63 años de Titanes en el Ring: el programa de héroes, villanos y un espectáculo que nunca murió…
Con personajes icónicos, peleas inolvidables y un marketing innovador, el
ciclo liderado por el inolvidable Martín Karadagian se convirtió en un fenómeno
cultural a lo largo de seis décadas.
© Escrito por Sebastián Volterri y publicado el
lunes 03/03/202 por el Diario Digital Infobae de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, República Argentina.
En la memoria
colectiva de la Argentina, pocas cosas calaron tan hondo como Titanes en el Ring. No era solo un
espectáculo de lucha libre, era una fábula de héroes y villanos, un teatro de
mitos que, a más de seis décadas de su debut televisivo, sigue generando
preguntas, desentrañando misterios y alimentando la nostalgia. Desde
chocolatines hasta discos de vinilo, su impronta trascendió la pantalla y marcó
la infancia de generaciones enteras.
Pero la historia de este fenómeno televisivo comenzó mucho antes de su
irrupción en Canal 9. Su creador, el inigualable Martín Karadagian, ya cargaba sobre sus
espaldas años de entrenamiento, trabajo duro y un instinto comercial infalible.
Martin Karadagian junto con su padre, Hamparzun Karadayijan.
Nacido
en San Telmo en 1922, hijo de la española Paulina
Fernández y del armenio Hamparzún Karadayijan, el futuro
ídolo indiscutido de los niños aprendió temprano la dureza de la vida. A los 8
años, mientras otros niños jugaban en la vereda, él trabajaba como lustrabotas.
Pero su ambición no tenía límites: “Yo en esa época fui empresario, compraba
los cajones y se los daba a unos pibes para que trabajen para mí”, contaría
años después.

La programación de la televisión argentina cuando se encontraba al aire Titanes en el Ring. Fotografía: Revista Canal TV.
Así, entre
otras historias, es recordado cómo se las ingeniaban con su compinche, el rengo Media
gamba, para poder hacerse de unos pesos recorriendo los tranvías,
vendiendo caramelos a los que previamente manchaban con barro, así,
mientras juntaban las monedas, la gente por desprecio terminaba
devolviendo los caramelos. La ganancia era total.
Martín Karadagian junto con sus padres, Paulina y Hamparzún.
Entre la
historia y la leyenda, hay un desvío fascinante: se dice que a esa misma edad
viajó a Detroit, donde ganó el título panamericano infantil de
lucha grecorromana representando a la Asociación Cristiana de Jóvenes. Y que a
los 12 años, en Londres, conquistó el título mundial en la
categoría cadetes mayores. “Miren si será importante que “la mismísima
Reina Isabel me dio el premio”, diría el campeón a cada uno que se lo
consultara.
La leyenda de Karadagian empezaba a tomar forma. Se comenta que en una gira por Europa habría matado (de forma accidental) a un rival en el ring, y que en la Isla de Creta tuvo un combate con quien luego sería el papa Juan XXIII.
La leyenda de Karadagian empezaba a tomar forma. Se comenta que en una gira por Europa habría matado (de forma accidental) a un rival en el ring, y que en la Isla de Creta tuvo un combate con quien luego sería el papa Juan XXIII.
Martín
Karadagian contra el Hombre Montaña, un clásico del catch en el Luna Park.
Pero todas esas son “verdades” envueltas en el
misterio. Lo concreto es que su físico se moldeó ayudando a su padre en la
carnicería, cargando medias reses y forjando una fuerza que lo haría imbatible.
A los 18 años, pisó por primera vez el gimnasio del Luna Park, un templo donde el catch brillaba con intensidad. El “cachacascán”, como se mencionaba en la calle al ‘catch as catch can’ (’agárrese cómo pueda’, en inglés), era casi exclusivo de los luchadores de Europa del Este que habían arribado a nuestro país.
A los 18 años, pisó por primera vez el gimnasio del Luna Park, un templo donde el catch brillaba con intensidad. El “cachacascán”, como se mencionaba en la calle al ‘catch as catch can’ (’agárrese cómo pueda’, en inglés), era casi exclusivo de los luchadores de Europa del Este que habían arribado a nuestro país.

Martín Karadagian sufre ante la humanidad de William Boo, en ese momento aún luchador, para luego ser el referí estrella.
Así se presentó ante dos figuras de peso: el imponente Hombre Montaña y el enigmático Karol Nowina, el conde polaco, quienes miraron con desconfianza a aquel joven de mediana estatura. Pero la historia diría que ese muchacho se convertiría en el alma de un espectáculo que aún perdura en la memoria.
A fuerza de golpes, el recién aceptado Karadagián fue haciéndose un lugar en el catch y ganando fama. Y cómo habrá sido fama, que en 2008 fue incorporado al Hall of fame del Wrestling Observer Newsletter. Durante cinco años fue subcampeón (detrás del Hombre Montaña, claro) para luego ser campeón los siguientes seis años, acrecentando su fama y logrando que el catch convoque a más gente de lo imaginado hasta ese momento.
El anuncio de la histórica pelea entre el
Capitán Piluso y Martín Karadagian.
Con el tiempo, el furor por el catch comenzó a menguar. Karadagian, siempre un paso adelante, encontró en la televisión el medio ideal para revivirlo. Con una troupe de luchadores icónicos, llevó el espectáculo a la pantalla. Y entonces llegó la pelea que muchos creyeron el punto de partida: el enfrentamiento entre Karadagian y Piluso, el personaje de Alberto Olmedo.
“Siempre se confundió que la lucha con Piluso es la que lo catapulta a conseguir el contrato con Canal 9”, recordó Paulina Karadagian, su hija, en charla con Teleshow. “Pero en realidad ese contrato ya estaba firmado. La pelea sirvió para masificar el programa”.
Con el tiempo, el furor por el catch comenzó a menguar. Karadagian, siempre un paso adelante, encontró en la televisión el medio ideal para revivirlo. Con una troupe de luchadores icónicos, llevó el espectáculo a la pantalla. Y entonces llegó la pelea que muchos creyeron el punto de partida: el enfrentamiento entre Karadagian y Piluso, el personaje de Alberto Olmedo.
“Siempre se confundió que la lucha con Piluso es la que lo catapulta a conseguir el contrato con Canal 9”, recordó Paulina Karadagian, su hija, en charla con Teleshow. “Pero en realidad ese contrato ya estaba firmado. La pelea sirvió para masificar el programa”.
Martín Karadagian contra Piluso, el paso
previo al desembarco en la T.V.
Fue una noche histórica: el 12 de noviembre de 1961, Pipo Mancera ofició de maestro de ceremonias y el canal estrenó su primer camión de exteriores. “En el estadio hay unas 40 mil personas”, aseguró el conductor. El espectáculo estaba en marcha y nada lo detendría.
Fue una noche histórica: el 12 de noviembre de 1961, Pipo Mancera ofició de maestro de ceremonias y el canal estrenó su primer camión de exteriores. “En el estadio hay unas 40 mil personas”, aseguró el conductor. El espectáculo estaba en marcha y nada lo detendría.
El 3 de marzo de 1962, Titanes en el Ring hizo su aparición en la pantalla chica en horario nocturno, porque pese a todo era aún considerado como un espectáculo “para adultos”, y con un armenio interpretando el papel de malo, el ciclo llegaría a la pantalla chica. “Siempre fue el malo que amaban odiar -reconoció la heredera-, se hizo bueno cuando nací yo. ‘Nunca podría soportar la mirada de mi hija viéndome malo’, me decía”.
El ciclo no fue solo un show de lucha, fue una mitología moderna donde
héroes y villanos se enfrentaban domingo a domingo ante la ovación del público.
Su impacto fue tal que, en las décadas siguientes, el programa pasaría por los
cinco canales de aire argentinos, expandiendo su dominio más allá de la
televisión y convirtiéndose en un verdadero fenómeno cultural.
Pero no solo cautivó a la audiencia argentina. Su fama cruzó los límites territoriales, y a mediados de los años ‘70, el espectáculo emprendió una serie de giras internacionales que confirmarían su éxito en el resto de América Latina. Países como Uruguay, Panamá, Ecuador, El Salvador, Paraguay y Costa Rica recibieron con entusiasmo a la troupe de luchadores, convirtiéndolos en ídolos en cada destino.
Pero no solo cautivó a la audiencia argentina. Su fama cruzó los límites territoriales, y a mediados de los años ‘70, el espectáculo emprendió una serie de giras internacionales que confirmarían su éxito en el resto de América Latina. Países como Uruguay, Panamá, Ecuador, El Salvador, Paraguay y Costa Rica recibieron con entusiasmo a la troupe de luchadores, convirtiéndolos en ídolos en cada destino.
Martín karadagian y Aída "Pichi" Lobov, a ambos lados de Paulina.
El show comenzó en Canal 9, pero con el tiempo y las
distintas ediciones pasó por Canal 13, Canal 11, Canal 7 y Canal 2.
Con una audiencia siempre fiel, crecía también el interés de otros países, que
veían en el espectáculo algo más que simples peleas.
La primera incursión internacional se dio en Uruguay, donde los
luchadores fueron recibidos como verdaderas estrellas. Luego siguieron otras
plazas inesperadas: en Panamá, los estadios se llenaban para ver en
acción a Martín Karadagian, La Momia, El Caballero Rojo y El
Indio Comanche. En Ecuador y El Salvador, el entusiasmo por
el programa se reflejaba en la venta de discos, figuritas y merchandising,
replicando el impacto que ya tenía en Argentina. En Costa Rica y
Paraguay, la presencia de los titanes desató una euforia que los medios
locales cubrieron con gran despliegue.
Lo que diferenciaba a Titanes de cualquier otro show de lucha
libre era su capacidad para combinar deporte, teatro y marketing en un solo
producto. No era solo ver peleas: era adentrarse en un universo de personajes
inolvidables, cada uno con su historia, su canción y su técnica de combate.
Desde el terror mudo de La Momia hasta la valentía de El Caballero Rojo, cada luchador representaba un arquetipo claro, lo que permitía que el público se identificara y tomara partido en cada combate. Los niños coreaban las canciones de los luchadores, los adultos se maravillaban con la destreza y el dramatismo del espectáculo, y la prensa lo cubría como un fenómeno sin precedentes.
Desde el terror mudo de La Momia hasta la valentía de El Caballero Rojo, cada luchador representaba un arquetipo claro, lo que permitía que el público se identificara y tomara partido en cada combate. Los niños coreaban las canciones de los luchadores, los adultos se maravillaban con la destreza y el dramatismo del espectáculo, y la prensa lo cubría como un fenómeno sin precedentes.
Martín Karadagian, entre las dos momias.
A 63 años de su debut, sigue vivo en la memoria de
quienes lo vieron y en la cultura popular de la Argentina y América Latina. Su
impacto fue mucho más que televisivo: definió una era del entretenimiento y
demostró que un buen espectáculo, cuando se hace con pasión y creatividad, no
tiene fronteras. Porque Titanes en el Ring no fue solo
un programa de televisión. Fue una epopeya de héroes y villanos que conquistó
el corazón de un continente entero.

La Momia era uno de los personajes más temidos por los televidentes de Titanes en el Ring, a quien casi siempre Martín Karadagian lograba vencer al final del programa.
Titanes en el Ring Martín Karadagián
vs. la Momia lucha final. Video: Canal 9 / Canal Volver.
Titanes en el Ring. Historia y
Curiosidades de este mítico programa.