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domingo, 22 de enero de 2023

Alas de hielo… @dealgunamaneraok...

Alas de hielo… 


A 61 años del primer vuelo argentino al Polo Sur. 

El 6 de enero de 1962, los tripulantes de dos aeronaves Douglas DC-3 de la Aviación Naval Argentina completaron el primer aterrizaje de unidades de nuestro país en suelo antártico. La misión fue confiada a la Segunda Escuadrilla Aeronaval de Transporte que tenía asignada habitualmente la ruta Ezeiza-Ushuaia y estaban habituados a operar con mal tiempo, solucionando contingencias de todo tipo.

© Publicado el  viernes 06/01/2023 por el Periódico Digital Gaceta Marinera de la Ciudad de Punta Alta, Provincia de Buenos Aires, República Argentina. 

La travesía había iniciado tres meses antes, con vuelos de inspección sobre la zona. Previo a su expedición, las unidades matriculadas CTA-12 y CTA-15 instalaron equipos, esquíes y la unidad de Exploración y Reconocimiento Aero fotográfico, y se intensificó el adiestramiento de los pilotos en condiciones nulas de visibilidad.


La expedición fue comandada por el Capitán de Fragata Hermes Quijada (piloto) y formaron parte de la dotación de las dos aeronaves los capitanes de fragata Pedro Margalot y Rafael Checchi; los tenientes de navío Jorge Pittaluga (piloto), Miguel Grondona, Héctor Martini, Enrique Dionisi y José Pérez; el Suboficial Primero Edmundo Franzoni; el Suboficial Segundo Ricardo Rodríguez; el Cabo Principal Elías Gabino y el Cabo Primero Raúl Ibasca.

 

Las aeronaves de la Unidad de Tareas 8 despegaron el 18 de diciembre de la Estación Naval Río Gallegos rumbo al Cabo de Hornos. La velocidad era poca: las 32.000 libras de peso, sumadas a los vientos del sur y a la necesidad de ahorrar combustible no les permitió pasar los 115 nudos.


Luego de dos etapas previas con escalas en proximidades de la isla Robertson, sobre la barrera de hielos Larsen y en la estación científica de Ellsworth, lograron unir por primera vez ese punto del Polo Sur con el continente sudamericano. Llegó el 24 de diciembre y los expedicionarios fueron invitados por los camaradas de la base a pasar la Nochebuena con ellos.

El 26 de diciembre, despegaron nuevamente aprovechando la buena meteorología. Al volar sobre Bahía Austral, la Estación Científica Ellsworth apareció como una manchita negra que poco a poco fue aumentando de tamaño. La pista había sido bien señalada y a poco de aterrizar fueron recibidos por el personal de la estación.


Allí, los DC-3 tenían que reabastecerse de combustible para tener la autonomía suficiente para llegar al Polo Sur y regresar a la base. La maniobra fue pautada por radio mientras volaban desde Campbell.


Al volver el buen tiempo, la estación Polo Sur les comunicó que estaba listo a recibirlos. El 6 de enero, a las 13.05, despegaron nuevamente, mientras se abría a su proa una zona cubierta de grietas enormes. Se encontraban muy cerca al Polo Sur y la zona que sobrevolaban tenía una capa de hielo de casi 3.000 metros de espesor.


A las 21.15 los Douglas DC-3 liderados por el Capitán Hermes Quijada tocaron suelo en el Polo Sur. Entonces solo la bandera noruega de Amundsen, la inglesa de Scott y la norteamericana de la base daban testimonio del coraje del hombre. Ahora la celeste y blanca flameaba en el extremo sur del planeta.


Pasaron 61 años de que las alas navales argentinas alcanzaron el Polo Sur. Y en la distancia del tiempo, aquellas hazañas grabadas en la memoria de los protagonistas cobran una dimensión mayor como testimonio de la capacidad del hombre por desafiar sus propios límites.