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martes, 15 de mayo de 2018

El Fondo, la estanflación y la “adicción” a las Lebac… @dealgunamanera...

El Fondo, la estanflación y la “adicción” a las Lebac…


¿El FMI es de verdad distinto al de hace 20 años? Mientras Dujovne negocia en Washington, la incertidumbre se extiende.

© Escrito por Marcelo Zlotogwiazda el viernes 11/05/2018 y publicado por  el Portal Nuestras Voces de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Habrá que esperar a conocer el resultado de la negociación que Nicolás Dujovne está llevando adelante en Washington para terminar de verificar que no es cierto que el Fondo Monetario Internacional sea “muy distinto al de hace veinte años”, tal como afirmó el ministro al anunciar el pedido de asistencia financiera. Hay abundante evidencia para sostener que la institución que conduce Christine Lagarde mantiene su esencia histórica, y que lo más probable es que cualquier préstamo que conceda a la Argentina va a estar sujeto a las clásicas condiciones de ajuste que caracterizaron a cada uno de los acuerdos anteriores.

Basta repasar el párrafo sobre la Argentina en el Panorama Económico Regional que el Fondo publicó en octubre del año pasado, que bajo el título “Prioridades de Política: reducir la inflación y el déficit fiscal”, recomendaba acelerar la reducción del desequilibrio fiscal, mantener una política monetaria restrictiva de altas tasas de interés, racionalizar el gasto público incluyendo salarios, flexibilizar el mercado laboral, rebajar impuestos y abrir más la economía.

Con más detalle, el informe que elaboró en diciembre pasado la misión del Fondo que auditó las cuentas de la Argentina insistió en la misma línea. Entre otras cosas, dejó por escrito que “bajar el gasto público es esencial, especialmente salarios, jubilaciones y transferencias sociales” y que “para impulsar la productividad y el crecimiento a largo plazo se requiere acelerar la apertura importadora”.

Más de lo mismo de siempre
Es cierto que discursivamente la institución se ha renovado. Lagarde suele referirse críticamente a la excesiva desigualdad, reivindica instrumentos del tipo la Asignación Universal por Hijo, habla a favor de que los impuestos sean más progresivos, de la conveniencia de aumentar fuertemente la presión impositiva sobre los más ricos. Incluso sobre esto último los técnicos del organismo han publicado un extenso manual sobre cómo implementar un impuesto a los individuos de elevada riqueza.

Pero a la hora de los bifes, las recomendaciones no se apartan de la tradicional línea ortodoxa, y toda lleva a pensar que si algún acuerdo prospera tendrá las condicionalidades acostumbradas.

Las causas de la crisis
Otra falsedad del discurso oficial de estos días es que la causa del temporal cambiario fue la suba de la tasa de interés en Estados Unidos. En todo caso, eso pudo haber sido el disparador.

Pero una cosa es ser un disparador y otra muy distinta es ser causa. Como señalan economistas de todo el arco ideológico, la causa de esta crisis es el creciente desequilibrio de su sector externo, que entre el déficit de cuenta corriente (balanza comercial, turismo, intereses de deuda, remisión de utilidades, fletes y seguros) y la dolarización y fuga de excedentes, suma

50.000 millones de dólares.

Es esa fragilidad la que explica por qué una leve modificación en el contexto internacional desató aquí un temporal pero en casi todo el resto del mundo apenas un viento molesto. Es esa debilidad estructural que empeoró durante este gobierno la que explica que el riesgo país haya subido aquí el triple que en el promedio de los países emergentes y que la devaluación del peso respecto a noviembre pasado haya triplicado la de las monedas de Rusia o Brasil.

La realidad les cayó como un balde de agua helada a los funcionarios a cargo de la economía que estaban empecinados en minimizar el problema del sector externo con el argumento de que la libre movilidad de capitales y el tipo de cambio flotante se encargarían de nivelar los desequilibrios.

Ingenuidades ideológicas y desconocimiento de la historia
Mientras Dujovne y su equipo negocian en Washington y la incertidumbre y el susto se extienden entre la gente, las gerencias de las grandes compañías formadoras de precios están por estas horas definiendo las nuevas listas luego de la devaluación. La situación es muy heterogénea entre empresas y productos, pero no cabe ninguna duda de que habrá fuertes remarcaciones y que la inflación de mayo no será muy diferente al número de abril que el Indec difundirá el próximo martes.

Como adelanto, el Instituto Estadístico de los Trabajadores calculó que la inflación para los asalariados registrados fue del 2,9 por ciento en abril, y elevó su pronóstico para todo el año al 24,5 por ciento. Lo mismo hicieron Ecolatina y Macroview: la primera al 24 por ciento y la consultora de Carlos Melconian y Rodolfo Santángelo al 25.

La meta oficial del 15 por ciento quedará enterrada a varios metros de profundidad, y las cláusulas de revisión de las paritarias se activarán como bomberos ante el sonido de la alarma.

También se están recortando los pronósticos de crecimiento, que ya se habían rebajado por la sequía. Las nuevas correcciones son la respuesta lógica a que el salto inflacionario va a deteriorar el salario real y el consumo, y al fuerte recorte en la obra pública que ya anunció Dujovne. A eso habrá que agregar el efecto de la suba de la tasa de interés, de la mayor incertidumbre y del creciente malestar, sobre las decisiones de compra, demanda de crédito y de inversión.

Al respecto, el índice de expectativas que elabora Thomson Reuters junto con Ipsos Argentina arrojó una fuerte caída de 62,4 en abril a 54,8 en mayo, y se ubica casi 13 puntos por debajo del pico de octubre pasado. Esa misma encuesta revela que el índice de clima de inversión percibido retrocedió de 42,9 a 37,6 de abril a mayo, y se ubica casi 12 puntos por debajo del máximo registrado en noviembre.

Para Ecolatina el PBI crecerá este año menos del 2 por ciento. Parecido al informe de Macroview de esta semana que incluye como un escenario probable una suba inferior al 2 por ciento.

A una economía con una inflación del orden del 25 por ciento anual y un crecimiento inferior al 2 por ciento bien le cabe el calificativo de estanflación.

El vicio de las Lebacs
Y se viene el martes próximo el vencimiento de Lebac por más de 600.000 millones de pesos, equivalentes a más de 50.000 millones de dólares. Como un adicto a una droga, el programa económico se envició de Lebac, el título que el Banco Central ofrece para reabsorber los pesos que el mismo Banco Central emite para comprarle a Dujovne los dólares que pide prestado el ministro Luis Caputo.

Desde que gobierna Cambiemos el stock de Lebac se cuadruplicó hasta alcanzar 1.224.300 millones de pesos. Es la contrapartida de las reservas que acumuló Federico Sturzenegger por el endeudamiento en dólares tomado para cubrir el déficit fiscal y el agujero externo.
Como un adicto al consumo de droga, el gobierno depende de que se renueve el grueso de las Lebac que vencen el martes, porque de lo contrario se corre el serio riesgo de que quienes no renueven destinen los pesos a la compra de dólares.

Para intentar evitarlo el Banco Central subió la tasa de interés hasta niveles exorbitantes como estímulo para mantener la adicción.

La abstinencia sería muy difícil de soportar.





domingo, 8 de noviembre de 2015

¿Déficit comercial en 2015?... @dealgunamanera...

¿Déficit comercial en 2015?


De acuerdo a los datos de la Base Usuaria provista por el INDEC, que incluye todas las operaciones de comercio exterior de bienes registrado en aduanas, el saldo comercial acumuló en los primeros nueve meses del año un rojo de US$ 1.716 millones. Este déficit contrasta con el superávit de US$ 1.800 millones observado en dicho período de 2014.

Más aún, las cifras de la BU difieren con los datos divulgadas también por el INDEC a través del informe del Intercambio Comercial Argentino (ICA). Según este comunicado hubo un claro deterioro del resultado comercial, pero el saldo se mantuvo en el terreno positivo (alcanzó un superávit de US$ 1.552 millones en los primeros nueve meses del año, contra un excedente de US$ 5.616 millones en dicho período de 2014).

La discrepancia entre las dos fuentes del INDEC no es sorpresiva: desde hace casi tres años se registran diferencias significativas entre los datos del ICA y la Base Usuaria. Por caso, en 2013 la primera fuente informó un superávit comercial de US$ 8.000 millones mientras que la segunda mostró un excedente que rozó los US$ 3.000 millones. El año pasado se registró otra diferencia sustantiva: según el ICA el superávit alcanzó US$ 6.654 millones mientras que el saldo fue positivo en sólo US$ 2.100 millones según la Base Usuaria. Es decir, una diferencia de US$ 9.580 millones acumulado en esos dos años.

Hay diversos indicios de que la Base Usuaria refleja correctamente la performance de las exportaciones, lo que implica que el informe del ICA habría sobrestimado significativamente las ventas externas desde 2013 y, por ende, abultando artificialmente el resultado de la balanza comercial. Probablemente, la razón para aplicar este “maquillaje” responde a las crecientes presiones cambiarias: en un contexto de escaso financiamiento externo, el ingreso de dólares del país depende mayormente del intercambio comercial, que ya muestra un rojo.

Déficit comercial por primera vez desde fines de la Convertibilidad

De los datos de la Base Usuaria se deriva que en los primeros nueve meses del año las exportaciones profundizaron su caída. Más aún, en lo que va del 2015, las ventas externas acumularon un total de US$ 43.995 millones (-16% i.a.), el menor nivel desde la crisis internacional de 2009.

Si bien este año hubo una caída generalizada del precio internacional de los commodities y una menor demanda internacional (especialmente de Brasil), los problemas locales explican en mayor medida la magra performance de nuestras exportaciones desde la instauración del cepo. El atraso cambiario, la falta de insumos importados para llevar adelante la producción, las represalias comerciales ante las trabas impuestas por nuestro país y los problemas de infraestructura, son algunas problemáticas internas que desincentivan la producción con destino al resto del mundo.

Prueba de los escollos que atraviesa el sector exportador es que en un mundo en el que, según la Organización Mundial del Comercio Mundial (OMC) el volumen de comercio internacional crecerá casi 3% en 2015, las ventas externas de nuestro país no crecen. Más aún, de acuerdo a las estadísticas de la OMC que toman las exportaciones de 70 países del mundo (representativas del 90% del comercio global), en el acumulado a agosto de este año se observa una reducción de 6,2% i.a. de la participación de las ventas de Argentina dentro del comercio internacional. Y como se observa en el gráfico, tras alcanzar un pico en 2011 la participación de las exportaciones argentinas entraron en una fase de franco deterioro.

Más allá de la caída de los precios de los productos que vendemos al exterior, las cantidades tampoco muestran una clara expansión pese a una cosecha agrícola récord: según el ICA, en los primeros nueve meses del año estas habría trepado sólo 1%. Además, en lo que va del año las exportaciones de Manufacturas de Origen Industrial (el grupo más sensible a los problemas locales mencionados y a la menor demanda brasileña) caen 16% i.a. en volumen.

Asimismo, también se observa una caída del valor de las importaciones, insumos claves para dinamizar la producción interna. La situación del sector externo no deja de ser paradójica, el cepo cambiario instaurado en 2011 (último año de crecimiento de las exportaciones) tuvo como objetivo contener la demanda de dólares, pero también terminó contrayendo la oferta, disminuyendo su efectividad para frenar la contracción de las reservas internacionales.

De todas formas, el desplome de las exportaciones explica el déficit comercial registrado en lo que va del año, ya que el valor de las importaciones mantuvo la misma tendencia decreciente observada a lo largo de 2014.

Vale destacar, que la caída en el valor de las compras externas se explica exclusivamente por la reducción de los precios de las importaciones (-10,4% i.a. promedio entre enero y septiembre) ya que en volumen estas crecieron levemente (+2% i.a. en lo que va del año).

Más aún, cabe aclarar que entre junio y septiembre las cantidades importadas mostraron una fuerte expansión (+10% i.a.) respecto de la caída registrada en los primeros cinco meses del año (-6% i.a.). Esto revela que la relajación de los controles sobre las compras al exterior estuvo concentrada en los meses pre-electorales. Las diferencias son notorias en algunos rubros como piezas y accesorios (los volúmenes pasaron de caer 21% i.a. en los primeros meses del año, a crecer casi 5% en los últimos cuatro meses) y bienes intermedios (tras crecer 5,6% i.a. en cantidades a principios de año, la expansión se aceleró a 15% en los meses preelectorales).

Para lo que resta de 2015 consideramos que la dinámica actual del frente comercial lejos de revertirse, corre el riesgo de profundizarse. Con mira a una posible devaluación y quita de retenciones que podría aplicar la próxima administración, las ventas al exterior pueden dilatarse forzando al gobierno actual a reforzar aún más las trabas sobre importadores (el BCRA habría reducido el giro automático de divisas para ventas externas).

De esta manera, no esperamos una mejora del intercambio comercial en el último trimestre del año. Esto implica que (utilizando la información de la Base Usuaria del INDEC) la balanza de bienes cerrará 2015 con déficit.

Superávit comercial en el base caja

Pese al deterioro del saldo comercial, cuando se analiza su evolución desde el criterio base caja (dólares que efectivamente entraron y salieron de las arcas del BCRA), se observa que en los primeros meses del año hubo un ingreso neto de divisas por este canal. Conforme a los datos del Banco Central del Mercado Único y Libre de Cambios, en el primer semestre del año se registró un superávit de US$ 4.100 millones, contra un mínimo rojo según la Base Usuaria (casi US$ 700 millones).

Esta diferencia de casi US$ 4.800 millones entre las transacciones que se contabilizaron y lo que efectivamente entró a las arcas del Banco Central estuvo explicada en parte porque se adelantaron pagos de exportaciones, pero también porque se retrasaron los de las compras al exterior (en la primer mitad del año sólo se canceló el 92% de las importaciones, contra el promedio de 98% de igual período de los últimos tres años).

En el tercer trimestre esta dinámica se habría relajado ya que el gobierno anunció la ampliación del cupo de venta de divisas para importadores en julio, lo cual explicaría parcialmente la fuerte posición vendedora del Banco Central en el tercer trimestre. Sin embargo, es muy probable que ello se revierta en los últimos meses de 2015: tras las PASO el relajamiento de las importaciones anunciado se revirtió y esta semana el gobierno anunció la reducción del monto máximo que tienen las empresas para comprar dólares sin la autorización previa del Banco Central (de US$ 150.000 a US$ 75.000), lo cual da indicio de los esfuerzos orientados una vez más a restringir los pagos de importaciones.

La estrategia de aprobar importaciones (DJAI´s) pero luego trabar el pago acordado entre privados para morigerar la caída de las reservas del BCRA, tiene patas cortas. No sólo implica cambiar condiciones de pago pautadas, sino afectar el normal funcionamiento de la actividad de aquellas empresas que necesitan insumos importados para producir localmente.

En este sentido, el próximo gobierno no sólo deberá revertir el deterioro del saldo comercial, sino también resolver rápidamente la creciente deuda flotante acumulada con importadores.

© Publicado el viernes 30/10/2015 por http://fortunaweb.com.ar/author/ecolatina de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.