien el proceso sinodal abrió a mayor participación, las mujeres, que aumentaron su presencia en la vida de la Iglesia, siguen sin poder acceder a los ministerios ordenados (el diaconado y el sacerdocio) y las vocaciones religiosas son cada vez más escasas, mientras se mantiene el celibato obligatorio para los sacerdotes. Si el papa León decide, como en principio todo lo indica, la continuidad del proceso sinodal, estas cuestiones y otras aparecerán en las próximas asambleas sinodales. Entre tanto, el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, el arzobispo Marcelo Colombo, quien conoció personalmente a Prevost, primero como obispo en Perú y luego en sus funciones como cardenal en Roma, sostiene que su elección como León XIV debe entenderse como «la manera de profundizar con características propias la huella trazada por Francisco».




jueves, 24 de abril de 2025

Adiós al papa Francisco… @dealgunamanera...

Adiós al papa Francisco. Referente religioso, político y cultural…

Francisco instaló desde el Vaticano una agenda destinada a exponer los problemas del mundo, entre ellos, las migraciones, el cambio climático, las guerras y la deuda externa. El legado del papa argentino y los interrogantes sobre su sucesión en la nota de la semana de Revista Acción. 

© Escrito el miércoles 23/04/2025 por Washington Uranga y publicado por la Revista Acción de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

Murió el papa Francisco. Difícil habría sido imaginar el 13 de marzo de 2013, cuando Jorge Bergoglio fue proclamado como máxima autoridad de la Iglesia católica, que este porteño nacido en el barrio de Flores y que siempre se siguió reivindicando como «cuervo» por su identificación futbolística con San Lorenzo, se convertiría en poco tiempo en uno de los máximos referentes del universo político, religioso y cultural a nivel mundial. Podrá decirse que esto sucedió –sin duda– en un escenario en el que la crisis de referentes es evidente, y el avance de las ideas conservadoras es notoria en buena parte de los países, mientras el poder económico se concentra en el capitalismo de plataformas y la sobreexplotación de los recursos naturales no se detiene ante la voracidad de la acumulación de riquezas.

Pero habrá que reconocer también que el papa argentino instaló desde el Vaticano una agenda destinada a exponer los problemas y las atrocidades del mundo presente. Por eso su primera salida de Roma fue a Lampedusa, para encontrarse allí con los inmigrantes ilegales que llegan hasta Europa buscando una tabla de salvación. Fue el primer gesto de Bergoglio para con «los descartados» del sistema, como él los ha denominado en varias oportunidades.

La posición de Francisco –que se podría considerar, de alguna manera, su «plan de gobierno» al frente de la Iglesia católica– quedó expresada en sus discursos y alocuciones públicas, también en sus gestos, pero estuvo condensada y sistematizada en dos de sus encíclicas: Laudato si, sobre el cuidado de «la casa común» y Fratelli tutti, sobre la sociedad y la convivencia humanas.

En medio de conflictos. 

En la primera, Bergoglio planteó la corresponsabilidad de todas y todos en el cuidado del mundo en que vivimos. Denunció las consecuencias del cambio climático ocasionado por el modelo económico dominante, al que criticó con dureza basado en fundamentos y precisión técnica. En la segunda se centró en la necesidad de la fraternidad entre las personas, la advertencia sobre las migraciones masivas, los pobres y descartados del mundo, condenando las guerras y su infinita capacidad destructora. 

En todos los casos el papa propuso «la cultura del encuentro», que definió como diálogo en la diferencia y entre diferentes, como manera de crear y definir alternativas al costado de los modelos económicos y políticos dominantes.


A lo largo de su pontificado, Francisco repitió estas mismas ideas en centenares de encuentros con dirigentes, autoridades y jefes de Estado de todo el mundo. También lo hizo con los líderes de las religiones monoteístas a partir del convencimiento de que estas tradiciones religiosas tienen que contribuir a la construcción de alternativas de paz en un escenario en el que –según sus propias palabras– asistimos a una guerra mundial montada en pequeños o medianos conflictos armados de orden regional por motivos territoriales, étnicos, raciales o económicos. 

En esta búsqueda, Bergoglio decidió involucrar a la estructura institucional de la Iglesia católica. Para hacerlo tuvo que cambiar reglas de juego y también personas en el Vaticano. La Santa Sede desempeñó un papel más activo en los foros internacionales y en los organismos multilaterales donde se debatió sobre el cambio climático, pero también sobre migraciones o sobre la deuda externa. El propio Vaticano, a través de la Academia Pontificia de Ciencias, se ofreció como escenario para estos intercambios. La Iglesia se comprometió –no siempre con éxito– en mediaciones frente a conflictos tales como el de Rusia y Ucrania e Israel y Palestina, para mencionar tan solo dos. Y fue el propio Francisco el que intervino para acercar posiciones entre Estados Unidos y Cuba buscando disminuir el impacto de la agresión que implica el bloqueo al país caribeño.

En Bolivia. Francisco en su visita de julio de 2015, donde ofreció un recordado mensaje en favor de la justicia social. Fotografía: Getty Images


Las tres T.

No contento con lo anterior, Francisco se convirtió en un líder en defensa de los derechos humanos y vocero de los pobres y descartados. Para ello buscó una alianza con los movimientos sociales de todo el mundo, empoderándolos en sus reclamos. Un hecho sumamente significativo, en lo simbólico y en lo político, ocurrió con ocasión de su visita a Cochabamba (Bolivia), el 9 de julio de 2015. Allí el papa se presentó ante un auditorio plural de los movimientos sociales y los animó a ser protagonistas del cambio social sobre la base de su consigna de «las tres T: tierra, techo y trabajo». De allí en más, sin distinción de tipo religioso, los movimientos sociales fueron asiduos invitados a los debates y las iniciativas en favor de la justicia social promovidas por el sumo pontífice.

Fue su permanente defensa de la justicia social lo que llevó a Bergoglio a los mayores enfrentamientos discursivos con el presidente Javier Milei, quien rechaza ese concepto como categoría y como práctica, por considerarlo una aberración y un robo para quienes tendrían que ceder parte de las riquezas acumuladas para garantizar la sobrevivencia de los más pobres.


También puso en práctica cambios en la institución católica, cuya credibilidad estaba seriamente afectada por los casos de abusos, de pedofilia y de corrupción financiera. Francisco reformó el funcionamiento de la curia y estableció sanciones. Ydio el debate definiendo una «iglesia de puertas abiertas», incorporando a las mujeres a los puestos de mando y acogiendo también a los homosexuales y a las diversidades de género. En este frente interno encontró resistencias de todo tipo: de los ultraconservadores en lo doctrinario, pero también de quienes delinquieron amparados en el poder eclesiástico. 

Una pregunta que resuena en el aire y que se hace mucha gente, católicos o no, es si la renovación y la perspectiva humanista basada en derechos de la que ha sido abanderado Francisco tendrá continuidad en la Iglesia católica tras la elección de un nuevo pontífice. Es un interrogante que hoy no tiene respuesta, porque a pesar de las previsiones tomadas por Bergoglio para asegurar en el cónclave elector a un grupo de cardenales afines a su perspectiva, esto no resulta hoy asegurado. Habrá que esperar entonces que las ideas y las propuestas sembradas por Francisco florezcan no solo en la Iglesia, sino más allá de sus límites, en otros espacios de la sociedad y para bien de la humanidad.



​​​

domingo, 21 de enero de 2018

Algunos le tienen miedo al Papa… @dealgunamanera...

Algunos le tienen miedo al Papa…


El presidente de la Conferencia Episcopal dice que es “absolutamente mentiroso” decir que el viaje a Chile fue un fracaso. El obispo Oscar Ojea critica duramente la cobertura del viaje de Francisco.

 Para Oscar Ojea, “existe una decisión de escamotear su mensaje”.

© Escrito por Washington Uranga el domingo 21/08/2017 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

De regreso de Chile, donde acompañó al Papa en su viaje pastoral, el obispo Oscar Ojea, presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, se mostró molesto con la presentación que los medios de comunicación han hecho de la gira papal. “Todo lo que tiene que ver con presentar la visita como un fracaso por la falta de gente es absolutamente mentiroso” aseguró el obispo en diálogo con Página/12. A su juicio la estadía de Francisco en Chile fue “sumamente positiva, una verdadera fiesta, una fiesta popular”.

Respecto de la forma como se informó sobre la gira papal el obispo de San Isidro dijo tener la sensación de que “algo estaba armado” y “mi impresión es que existe una decisión de escamotear el mensaje del Papa”. Sensiblemente preocupado Ojea afirmó que “al Papa se le tiene miedo, se le tiene miedo a su liderazgo y a su capacidad de aglutinar a las personas en torno a sus ideas y a su figura”.

“Yo lo viví desde adentro” dijo el obispo, y “puedo dar testimonio de los alcances extraordinarios de la presencia de Francisco, de su vínculo con la gente, lo que se disfruta. Sin embargo, agregó, “hay personas que escamotean los temas como si hubiese un mandato de no ponderar demasiado al Papa. Siempre aparece un ‘pero’... es como si existiera la decisión de no dejarlo crecer”. Interpelado acerca de los motivos de esta situación Ojea insistió en el hecho de que el Papa reúne multitudes detrás de sí. “¿Quién junta tanta gente hoy en cualquier país de América Latina?”, se preguntó. “Yo vi multitudes no solamente en los actos, sino en las calles. Decir que hubo poca gente es una visión miope. Yo viví una fiesta, una fiesta popular”, subrayó.

Respecto de las críticas y las objeciones que se han formulado al Papa durante su reciente gira, el obispo Ojea aseguró que “no se deja pasar el mensaje de Francisco, se lo escamotea, se lo esconde y, mientras tanto, se pone el foco en si el Papa saludó o no al presidente electo Sebastián Piñera o si es pertinente o no que alguien tenga que esperar mucho tiempo en una calle para ver al Papa pasar”.

Ojea aceptó referirse también a las críticas que el Papa recibió de parte de algunos católicos que reclamaban la destitución del obispo de Osorno, Juan Barros, acusado de complicidad con abusos contra niños, niñas y jóvenes cometidos por el sacerdote Gustavo Karadima. Bergoglio pidió públicamente perdón por el tema, recibió a las víctimas, pero se mostró molesto con quienes acusan a Barros señalando que se trata de “una calumnia” y que no existen pruebas contra el obispo. Ojea dijo a este diario que “es cierto que en Santiago se reunió un grupo de unas cincuenta personas que se manifestaron con una pancarta pidiendo la destitución de Barros, pero este fue un tema que si bien tuvo gran presencia mediática no alcanzó ninguna repercusión popular”. Y razonó que “siendo esta una cuestión tan particular, con este sesgo informativo se pretende poner en jaque todo lo que ha trabajado Francisco y ha trabajado la Iglesia respecto de tolerancia cero en relación a los abusos. Es un tema doloroso, difícil, en el cual el Papa ha tenido posiciones muy claras. En el caso particular del obispo Barros no existen pruebas judiciales que lo incriminen”.

El obispo de San Isidro admitió que en ciertos sectores de la sociedad chilena existe malestar con la Iglesia, lo que llevó incluso al Papa a admitir en su reunión con los obispos que el solo hecho de presentarse con ropa eclesiástica puede hacerle pasar un mal momento a algunos sacerdotes en ciertas ocasiones. “Pero esta es la realidad” habría dicho Francisco en esa ocasión, pidiendo además a los obispos que “acepten esta realidad cultural y también la carga que significa para la Iglesia llevar sobre sus espaldas los errores cometidos en el pasado”.

Retomando su argumentación respecto del manejo que se hace del mensaje de Francisco, el obispo Ojea sostuvo que “siempre que hay algo importante en el mensaje papal, inmediatamente tiene que ser contrastado con algo malo, con algo negativo. No quieren dejarlo avanzar demasiado. Todo lo que tiene que ver con el mensaje a futuro, con la dignidad, se corre”. Según el Presidente de la Conferencia Episcopal “es verdad que es incómodo hablar de las explotaciones mineras en América Latina, es incómodo decir ante las mujeres detenidas que es preciso recuperar la dignidad, es incómodo defender los derechos de los pueblos originarios. Es incómodo pero el Papa lo hace y da un mensaje sobre estos temas que son incómodos para muchos”.