Historia del Partido Socialista…
El 28 y 29
de junio de 1896, un grupo de delegados de agrupaciones socialistas y
gremiales encabezados por el “maestro” Juan B. Justo, se reunieron en el local
de la agrupación alemana “Vorwarts” en
lo que fue el Congreso
Constituyente del Partido Socialista, que coronaba el proceso
organizativo del socialismo argentino cuyo origen se remonta a los primeros años de la década de 1890.
En aquellas históricas jornadas se aprobaron la
Declaración de Principios, el Estatuto y el Programa Mínimo de la nueva
agrupación de los trabajadores, que funda en nuestro país la acción política
independiente de la clase obrera, constituyéndose en el hito fundamental de la
historia del proletariado argentino.
En el primer programa partidario ya se planteaban
reivindicaciones que tardaron décadas en corporizarse en leyes:
- Jornada laboral de 8 horas para adultos, de 6 para jóvenes entre 14 y
18 años, y prohibición del trabajo industrial a menores de 14 años, además
del descanso obligatorio de 36 horas continuas por semana.
- A igualdad de trabajo igual remuneración entre los sexos.
- Reglamentación higiénica del trabajo industrial, con limitación del
trabajo nocturno a los casos indispensables, y prohibición del trabajo de
las mujeres donde se haga peligrar su maternidad o ataque a la moralidad
- Responsabilidad de las patronales en los accidentes de trabajo y la
creación del fuero laboral.
- Abolición del impuesto al consumo e instauración del impuesto progresivo
sobre la renta.
- Instrucción laica y obligatoria para todos los niños hasta 14 años,
con cargo al Estado de la manutención de los mismos, cuando fuere
necesario.
- Voto secreto y universal para todas las elecciones.
- Autonomía Municipal.
- Jurados elegidos por el pueblo para toda clase de delitos.
- Separación de la iglesia del estado.
- Supresión del ejército permanente.
- Abolición de la pena de muerte, y revocabilidad de los representantes
electos, en caso de no cumplir el mandato de sus electores.
El Partido Socialista, que encontraría su centro
ideológico y político en la figura de Juan B. Justo, encarnó -en palabras de
José Aricó- el “proyecto más coherente de nacionalización de las masas,
de incorporación de los trabajadores a la vida nacional y de construcción de
una democracia social avanzada”. El socialismo intentaba así encarnar la
modernización democrática y la transformación social, en un proyecto de
sociedad en que ambos valores se entrelazaran en caminos simultáneos.
Nacía así la primera organización política moderna de la
República Argentina, decidida a representar a la nueva clase que emergía de las
entrañas del sistema capitalista, a preparar su emancipación del yugo
explotador y a fundar un nuevo orden económico y social.
La fundación del Partido Socialista no sólo significó el
surgimiento de la primera organización política del proletariado, sino también
el punto de arranque del proceso de formación de los modernos partidos
políticos en Argentina. El Partido Socialista es así el primer partido moderno
de la Argentina, antítesis de la “política criolla”, y que tuvo además -como
señala Juan Carlos Portantiero- el mérito de haber colocado en el horizonte
ideológico de la política argentina el tema de la justicia social.
El predominio socialista era el resultado de la
maduración de las condiciones de la explotación capitalista en la Argentina. La
década de 1890 había entregado a la historia argentina un nuevo esquema de
clases, con el que emergía el nuevo sustrato social con base en el cual la
transformación de la sociedad se tornaba un objetivo posible.
Demostrando su aguda percepción de las nuevas
características que adoptaba la sociedad argentina, Justo escribía en el primer
editorial de La Vanguardia en abril de 1894: “Este país se transforma
(…), junto con esas grandes creaciones del capital, que se ha enseñoreado del
país, se han producido en la sociedad argentina los caracteres de toda sociedad
capitalista”.
Los socialistas imprimirán desde entonces una impronta
decisiva sobre la clase obrera, sobre la política y la sociedad argentina, a
través de una vasta actividad política, cooperativa, sindical y cultural, que
quedará plasmada en la saga fundacional que emprenderá Justo desde finales del
siglo XIX: el periódico La Vanguardia, en 1894; la Sociedad Obrera de
Socorros Mutuos, en 1898; la Sociedad Luz, en 1899, para culminar en 1905 con
la Cooperativa El Hogar Obrero.
En una recordada conferencia de 1902 Justo nos dará una
definición del socialismo que guiará a varias generaciones: “El
socialismo es la lucha en defensa y para la elevación del pueblo trabajador,
que, guiado por la ciencia, tiende a realizar una libre e inteligente sociedad
humana, basada sobre la propiedad colectiva de los medios de producción”.
Cuando recién alumbraba la primera década del siglo, y
las luchas obreras crecían acompañadas por la represión brutal del régimen
oligárquico, el Partido Socialista logrará en 1904 su primer triunfo electoral
en la persona de Alfredo Palacios, el primer legislador socialista de América,
que sintetiza el esfuerzo creador de los parlamentarios socialistas, quienes
mediante iniciativas y proyectos alumbraron el Nuevo Derecho en la República
Argentina. La aprobación de leyes como del descanso dominical, y la protección
del trabajo de mujeres y niños darían nacimiento y andamiaje jurídico al Nuevo
Derecho que surgía en la República Argentina.
La lucha por los derechos políticos llevó a que en 1912
se sancionara la ley Sáenz Peña, que impuso el voto universal, secreto y
obligatorio, poniendo fin a décadas de fraude. A partir de entonces el
Parlamento argentino será testigo de la presencia de destacados socialistas,
gigantes del pensamiento y de la acción.
En 1912, en las primeras elecciones en Capital Federal,
bajo la ley Saénz Peña, fueron electos Diputados Nacionales Juan B. Justo,
Alfredo L. Palacios, obteniendo en promedio más de 25.000 votos,
aproximadamente el 20%.
En 1913 ingresaron a la Cámara de Diputados dos
socialistas más: Nicolás Repetto y Mario Bravo, elegidos por un año para
completar sendos períodos que habían quedado truncos. El Partido Socialista
obtenía, además, por primera vez, una banca en el Senado de la Nación, que
habría de ocupar Enrique del Valle Iberlucea.
El 22 de Marzo de 1914 el Partido Socialista logró un histórico
triunfo en la capital de la República. Fueron elegidos diputados: Repetto,
Bravo, De Tomasi, F. Cúneo, Angel M. Giménez, Zaccagnini, y E. Dickmann. Los
diputados socialistas eran nueve; luego se redujeron a seis en los años
1918-1919. Empezaba a dar sus frutos también la experiencia del ejercicio del
poder a nivel municipal, que el Partido Socialista había iniciado en 1914 en el
Chaco, donde es electo con el 49% de los votos, Juan Govi, primer concejal
socialista de esa provincia. Luego, el 14 de noviembre de 1915, el Partido
obtuvo el 66% de los votos, ingresando todos los candidatos socialistas: Jesús
Alonso, Carlos Diez, Juan Govi y Alfredo Guerrero. A Govi le correspondió la
presidencia y a Guerrero la vice del Concejo. Esta experiencia se amplía al
territorio bonaerense, a principios de los años veinte.
A partir de 1920, año en que el socialismo contaba con
diez bancas, la representación socialista aumenta constantemente, llegando a
contar con 19 diputados en los años 1928-1929. Con la escisión del “socialismo
independiente” se reduce considerablemente su presencia en el Parlamento, y
para 1930 Repetto era el único representante socialista.
Por esos años, las mujeres socialistas encabezadas por
Alicia Moreau llevaron adelante la lucha por los derechos civiles y políticos
de las mujeres en nuestro país. El 4 de Agosto de 1903, se integra la primera
mujer al Comité Ejecutivo Nacional del Partido: María Cupayolo; y el 4 de Julio
de 1904, la segunda: Gabriela Laperrieri de Coni.
Al promediar la década del ’30, el Partido Socialista
ganó un considerable número de bancas en el Congreso Nacional, alcanzando en
1932 la máxima representación parlamentaria de su historia: 43 diputados y dos
senadores. El número se redujo a 42 en 1935, y 25 en 1937.
Recuperando en el parlamento el papel que las escisiones
les habían quitado, entre 1932 y 1943, tiene lugar el segundo gran impulso
legislativo dado por el Partido Socialista en materia social. El Partido
realiza una importante actividad “fiscalizadora”, donde la oposición
al régimen se torna más frontal, en particular con la denuncia del fraude, del
cercenamiento de las libertades públicas y la investigación de los escándalos
de corrupción. Sufre además de manera directa las consecuencias criminales de
la década infame, empezando por el asesinato del diputado provincial cordobés
José Guevara, perpetrado por matones fascistas en 1933.
Los socialistas lograron además en esos años su mayor
influencia en el movimiento sindical. Luego de haber participado en la creación
de la CGT en 1930, cinco años después logran el control de la misma al
desplazar al sector sindicalista.
La crisis de los años ’30 produce una apertura en las
filas partidarias, que se enriquecen con el ingreso de jóvenes formados por
experiencias políticas o culturales como la Reforma Universitaria. Se
incorporan al Partido Socialista, Carlos Sánchez Viamonte, Deodoro Roca, los
hermanos Orgaz, Julio V. González, Alejandro Korn, Ernesto Giudici, entre
otros. Además, se produce el reingreso al partido de Alfredo Palacios -quien
había renunciado en 1915-, que rápidamente se convierte en senador nacional.
A mediados de la década del ’40, el fenómeno peronista
lograría capturar la realidad económica y social que emergía de la nueva
industrialización, dejando progresivamente al socialismo al margen de las
grandes convocatorias de masas y planteando además discrepancias en el interior
del partido respecto a las tácticas que debían emplearse frente a los
acontecimientos políticos nacionales.
En 1958 luego de un conflictivo Congreso partidario
realizado en la ciudad de Rosario, el Partido Socialista se fractura, dando
lugar a dos agrupaciones a las que la justicia electoral obligó a identificarse
a través del agregado de un aditamento al nombre partidario.
Nacieron entonces el Partido Socialista Argentino
(Alfredo Palacios, Alicia Moreau de Justo, José Luis Romero, entre otros) y el
Partido Socialista Democrático (Nicolás Repetto, Juan A. Solari, entre otros).
Mientras el Partido Socialista Democrático se
caracterizará por su relativa estabilidad organizacional, el Partido Socialista
Argentino se caracterizó desde el comienzo por una cierta heterogeneidad
interna que no tardaría en estallar. Su grupo más juvenil, influenciado por la
experiencia de la Revolución Cubana, será el sostén de la candidatura a Senador
de Alfredo Palacios, quien se impone en las elecciones de 1961. Poco después se
produce la expulsión de un grupo que constituyó el Partido Socialista de
Vanguardia, que se fraccionó posteriormente en Partido de Vanguardia Popular
(autodisuelto en 1972 para ingresar al justicialismo) y Partido de Vanguardia
Comunista. Otra escisión tendrá lugar en 1966, cuando un grupo expulsado de la
agrupación confluyó junto a grupos trotzkistas en el Partido Socialista de los
Trabajadores.
En 1972, una fracción del Partido Socialista Argentino,
junto al Movimiento de Acción Popular -MAPA- de Guillermo Estévez Boero y
Ernesto Jaimovich, el Grupo Evolución, y Militancia Popular, crearon el Partido
Socialista Popular (PSP). El golpe militar de 1976 encontrará al PSP
dividido en dos secretarias: el PSP Secretaria García Costa y el PSP Secretaria
Estévez Boero. En las internas partidarias de 1982, Estévez Boero vence a
García Costa, convirtiéndose en el secretario general de la agrupación. De esta
forma, el grupo proveniente del movimiento universitario consolidaba su
predominio partidario. En 1989 el PSP comienza una larga y fructífera
trayectoria al frente del gobierno municipal de Rosario -la segunda ciudad del
país-, y en septiembre de 1992, en Berlín, se incorpora como miembro pleno de
la Internacional Socialista, que había sido fundada en Frankfurt en 1951.
En mayo de 1975, se constituyó en una reunión realizada
en Avellaneda la Confederación Socialista Argentina -liderada por Alicia M. de
Justo-, con la clara intención de superar las divisiones. En 1981 se constituye
la “Mesa de Unidad Socialista” que logra alinear a la
Confederación Socialista Argentina, al PSP y el Partido Socialista del Chaco,
ratificando como raíz histórica y doctrinaria la Declaración de Principios de
1896 que fuera redactada por Juan B. Justo. Desde 1983 estos sectores confluyen
electoralmente, y en 1985 se suma el Partido Socialista Democrático,
constituyéndose la Unidad Socialista.
En 1987, de la mano de Guillermo Estévez Boero, el
socialismo retornaba tras veinticinco años de ausencia al Congreso de la
Nación. Pocos años después se le sumaría Alfredo Bravo, en lo que sería ya el
comienzo de una nueva etapa parlamentaria en el seno del socialismo. En el año
2003, el socialismo retornaba además al Senado de la Nación tras 42 años de
ausencia: Rubén Giustiniani ocupa por primera vez una banca socialista en el
Senado en representación de una provincia del interior del país.
Después de 44 años de divisiones y de rupturas, el
Partido Socialista logra en el 2002 su unidad, comenzando a recorrer un camino
de crecimiento que la historia juzgará en el futuro.