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viernes, 1 de marzo de 2019

Mauricio Macri en el Congreso… @dealgunamanera…

Estamos mal, eso prueba que vamos bien…


Una hora clavada habló el presidente Mauricio Macri. Sería un ejercicio interesante (y masoquista) observar la pieza sin sonido. Se notaría, aún más, cuán envejecido está el mandatario incluso debajo de la gruesa capa de maquillaje. Se percibiría un rostro entre tenso y enfurecido, sin concesión a una sonrisa o a un rictus amable ni siquiera cuando aludió al futuro pum para arriba. Están pasando cosas y el lenguaje corporal las denuncia.

© Escrito por Mario Wainfeld - mwainfeld@pagina12.com.ar -el viernes 01/03/2019 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Con sonido, seguramente, la expresión más repetida fue “cambio profundo” con variantes mínimas. La cantidad de aplausos oficialistas, interminable. Una de las mayores ovaciones de las bancadas oficialistas premió al DNU sobre extinción de dominio, un desaire al propio Congreso. La incongruencia atañe a oficialistas de dos poderes.

Se vivieron momentos más psicóticos. Por ejemplo, cuando Macri enunció la reducción de la pobreza, la baja de la inflación, el crecimiento y la creación de empleo supuestamente sucedidos hasta 2018. Con subterfugios y gambeta corta, aceptó que ese cuadro es pasado, que el presente es distinto. Agreguemos: con indicadores deprimentes. A no mortificarse, martilló el mandatario, estamos sentando las bases, los cimientos, tendiendo puentes, construyendo futuro.

En los primeros minutos Macri situó el origen de los problemas argentinos más allá de la “herencia recibida”, los remitió a 70 años atrás, “son estructurales”. Pero consagró buena parte de la hora a fustigar al kirchnerismo con tópicos recurrentes como la relación exclusiva con Irán y Venezuela, la entrada al mundo.

El único anuncio importante fue la elevación de la Asignación Universal por Hijo este mes un 46 por ciento. Sería un aumento interesante si cumple la promesa.

Los silencios merecen nombrarse: no se nombró al Fondo Monetario Internacional (FMI), ni a las palabras “tarifas” o “dólar”. No se enunció ninguna reforma laboral grata al oficialismo. Ni mentó “derechos”, vocablo y concepto al que es refractario.

Hubo menciones en varios tramos a las mujeres, sus derechos, compartibles críticas al abuso. Estaban guionadas, son estimulantes igual. Pero cuando Macri interpeló a la Asamblea, legisladoras y legisladores, usó el vocativo “señores”, lejos del lenguaje inclusivo y aún del protocolo de los maestros de ceremonias old fashion (“señoras y señores”).

Macri enalteció a las Pymes y a la apertura de fábricas, cuando su política económica lleva al cementerio a las empresas chicas o medianas y a la industria.

El discurso urdió un hilo gánico, auto contradictorio. Todas las dificultades y tropiezos, propone el presidente, comprueban que se está yendo por el buen camino. Los retrocesos imprevistos acreditan la razonabilidad del rumbo. Reformula a Bernardo Neustadt, propagandista del menemismo: que estemos mal evidencia que vamos bien.

Tres lapsus freudianos alteraron la lectura. El primero cuando anotició que se están protegiendo las fronteras con el auxilio del narcotráfico. Había querido decir “ejército”, no es lo mismo. Las cámaras de la TV pública, rutinarias y atentas, obviaron mostrar al ministro de Defensa Oscar Aguad.

El segundo comentó la “radiación social” del Norte argentino, queriendo hablar de la solar.

La frase “viendo qué trabas podemos renovar” fue el tercero menos saliente pero acaso no menos confesional.

El desplazamiento de la realidad fue el hilo clave. Habló de un futuro hipotético, dudoso y eludió todo lo posible las menciones sobre el presente, tangible. Se difundieron o difundirán en estos días la reducción del Producto Bruto Interno, la inflación, los cierres de industrias. Quedaron afuera del radar.

Terminó in crescendo, como debe ser, dejando la sensación de ir a un combate. Refirió haber recibido mensajes de tres mujeres argentinas, pobres y felices, un clásico de la publicidad duranbarbista. Reconoció que “muchos van a pensar que están peor que hace años”. En una de esas no es que lo piensen sino que lo están.

Sin nada que mostrar, sin mejor herramienta que colisionar contra el kirchnerismo, el hombre que enfeudó el porvenir con una deuda externa colosal y delegó el manejo de la economía al FMI alegó haber dejado atrás la “imposibilidad de hacernos cargos de nuestros problemas nosotros mismos”. 

La disociación con la realidad constituyó, junto a la soberbia, el karma del discurso sobre el que escribimos sobre tablas pronunciado en una sesión tumultuosa. Con las inmediaciones del Congreso cercadas como si estuviéramos en guerra o en el cónclave del G-20, el trance más dichoso que Macri pudo rescatar tras tres años largos de gestión.



domingo, 15 de mayo de 2016

Conciencia de clase… @dealgunamanera...

Conciencia de clase…


Las patronales y Macri, un compromiso vacío. Los sindicalistas, convidados de piedra. El Consejo del Salario, con cuchillo bajo el poncho. La protesta de los universitarios, otra marcha masiva. El oficialismo consigue la unidad de sus opositores. La asfixia presupuestaria como política educativa. Bonadio, un fallo a pedir del Gobierno.

© Escrito por Mario Wainfeld el domingo 15/05/2016 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


¿Quién piensa que el presidente Mauricio Macri gobierna para los ricos? Para empezar, los muy ricos. La escenografía del Salón Blanco de la Casa Rosada el lunes fue sintomática.

La flor y nata de las patronales puso el cuerpo para firmar un compromiso chirle y aplaudir el lacónico discurso presidencial. Si las elecciones se ganaran con mayoría de capitales, Macri tendría asegurado un futuro venturoso.

Se los convocó a las apuradas, se les pidió un gesto mínimo. Así y todo hubo resistencias de empresarios “que no despiden” y que rehusaban firmar la promesa de privarse de lo que no hacen… perdón por el trabalenguas: no es toda culpa del cronista. Se persuadió a los remolones: se trataba de un gesto sin sustancia. Los despedidores seriales, por su parte, corcovearon. Se los persuadió, era sencillo. No habrá pena alguna si violan la palabra empeñada: no reducir los planteles de trabajadores durante un trimestre. Tan es así, que ya están echando gente, con la tinta de la firma fresca.

El ministro de Producción, Francisco Cabrera, reconoció que para los burladores solo habría “sanción social”. La elocuencia no es su fuerte y le cuesta hasta sonreír. Cuando le preguntaron si el Estado firmaría un compromiso similar respondió que era una idea interesante. En fin.

Un vistazo sobre la concurrencia y sobre el elenco gubernamental mostraba una aplastante mayoría de varones, millonarios en dólares. Machista la derecha real existente.

El Gobierno se movió para promover la jornada. Dejó afuera al Estado que no debe entrometerse en la lógica virtuosa de los mercados.

Para los memoriosos, el cuadro evocó al juramento de Ricardo López Murphy como ministro de Economía de la Alianza, en marzo de 2001. López Murphy fue mucho más ovacionado entonces que Macri ahora anunciando un plan de ajuste feroz, que clavaba los dientes en las universidades. En aquel remoto entonces, se produjo un cisma en el oficialismo. Renunciaron ministros boinas blancas fieles a la mejor tradición radical, a la Reforma Universitaria. Federico Storani de Interior, Hugo Juri de Educación. Eran otros tiempos, fue tal vez un adiós digno de un sector de la UCR.

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Para la luz alcanza: Si el número de personas todavía cuenta, el oficialismo debería preocuparse por la movilización de la comunidad universitaria el jueves pasado. Las marchas son parte visible del fenómeno sin agotarlo: impactaron por la cantidad de participantes. También por la pluralidad de actores: docentes, no docentes, alumnos. La diversidad ideológica se expandió desde la izquierda hasta Franja Morada, pasando por el kirchnerismo y por gentes no encuadradas que reivindican sus derechos.

La movilización dista de ser un gesto aislado: forma parte de planes de lucha, paros activos, clases públicas dictadas en la calle.

Un mini milagro recurrente consigue el macrismo, semana tras semana. Provoca la “unidad en la acción” de agrupaciones, gremios o partidos distintos y hasta enfrentados. Las dos CGT y las dos CTA el 29 de abril, en un acto imponente. La Conadu y la Conadu histórica, en estos días.

La movilización tuvo impacto directo en las paritarias con el ministro de Educación Esteban Bullrich. En menos de 24 horas mejoró las mezquinas propuestas para los sindicatos docentes. No aceptaron la nueva oferta aunque sí las consultarán con sus bases. El Gobierno se avino a superar la falaz valla del 25 por anual, que nadie toma en serio, a esta altura de la soirée.

Los sueldos son un rubro importante del Presupuesto pero no lo agotan. Bullrich ensaya un discurso minimalista, irritante: aduce que es falso que los presupuestos universitarios no alcanzarán para pagar la luz. Tal vez ese sea el techo que sueña el gobierno para la educación pública: muy bajo para los niveles de conciencia y de derechos de quienes reclaman.

El desdén por la educación pública y la ofensiva contra las universidades, en especial las del Conurbano bonaerense, vienen en combo. Extrovertirlo queda feo, es “sarmientinamente incorrecto”. La asfixia presupuestaria parece ser el método adoptado, menos ostensible y franco que los cierres. La táctica instrumenta el viejo adagio “no te morirás pero te irás secando”.

Cuando Macri shoteó al impresentable Juan Cruz Ávila y nombró Secretario de Políticas Universitarias al radical Albor Cantard, hubo alivio de rectores y decanos. Más allá de las banderías, era un ex rector de la Universidad Nacional del Litoral alguien de la comunidad, se imaginaba que obraría con coherencia. Por ahora no sucede. Habrá que ver si rectifica las políticas o si da un paso al costado decoroso como hizo en su momento el correligionario Juri.

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Si te hace falta un consejo…: Macri pretendió que dirigentes de las dos CGT participaran de la liturgia con los empresarios. Discriminó a las dos CTA, fea la actitud.

Se convocó a los jefes cegetistas con antelación irrisoria y se les pidió una adhesión imposible. Los gremialistas se negaron. Se llevaron como premio consuelo un par de berrinches presidenciales y una convocatoria al Consejo del Empleo, la Productividad y el Salario Mínimo Vital y móvil. Será el jueves 19 próximo.

La institución fue reflotada (o, mejor, recreada) por el presidente Néstor Kirchner en 2004 tras años de una hibernación que superaba a la de Walt Disney. Se reunió anualmente y se sumó a la CTA a los encuentros.

El ministro Jorge Triaca quiere sumar a la agenda del Consejo al ausentismo, las adicciones (que lo causarían) y la productividad. Bajo el poncho del tripartismo injerta demandas patronales y estigmatiza a los trabajadores, en especial a los jóvenes. Descontar parte del sueldo a huelguistas es un ítem de la agenda punitiva.

La Vulgata mediática periodística haragana dice que el Salario Mínimo Vital y Móvil rige solo para los formalizados. En verdad, es un derecho de todos los trabajadores, birlado por los empleadores que evaden las cargas sociales. El “trabajo en negro” es consecuencia de las evasiones o delitos de los patrones. Dista de ser un “flagelo”, una pseudo tipificación que funciona como coartada. Es un perjuicio contra una clase generado por otra. Las clases sociales existen, la explotación también.

“El campo” es el sector productivo puntero en negrear trabajadores. También se lleva medalla de oro en el mal llamado “trabajo infantil”. El “flagelo” podía haber comenzado a mermar el lunes si la arenga de Macri hubiera conmovido al ministro de Agroindustria Ricardo Buryaile y al titular de la Sociedad Rural Luis Miguel Etchevehere o las corporaciones que representan. Pero la “responsabilidad social” es un mito urbano. No hay que esperar milagros.

La Corte Suprema mínima que preside Ricardo Lorenzetti ahondó la indefensión de los trabajadores rurales al sentenciar contra la constitucionalidad del Registro Nacional de trabajadores y empleadores agrarios (Renatea), creado por el kirchnerismo. La sensibilidad laboral nunca fue el fuerte de Lorenzetti.

La Corte interesante que construyó Kirchner se desvirtuó con el fallecimiento de Enrique Petracchi y la renuncia de Raúl Eugenio Zaffaroni. Los dos mejores magistrados del Tribunal ya no están. Tampoco la fallecida Carmen Argibay y el renunciante Carlos Fayt. La merma es cualitativa, no solo cuantitativa.

No se cierra un organismo oficial como Renatea en un santiamén. Lo primero que hizo el gobierno fue frenar sus actividades: regulación del trabajo agrario, garantizar la lucha contra la explotación y la trata laboral. Como frutilla del postre: se discontinuaron las inspecciones que realizaban el Ministerio de Trabajo y la AFIP. La explotación y la evasión se liberaron del control estatal.

Para cerrar un círculo, los trabajadores de Renatea se declararon en estado de asamblea permanente anteayer. Denuncian que el gobierno ha resuelto cesar a todo el personal. Son centenares en todo el país, revistan en planta. Un par de días antes el ministro de Planeamiento, Andrés Ibarra, había prometido el fin de los despidos en el Estado.

El paradigma neo con se plasma por doquier. La clase alta va al Paraíso, aupada por dos poderes del Estado democrático.

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Agenda y despidos: La ley de emergencia ocupacional se discute con subterfugios y contrasentidos. El oficialismo se desespera porque limitará los despidos, aunque afirma que no los hay. Y alerta que se desalentará la creación de nuevos empleos, que quedan excluidos de la cobertura de la posible ley.

El macrismo se exaspera porque la oposición parlamentaria ha dejado de funcionar a su antojo. El sindicalismo y la comunidad universitaria también. Son reacciones pluri clasistas, consecuencia de las políticas públicas.

Muchos de los quejosos habrán votado por Cambiemos el año pasado. El contrato electoral catch all fue traicionado por un gobierno que quita derechos, aumenta tarifas y llevó la alta inflación preexistente a la estratósfera.

Claro que la inflación previa iba a la par de aumentos del salario real y un nivel de consumo elevado. La actual convive con recesión, y la merma del consumo popular.

Un catedrático de la Universidad Torcuato Di Tella, Juan José Cruces, remarcó un dato importante en un reportaje concedido al periódico El Cronista: “cuando uno define la inflación académicamente, se trata de la suba de todos los precios de la economía, incluyendo el salario. Acá lo que hemos tenido es una suba de precios superior a la suba de salario”. No fue magia, ni es casualidad.

La intención del gobierno neocon “desarrollista” es un boom de inversiones capital intensivas, ligadas a la exportación o al consumo de las clases medias altas para arriba.

El turno de los trabajadores, el crecimiento masivo del empleo y la redistribución de la riqueza no asoman en el horizonte. Ni en la hoja de ruta.


Los argentinos que se suman a las distintas facetas de la protesta social empiezan a notarlo y a hacerse oír.





domingo, 7 de febrero de 2016

Yin y Yang... @dealgunamanera...

Yin y Yang...


La ruptura del bloque de diputados peronistas: promotores y beneficiarios. Consecuencias y proyecciones posibles. El dilema de la sustentabilidad política. El modelo kirchnerista y el ensayo macrista. El mundo no termina en Davos. La saña y sus riesgos. El PJ y sus movimientos.

© Escrito por Mario Wainfeld el domingo 07/02/2016 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El oficialismo consiguió un avance importante merced a la ruptura del bloque de Diputados del Frente para la Victoria (FpV). Crecen sus perspectivas de construir mayorías contingentes (vez a vez) en el Congreso.

Velozmente el presidente Mauricio Macri convocó a sesiones extraordinarias en el Senado para abordar pliegos varios: los que importan son los de los potenciales nuevos integrantes de la Corte Suprema.

La Comisión Bicameral que trata los Decretos de necesidad y urgencia se reunirá el miércoles 9. Con composición empatada 8 a 8 pactó con el FpV una presidencia anual rotativa. El sensible primer turno es para Cambiemos y estará en manos del senador radical Luis Naidenhoff.

El presidente de la Cámara Baja, Emilio Monzó, operó en parte la movida desde afuera, acumuló puntos en su haber. Pero los méritos o deméritos corresponden a los peronistas.

El gobernador salteño Juan Manuel Urtubey (FpV al cierre de esta edición) fue el principal gestor interno de la jugada. El número de tránsfugas es desde ya alto, se parangona a la sangría que sufrió el kirchnerismo entre 2008 y 2009 como consecuencia del conflicto de las retenciones móviles. El contorno es diferente, más adverso para la principal oposición. En aquel entonces el ex presidente Néstor Kirchner revistaba en el bloque conducido por Agustín Rossi y el FpV gobernaba el país.

La magnitud e incidencia de las deserciones se calibrarán mejor en meses. Los compañeros dirigentes justicialistas son avezados en eso de cruzar Rubicones y Jordanes, de ida o de vuelta: en este trance uno de los recorridos está más de moda. La cifra de la sangría posiblemente crecerá. El tamaño, en esos menesteres, es importante.

Amén de tanto gobernador peronista que busca un nuevo espacio, moviendo a “sus” diputados habrá que mirar a la mandataria santiagueña Claudia Ledesma Abdala del apodado radicalismo K.

Urtubey es el segundo beneficiario, el primero es el presidente Mauricio Macri.

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Los funcionales y sus modos de votar: El sindicalista Oscar Romero fue quien articuló la partida, el que armó listas, llamó por teléfono, persuadió a quien anhelaba ser persuadido/a (la seducción política se parece en ese aspecto a la de la vida personal). Las palabras a usar dependen de la pasión del intérprete. Vienen a cuento: la traición, la defección, la cooptación. Rótulos aparte, es clavado que el nuevo bloque es funcional a la estrategia parlamentaria de Cambiemos. Su impacto se medirá con el correr del calendario.

En el Congreso se vota de dos modos, describen los baqueanos: con la mano o el brazo (levantando o pulsando el botón) o con la colita habilitando quórum para sesiones trabadas. La segunda modalidad de cooperación, tan frecuente en el bipartidismo bobo que perduró hasta los mandatos kirchneristas, es la de “la opo de su majestad”. Quienes fingen diferenciarse en el discurso (o aún en las votaciones) mientras posibilitan que las leyes se aprueben. Ese apoyo, da la impresión, está garantizado. Gravita mucho, descompensa la relación de fuerzas precedente, es maná para el gobierno.

Sobre las posturas que tomarán los disidentes es prudente no precipitar conclusiones. Sus explicaciones han sido entre parcas y patéticas. Ninguno es una figura conocida por el gran público o un cachito vistosa, con la sonada excepción de Diego Bossio. Hasta para quien extreme la transigencia costumbrista respecto de la capacidad peruca de cambiar de camiseta durante el partido, es un caso extremo de deslealtad.

Manejó la Anses durante años, uno de los mayores presupuestos del país. Obtuvo un sitial desproporcionado a sus méritos previos, se desempeñó bien, fue agasajado en el primer nivel del kirchnerismo, coló en la lista sábana. Apartarse en una etapa difícil habla de su valía como cuadro político y también es indiciario de errores de Palacio que se perciben claramente cuando llega la malaria.

Bossio no merece un gran futuro político y quizá por una vez haya justicia: cuesta imaginar cómo podría tenerlo. Se traslada solito con su cuerpo al área que trillan el diputado Sergio Massa y Urtubey que sí saben construir política y sumar apoyos en las urnas. Corre de atrás, en un espacio superpoblado.

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La doctrina Mendieta: La Bicameral prosigue siendo muy reñida pero aumenta la perspectiva de aprobar los DNU dictados por Macri. Basta con que una Cámara lo haga. Diputados cambió, ya se dijo. En Senadores no hay ruptura de bloque pero (¿o porque?) su titular Miguel Pichetto derrama transigencia y buenas ondas con el oficialismo.

La influencia de los gobernadores del FpV es notoria en la Cámara Alta. Diputados es más pluralista, barullera, rica en matices: la única en la que están representados partidos minoritarios.

Los mandatarios provinciales, ayer y hoy, precisan un ida y vuelta permanente con la Casa Rosada. En el trayecto se mueven muchos factores: el dinero contante y sonante o ciertas variantes como las obras públicas como pilar.

Reacomodar la Coparticipación Federal es un objetivo a la vez cotidiano y estratégico que el torpe texto de la Constitución de 1994 hizo imposible. La falta de “nueva ley” deriva de la imposibilidad creada por las normas vigentes. La Copa se mira pero no se toca, porque no hay cómo hacerlo. La unanimidad exigida para un nuevo reparto lo torna utópico porque (¡ay!) los intereses de 24 distritos no son idénticos ni convergen,

El ideario de los “gobernas” está connotado por la prédica del filósofo canino Mendieta: “Negociemos, don Inodoro”.

Censurar un intercambio cotidiano en nombre de una ética abstracta carece de sentido y de eficacia. Esas transacciones dominan el hacer de todos y todas quienes gobiernan provincias. Tal y como ocurría con “los Kirchner” podrá señalar usted. Claro que sí, con una salvedad sustantiva: en ese devenir las provincias construyeron su propia gobernabilidad, crecieron como nunca en décadas y los propios funcionarios locales gozaron de larga legitimidad electoral. Si esas variables se alteran en contra de los territorios, sus autoridades verán cómo reposicionarse para sobrevivir políticamente. Sobre todo porque sus electorados son vivaces, celosos de sus derechos y pueden sancionar si “las cosas van mal” en 2017 o 2019.

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Economía, represión, reacciones: Políticamente, el Gobierno avanza varios casilleros. Paradójicamente o no tanto, recorre senderos trazados por el kirchnerismo y se vale de recursos materiales heredados. Presidencialismo al mango, uso de los DNU (con las franquicias permitidas por la legislación también legada), manejo de “caja” en el trato con las provincias.

Desde 2003 ese instrumental fue una parte de la caja de herramientas K que concretó años de gobernabilidad, crecimiento, legitimidad política medida en las urnas, la mayor sustentabilidad política y económica desde 1952. El logro, que no fue milagro, tuvo bases tangibles que el macrismo ha puesto en jaque en solo dos meses. Creación de puestos de trabajo, menguante nivel de desempleo, paritarias que sostenían el nivel adquisitivo del salario, amplio esquema de protección social, endeudamiento contenido medido en proporción al PBI, no represión de la protesta social. Todos estos standards tuvieron picos y caídas relativas pero se sostuvieron en promedio aun en los años de sojas flacas. Tales son las causas de la inédita continuidad del proyecto iniciado en 2003. Un modelo político-económico y cultural de gobernabilidad.

Dicho en criollo: la trabajosa aprobación de las leyes no fue el único factor de la perduración kirchnerista. El macrismo recién nacido va en procura de otra, gozando de ciertas ventajas iniciales que no dispusieron los presidentes Raúl Alfonsín, Carlos Menem, Fernando de la Rúa, Eduardo Duhalde y Kirchner himself. Macri arranca de un piso más alto, lo está serruchando en muchas facetas. Sobrevolemos la economía, la represión, la ofensiva cultural yendo por partes como aconsejaba Jack.

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Es la economía, despedidos: El no sincerado programa económico carece de toda tangencia o similitud con el desarrollismo, en cualquier versión imaginable. Apela al clásico repertorio neoliberal. Baja o supresión de retenciones en combo jamás visto con una devaluación que no tocó techo. Despidos furibundos en el sector público ya no justificados en los ñoquis sino en vaguedades sobre eficientismo. Las cesantías burlan leyes a menudo: el quantum estricto se desconoce entre otros motivos porque trepa día a día: hay decenas de miles, desde ya.

La noción de competitividad macrista apesta a naftalina de derecha. Se finca en considerar al salario argentino una traba para el crecimiento. La idea es reducir su valor en dólares, como parte de una maratón que comprende también la pérdida de valor adquisitivo. El panorama empresario del diario Clarín habla por boca de la “burguesía nacional” o multi y se pregunta si los laburantes comprenderán que paritarias que le empaten a la inflación pondrán en jaque a la competitividad. La respuesta es evidente: nadie “comprende” lo que lo perjudica. A veces lo acepta por debilidad o temor o falta de poder.

Desde el Ministerio de Hacienda y Finanzas se amenaza con despidos para moderar el afán de los trabajadores de conservar su nivel de vida. El ministro de Agroindustria, Ricardo Buryaile, propone que los argentinos viren a ser vegetarianos o veganos mientras se asombra por la suba del precio de la carne,

Se vislumbra un año de inflación más fornida que la K, recesión, con aumento de tarifas públicas.

El ala caritativa del oficialismo calcula que podrá compensar a los laburantes con el aumento de mínimo no imponible para Ganancias y una ampliación de las asignaciones familiares. Y lubrica la relación con los jerarcas sindicales concediéndoles el manejo de cajas suculentas. El retoque en Ganancias y las asignaciones son bienvenidos, pero no compensarán el sablazo inflacionario ni conciernen a la mayoría de la clase trabajadora.

Surge un dilema complicado en un sistema democrático: primero persuadir a los gremios de pactar convenios a la baja. Aun si se lograra, la conciencia de los argentinos de a pie registrará el perjuicio en su patrimonio. Podrá traducirse en acciones colectivas o de base. O quedará para el momento del cuarto oscuro.

El macrismo supone que una lluvia de empréstitos servirá de colchón para proveer algo de bienestar masivo. Pongamos entre paréntesis los costos diferidos y por generaciones del endeudamiento externo, no por irrelevantes sino por lo contrario: merecen un abordaje extenso que Página/12 despliega a diario.

Tras producir despidos y empeoramiento de la condición obrera el porvenir asoma cuesta arriba, suponiendo que se intentaran paliar los daños colaterales.

Las movilizaciones de trabajadores son incipientes, sectoriales. Se concentran en el sector público, el más agredido. La Unión de Personal Civil de la Nación (UPCN) el sindicato más poderoso del sector es un gigante dormido, llamativamente.

La teoría de un segundo semestre repuntando pierde adeptos aún entre los economistas más afines al gobierno. Un año para atrás es mucho para empezar. Destruir es más sencillo que reconstruir, tirar abajo más accesible que subir la cuesta.

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La violencia estatal: Un gobierno con altísimo nivel de aprobación reprime con saña abundante. No falta un cálculo de oportunidad, medido mirando encuestas de opinión. Los despedidos que se balean son “ñoquis”, se cuenta y hay quien lo cree. Milagro Sala recibe cien reproches y acusaciones que podrían investigarse, pero se la encarcela por algo peligrosamente parecido al delito de opinión o de ocupar el espacio público.

Los sondeos en Jujuy apoyan, en la Casa Rosada cunde el éxtasis. Pero hete aquí que Jujuy no es frontera de nada. El avasallamiento suscita reacciones internacionales. La propia jerarquía de la Iglesia Católica se interesa en el asunto. El encuentro entre Macri y el papa Francisco puede comenzar una cuenta regresiva. Qué bajón sería que el Papa argentino pidiera por la libertad de la luchadora social.

El mundo es amplio, sus límites no coinciden con el ejido urbano de Davos. Los asistentes a ese cónclave celebrarán la cárcel para Milagro, otro tanto harán quienes avalan Guantánamo y la práctica cotidiana de la tortura contra el diferente. La DEA, el FBI y la CIA no agotan la lista de agencias internacionales. La protesta por el atropello crece.

La SIP aplaudirá la derogación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) no carbura igual.

El funcionario porteño Darío Lopérfido da rienda suelta a su insidia negacionista. Consigue el repudio de referentes de la cultura internacional, amén de miles de argentinos que piden su renuncia. El caso es interesante porque comprueba cuan reactiva es la sociedad argentina. Joan Manuel Serrat alza su voz con sobrada legitimación porque es argentino desde hace mucho, gracias a sus buenas artes. Una tierra acogedora con los que llegan en barcos y aviones produce fenómenos formidables.

El ministro de Cultura, Pablo Avelluto, minimiza o cancherea una razzia de despidos. La respuesta es masiva, plural por demás: un abanico transversal de intelectuales, artistas y académicos lo fustigan.

El macrismo trata de generar un esquema binario, poniendo al kirchnerismo como adversario. Hasta ahí es una táctica convencional. Su problema es que no todos compran su descripción, los papelones abundan y las recriminaciones se expanden.

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Manos libres: La saña con la protesta social, la regresión en “seguridad urbana”, los vejámenes a jóvenes con aspecto “no PRO” están en el orden del día. Dejar manos libres a las fuerzas de Seguridad es un peligroso camino de ida. Nadie explicó mejor el riesgo que el ex juez Raúl Eugenio Zaffaroni cuando dijo, en distintos momentos: “ojo, que van a terminar matando a alguien”. No les espetó “son asesinos por naturaleza” sino que están jugando con fuego que no controlan. Ni De la Rúa ni Duhalde eran asesinos, pero fomentaron el contexto en que se mató bajo sus órdenes mediatas. El peligro es tremendo: ya se ha derramado demasiada sangre en la Argentina. No toda es consecuencia de un plan de exterminio, a menudo basta dejar margen a la barbarie policial.

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Bienes escasos: El porvenir jamás está escrito, pero se va trazando cotidianamente.

La gobernabilidad democrática es gema exótica. Tres recursos deben manejar los representantes del pueblo para perdurar ellos y apuntalar al sistema. La plata, la legitimidad y el tiempo, Todos son escasos. Los períodos presidenciales son breves y no se corresponden con los ciclos económicos o climáticos. Mantener los platitos dando vuelta es un pequeño milagro

No hay recetas infalibles para lograrlo porque las coyunturas mutan. Pero hay algunas que parecen destinadas al fracaso. No en un día, ni en un bimestre pero sí en los plazos que estipulan las rutinas democráticas. La legitimidad de ejercicio es todavía más inestable; se mide en el día a día. Habrá que ver, algunos indicios se acaban de reseñar.



domingo, 20 de octubre de 2013

Un repaso en el tramo final... De Alguna Manera...


Un repaso en el tramo final…


Lo que fue de las Primarias a hoy. La irrupción de lo imprevisto: desde la salud hasta los accidentes, la violencia contra el gobernador de Santa Fe. Las campañas, con menos sorpresas. Tendencias que parecen confirmarse. La disputa por las bancas: un dato central, que se dirime voto a voto. Dos bonaerenses que se leen ganadores con un mismo resultado.

Pasaron más de dos meses desde las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) y resta apenas una semana para las elecciones generales. El antecedente de 2011, los análisis, las encuestas y los pálpitos de los protagonistas coinciden en trazos generales: se presume que no habrá cambios drásticos en las preferencias ciudadanas. El interés, como tantas veces en la vida o la política, estará en las cifras finas, los detalles, los bordes. Sobre todo en la composición de las dos Cámaras del Congreso Nacional. También en la ratificación de las victorias opositoras en los cinco distritos más grandes y los totales nacionales de las distintas fuerzas.

Entre agosto y octubre hubo mucha actividad del Gobierno, concretando medidas que incidirán en su gestión hasta 2015. Algunas consistentes con su marca, como el aumento del mínimo no imponible al Impuesto a las Ganancias, el cambio de escalas del monotributo, el Presupuesto de 2014. Otras que marcan un giro a formas de realpolitik económica como los arreglos con acreedores demandantes ante el Ciadi.

El blanqueo de capitales terminó con saldo muy inferior a las expectativas oficiales, hasta las menos optimistas. Se lo prorrogó aspirando a mejorar la cosecha de dólares.

La búsqueda de créditos de organismos internacionales para desarrollo no es novedad dentro del “modelo” pero sí lo es el énfasis dedicado en los tiempos recientes.

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Lo inesperado: La realidad proveyó acontecimientos inesperados, dramáticos e influyentes en el mapa político. Sería prematuro y poco riguroso deducir su impacto electoral. Mencionemos los de mayor gravitación y menor predictibilidad.

- El hematoma cerebral de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, la operación, su licencia con reposo estricto.

- El terrible accidente que sufrió el gobernador de San Juan José Luis Gioja, que sigue en estado preocupante.

- El atentado contra el gobernador santafesino Antonio Bonfatti, en su casa. Un episodio de violencia impune acaso único desde 1983 cuya tremenda magnitud es difícil exagerar.

- El accidente de trenes ocurrido ayer en la estación Once, otra vez en la línea General Sarmiento, que se describe en otras páginas de esta misma edición.

La política internacional aportó la reanudación del conflicto con Uruguay por la pastera UPM (ex Botnia). Seguramente su proyección inmediata se constriñe a Entre Ríos aunque es un hecho preocupante que trasciende a la provincia afectada. La escalada entre los dos países fue veloz. Se la cortó o frizó aun antes del percance de la Presidenta.

El gobernador Sergio Urribarri adoptó posiciones muy drásticas y antagónicas respecto del país vecino. Uno de sus rivales es Alfredo De Angeli quien fue uno de los vecinos de Gualeguaychú más activos en los bloqueos del puente internacional. El Melli de De Angeli es hoy candidato a senador nacional por el PRO. Se produce una situación curiosa porque el jefe de Gobierno, Mauricio Macri, criticó acerbamente la postura del oficialismo nacional, en marcada diferencia con la postura histórica del “Melli” De Angeli. Habrá que ver si esas divergencias o las posturas acendradas de Urribarri alteran el cuadro pintado en agosto, muy auspicioso para el FpV.

Otro tanto ocurre con los acontecimientos antes evocados. Influirán en tiempos venideros, quedará por verse si modifican las tendencias electorales, demarcadas por las PASO y que tienen pinta de mantenerse estables, en sesgo general.

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Campañas: No es sencillo ni tal vez posible sintetizar las campañas, que se despliegan en 24 provincias diferentes. Cualquier generalización deja aspectos sin abordar. Partidos y candidatos se reorganizaron a partir de las PASO. Cada quien atendió su juego en función de cómo le fue en agosto: mayormente los cambios fueron inversamente proporcionales al éxito en las urnas.

Los vencedores por márgenes amplios hicieron la plancha, cada quien a su manera. Descansaron sobre la inercia, confiando razonablemente en que el voto ganador propende más a atraer que a dispersarse. Los casos más notorios son los de Sergio Massa (Frente Renovador) en Buenos Aires, Gabriela Michetti (PRO) en Capital, Juan Schiaretti (peronismo federal) en Córdoba, Julio Cobos (UCR) en Mendoza y el socialista Hermes Binner en Santa Fe. Los sondeos sugieren que sus tácticas fueron efectivas y el pronóstico es que ampliarán el total conseguido y las ventajas sobre sus seguidores.

El Frente para la Victoria (FpV), que se alzó con menos votos que los que esperaba, enderezó algo sus campañas. En la crucial provincia de Buenos Aires, explican dirigentes y candidatos propios, se afinó el trabajo territorial. Sin optimismos desbordantes ni negadores de lo que se consigna en las líneas anteriores, se espera que el afán de intendentes y “aparato” supere el letargo previo a agosto, en promedio. ¿Cuánto pesaría ese aporte, si se concreta? He ahí una pregunta de cajón, que nadie puede contestar con datos certeros pero sí con percepciones calificadas. En el kirchnerismo se cree que con “las pilas puestas” los intendentes sumarán un granito de arena. El sentido común K proyecta un crecimiento de Martín Insaurralde, cuyo conocimiento público obviamente se expandió. Eso podría mejorar el total provincial y el nacional, sumar un diputado sobre el saldo virtual de agosto pero no evitar la derrota. Reducir la distancia es la módica esperanza real.

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Provincialización decidida e impuesta: La idea de “provincializar” la campaña cundió templadamente en varios territorios. Cada cual con sus estilos y arrancando de situaciones muy divergentes. La Casa Rosada habilitó el tránsito, que en Buenos Aires supuso un aumento del protagonismo del gobernador Daniel Scioli. También centrar más el foco en “Martín”.

Claro que el factor más relevante que desplazó a la figura presidencial no fueron las tácticas sino la irrupción del problema de salud de la presidenta Cristina Fernández. El oficialismo se vio privado de su líder y principal figura, aquella respecto de la cual habrá un pronunciamiento colectivo. La provincialización “de facto” fue más rotunda que los cambios que la antecedieron y menos revisable en los tramos finales.

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A contar bancas: El veredicto popular dejará muchos más saldos que la distribución de bancas en el Parlamento, pero es falaz olvidar que definirlas es el principal objetivo de las múltiples elecciones. Para el oficialismo es central sostener la mayoría propia en el Senado y la filo mayoría en Diputados que, trabajada a pulso en cada ley, le permite gobernar conforme su proyecto. Esa es la clave de la gobernabilidad, que primó en los diez años recientes. El bienio 2009-2010 fue un interregno de primacía opositora que no aportó calidad institucional, ni pluralismo bien entendido, apenas un empate bobo que poco construyó. Sus resultantes más conspicuas fueron la no aprobación de un Presupuesto nacional y la diseminación del conglomerado opositor.

La suma de bancas forzará el domingo próximo una mirada detallista, que seguramente insumirá mucho más tiempo que los resultados generales.

Los ejemplos sobre disputas voto a voto son abundantes. Se citan un par, con el solo valor de muestra. Sobre una se ha redundado en los medios nacionales: la tercera senaduría de la Ciudad Autónoma de la que algo se dirá líneas abajo. La otra es la de Mendoza donde solo se eligen diputados, como en 16 provincias de las 24.

Julio Cobos venció con holgura en las PASO. Desde todos los sectores políticos se da por consumado que tiene la vaca atada, quizás por un margen mayor. Ayer el diario Los Andes divulgó cinco encuestas de consultores de distintos “palos”. Concuerdan en los números gruesos. El ex vicepresidente, según ellos, superaría por veinte puntos o más a los candidatos del FpV. Tiene seguras tres de las cinco diputaciones que se renuevan y podría alzarse con la cuarta, según algunos pronósticos.

El FpV tiene segura una banca, la del cabeza de lista Alejandro Abraham y podría llegar a dos, lo que mejoraría su performance de cuatro años atrás.

Para la presuntamente irresuelta quinta banca podría terciar el Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT) cuyo candidato es Nicolás Del Caño. Llegó tercero en las Primarias y debe mejorar su caudal de votos para competir por la banca en cuestión.

El joven Del Caño no es un caso único. La izquierda aspira a regresar al Congreso y podría arrimar en varios distritos, incluidas Buenos Aires y la CABA. Días atrás obtuvo un apoyo record en las primarias salteñas para autoridades provinciales y municipales.

Diputados es la Cámara con integración más diversa y pluralista. El ingreso de legisladores de izquierda aportaría color a ese espectro. Para este cronista, el desembarco sería auspicioso. Sobre todo si esas fuerzas encontraran un camino más propio y menos atado a las políticas opositoras y al establishment que el que tentaron allá por 2008 y 2009, cuando el conflicto por las retenciones móviles.

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Capital, Tucumán entre otras: El punto más abierto en la Capital, según las encuestas y la sensación térmica, es quién llegará a la tercera banca de senador por la minoría. La disputa enfrenta al senador Daniel Filmus por el FpV y al diputado Fernando Solanas por la coalición porteña Unen.

Al parecer, los guarismos finales dependen del corte de boletas que haya entre quienes se inclinen por Unen. La diputada Elisa Carrió, que tiene su reválida en el bolsillo le saca una diferencia de varios puntos a Solanas en los sondeos. Habrá que ver si se “corta” tanto en el cuarto oscuro como en las encuestas. Para agregar complejidad a la situación, la Capital amaneció empapelada con afiches que convocan a un voto ético, cortando a Michetti junto a Carrió. La diputada Graciela Ocaña, candidata a legisladora porteña, insinuó que esa opción (sumándola a ella como tercera) está entre las demandas que escucha a diario de “la gente”.

En Tucumán, se pondrá a prueba la tradicional supremacía del gobernador José Alperovich. Tendrá ventaja amplia sobre los radicales pero éstos podrían restarle un diputado mejorando apenas su acumulado en las PASO.

Los diferentes escenarios de una competencia definida en los grandes números no son exclusividad de las provincias mencionadas. Solo dan una pista acerca de los vericuetos del escrutinio del domingo 27.

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Días que pasan: En la semana que pasó, la gestión de Gobierno no atravesó tropiezos. La ausencia política y pública de la Presidenta es subsanable en el corto plazo, tal parece. Los roles de los ministros y funcionarios varían y sus incumbencias crecen. Comenta con gracia una de las principales figuras del elenco oficial: “Cristina me llama dos o tres veces por día, cosa que no hace ahora. Pienso en lo que me diría, y actúo sabiéndolo”. El acto en la Plaza de Mayo, raro en su convocatoria tanto como en la ausencia de oradores, mostró la capacidad de movilización del kirchnerismo.

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Vidas paralelas: Dos protagonistas bonaerenses, el gobernador Daniel Scioli y Massa, leen estas jornadas como auspiciosas para sus ambiciones futuras. Por lo menos uno de los dos se equivoca, porque ambos aspiran a ser presidente en el próximo período.

Hicieron su peregrinación al cónclave de IDEA donde supieron complacer al auditorio empresarial, a despecho de sus diferentes alineamientos. Massa no tiene empacho en ser complaciente en esos cónclaves, sintiéndose blindado por la protección mediática y sobre todo por el aura que le dan los votos conseguidos.

Scioli se desplaza a su modo zen, proclamando tanto su adhesión al Gobierno cuanto sus diferencias que son de estilo y de fondo. Al desgaire hizo dos anuncios sobre Cristina Kirchner: la primera sobre el resultado de la operación, la segunda sobre su eventual reaparición en el relanzamiento de una empresa tradicional. Dado el proverbial hermetismo de Olivos es imposible saber si la prerrogativa de tener información de Palacio (y alardear de ello) le fue concedida o se la arrogó.

Como fuera, los aludidos contendientes bonaerenses se “leen” vencedores el domingo 27. La versión de Massa es más obvia, pues descuenta que saldrá primero con un acumulado francamente estimable. Si se corroboran los pronósticos, el kirchnerismo no debería conformarse con señalar la identidad política y la indudable filiación ideológica de derecha de su challenger. También preguntarse por qué pudo interpelar a tantos bonaerenses de a pie, incluyendo muchos de sectores populares.

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Pirómanos y tendencias: Van a cumplirse 30 de años desde la célebre quema de cajón cometida por Herminio Iglesias cerca del Obelisco porteño. Atribuirle a la torpeza de Herminio la derrota del peronismo en las presidenciales de 1983 se ha convertido en un tópico. Es placentero u holgazán pensar en causas únicas, que relevan de hacerse cargo de la complejidad de la historia. Sin embargo, es más certero pensar que la victoria del luego presidente Raúl Alfonsín reconocía muchas causas más raigales y se había construido de antemano. Por la historia previa, por los ’70, por la abismal diferencia de discurso y de trayectoria entre los candidatos, por la campaña completa.

Nadie pretende negar la incidencia de lo contingente en la historia ni el impacto de lo imprevisto. La reseña de lo ocurrido en estos dos meses insinúa cuántos acontecimientos sorpresivos y potentes pueden sucederse en un lapso breve.

Pero la lógica política, máxime en un sistema democrático estable como el actual, deriva de tendencias de la opinión pública, de los vaivenes de la gestión de gobierno, de “climas” que se construyen en años o meses antes que en horas.

Las actuales tendencias se develarán mejor en contados días, cuando el recuento de votos construya su parte del escenario hacia 2015. Algunas bazas se conocen, otras se destaparán. El juego, todo modo, continuará aunque con variaciones de las posiciones relativas de los participantes. Predecir de modo tajante su desenlace a dos años vista es tarea de astrólogos antes que de gentes de otras profesiones.

© Escrito por Mario Wainfeld el domingo 20/10/2013 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.