Como un pan. Un edificio quedó destruido por la mitad después del terremoto
que se produjo en Chile durante la madrugada del sábado. (EFE)
El terremoto se desató a las 3.34 de la madrugada con una intensidad de 8,8 grados en la escala de Richter y tuvo 45 réplicas. Bachelet pidió al pueblo "que se ponga de pie".
“Las fuerzas de la naturaleza han golpeado duramente a nuestra patria y una vez más ponen a prueba nuestra capacidad para enfrentar las adversidades y ponernos de pie”, dijo la presidenta chilena, Michelle Bachelet, en un mensaje que difundió por la noche en la televisión. Confirmó que hay dos millones de damnificados por la catástrofe. La evaluación de los daños no se conocerá hasta dentro de un par de días, señaló la mandataria, quien expresó su “profundo sentimiento de pesar a todos los familiares de las víctimas” y la “solidaridad a todas las familias con seres lesionados o que han perdido sus bienes esenciales”.
Miles de chilenos se despertaron a las 3.34, hora local, por un terremoto de 8,8 grados en la escala de Richter que tuvo su epicentro en el sur del país y que afectó, sobre todo, a la ciudad de Concepción, la segunda en importancia, con unos dos millones de habitantes. El movimiento, uno de los mayores registrados en la historia moderna, fue 50 veces más poderoso que el que devastó Haití el pasado 12 de enero. “Estamos ante una tragedia de proporciones”, admitió temprano el ministro de Defensa, Francisco Vidal, tras sobrevolar en helicóptero Concepción, ubicada a 115 kilómetros del origen del terremoto y donde se registró la mayoría de las víctimas. La televisión mostró en esa localidad edificios antisísmicos reducidos a escombros, la Casa de Gobierno destruida y centenares de automóviles aplastados.
Pese a encontrarse a más de 520 kilómetros al norte de Concepción, la capital, Santiago, padeció la muerte de decenas de personas, mientras los canales de televisión mostraban el campanario derrumbado de la Iglesia de la Concepción, casas antiguas reducidas a polvo y puentes caídos. El aeropuerto internacional fue cerrado por daños en su torre de control y la capital quedó aislada hacia el sur del país por el colapso de las carreteras.
El terremoto se extendió por más de 1.600 kilómetros de la geografía chilena, una larga y angosta línea de tierra que linda al oeste con el Pacífico y al este con la cordillera de los Andes. “Éste es el terremoto más grande que hemos enfrentado en los últimos 30 años. Quiero compartir el dolor de los familiares de los más de 122 personas que perdieron la vida”, dijo el presidente electo, Sebastián Piñera. Este empresario conservador asumirá el poder el próximo 11 de marzo y tendrá a su cargo las tareas de reconstrucción. Ayer puso a disposición de la presidenta socialista Michelle Bachelet la totalidad de sus futuros ministros, al tiempo que anunció que destinará el 2% del Producto Interior Bruto (PIB) del país a recuperar las infraestructuras dañadas por el temblor. “Hemos tenido la oportunidad de reunirnos con el gobierno, conversar con los intendentes, y les hemos ofrecido toda nuestra ayuda. Adicionalmente, vamos a seguir preparándonos para asumir el gran desafío de la reconstrucción”, agregó Piñera horas más tarde.
Ante la crisis, el gobierno decretó estado de catástrofe en seis regiones centrales del país, lo que permitirá liberar recursos para asistir a los dos millones de afectados por el terremoto. El sismo complicó el servicio eléctrico, la provisión de agua potable y el sistema de telefonía. Bachelet pidió a los compatriotas que disponían de energía eléctrica que racionaran su uso. Además, anunció que se postergó el inicio de las clases al 8 de marzo, hasta evaluar el estado de todas las escuelas.
“Llamo a todos los chilenos a confiar y seguir las indicaciones de las autoridades, mantener la calma y no exponerse a riesgos innecesarios”, dijo la presidenta, que durante la mañana había recorrido las zonas más afectadas.
Tras hacer un reconocimiento a la labor de los medios de comunicación, las fuerzas armadas, la policía y los bomberos, Bachelet agradeció la solidaridad de la comunidad internacional. “Ayer, nosotros acudimos en ayuda de Haití y hoy somos nosotros los que sentimos la solidaridad”, resaltó. “Estamos trabajando, pero tenemos por delante una ardua tarea; nuestra historia está plagada de desastres naturales que ponen a prueba nuestro tesón y solidaridad, pero también registran el coraje de nuestra gente. Una vez más: “¡Fuerza Chile!”, concluyó Bachelet, quien el 11 de marzo entregará el poder a Piñera.
DESDE OBAMA HASTA CRISTINA, EXPRESARON SU SOLIDARIDAD. En un mensaje que dio por la noche a través de la cadena de televisión, la presidenta de Chile agradeció los llamados de solidaridad de los mandatarios de todo el mundo que se comunicaron para ofrecer su ayuda. El presidente de la Asamblea General de la ONU, el libio Ali Treki, hizo un llamado a la comunidad internacional a desplegar “todos los esfuerzos posibles para asistir con urgencia a Chile después de la catástrofe”. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, dijo que su país tiene recursos listos para enviarlos a Chile si así se lo pide el gobierno de Michelle Bachelet y manifestó sus condolencias “más sinceras” por las víctimas mortales. El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), el chileno José Miguel Insulza, ofreció la cooperación del organismo a su país y mandó “un abrazo fraterno de solidaridad y esperanza” a sus compatriotas.
También el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, envió un telegrama a la presidenta Bachelet en el que expresó la solidaridad de España y “su disposición para ayudar en todo lo que necesite Chile a partir de ahora”.
La presidenta argentina, Cristina Fernández, se comunicó con Bachelet para expresar su solidaridad con las víctimas del terremoto y ofrecer “toda la ayuda que fuera necesaria”.
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, manifestó “consternación” y dio instrucciones a su gabinete para evaluar la situación y las medidas que Brasil pueda adoptar en pos de ayudar a Chile.
CAYÓ UN MURO Y ESCAPARON LOS PRESOS. El terremoto no distinguió clases sociales, edades, localidades ni situaciones particulares. En la penitenciaria de Chillán, 269 presos escaparon de la cárcel donde estaban alojados después de que se produjera el sismo. Sólo 60 de los reos fueron recapturados por la policía y tres resultaron abatidos en una espectacular fuga que terminó con la quema de cinco casas. El hecho ocurrió cuando se desplomó uno de los muros del penal, se produjo una revuelta por parte de los internos y la mayor parte huyó de la institución. La fuga se produjo en la localidad de Chillán, ubicada a 401 kilómetros al sur de Santiago de Chile, en la región del Bío Bío, una de las más afectadas por el sismo. La confirmación llegó por parte del director nacional de la Gendarmería, Alejandro Jiménez, quien precisó que los presos se amotinaron y aprovecharon la situación que provocó el terremoto para escapar. También que uno de los gendarmes quedó malherido después del derrumbe. Al menos 200 delincuentes continúan prófugos y son buscados por los gendarmes y la policía.
© Publicado en el Diario Crítica de la Argentina el domingo 28 de Febrero de 2010.