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sábado, 18 de mayo de 2019

La máquina de odiar no para… @dealgunamanera...

La máquina de odiar no para…


Se puede poner el eje en lo bien que juega el pibe Almada, en el buen trabajo que viene haciendo el Gringo Heinze en Vélez, en lo mucho que ataja Andrada o en la mala racha de Armani, en los esquemas tácticos que elige Alfaro, en si tiene razón o no el Chacho Coudet cuando se queja de las lesiones de sus jugadores que no tuvieron ni un día de descanso porque enseguida tuvieron que empezar otro torneo, en las presiones que reciben los jugadores de fútbol; en los sistemas de campeonatos absurdos que hacen que un equipo descendido en un torneo pueda clasificarse campeón en el otro, en los arbitrajes deficientes, en las patadas criminales.

© Escrito por Juan José Panno el sábado 18/05/2019 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Se puede poner el eje en la aparición de jugadores jóvenes que hacen alentar alguna esperanza después de años de despropósitos en las selecciones juveniles, en lo lamentable que resulta que un pibe como Sosa con todo lo que promete se tenga que ir al Everton de Inglaterra con un puñadito de partidos en primera. Pero no.

Se puede poner el eje en el juego, en el hecho de que a la mayoría de los equipos argentinos les cuesta salir a uno o dos toques desde el fondo por falta de técnica, por falta de entrenamiento con la pelota, por las deficiencias de los campos de juego o por la suma de todo eso.

Se pueden saludar o no los gestos como el de Bielsa, sus declaraciones llenas de sensatez, su humor para aceptar las derrotas y hasta se puede debatir sobre su apelación al Fair Play, en un tono que evite cualquier brote sensacionalista. Se puede discutir y debatir sin gritar, sin insultar, sin agredir, sin avivar el fuego. Se puede todo eso, pero no.

En la mayoría de los programas deportivos de la radio y la televisión se manipula, se acerca leña para incentivar a que otros (una hinchada, un jugador, un director técnico) terminen echando nafta al fuego ya encendido por ellos. ¿Los directores de cámara que buscan obsesivamente al jugador que sale reemplazado para ver cuánto putea, los que enfocan al que grita o no grita un gol, los que se ensañan con el que cometió un error, los que se regodean con la discusión entre jugadores de un mismo equipo, están interesados en el juego?

La maquinaria que funciona a full para fomentar el odio entre pares nos termina envolviendo a todos. Y es probable, por eso, que esta nota termine resultando más de lo mismo. ¿No deberíamos parar un poco la pelota?






lunes, 24 de diciembre de 2018

Carta de una Quemera a Alfaro, Adiós… @dealgunamanera...

Carta de una Quemera a Alfaro, Adiós…


Esperé un día para calmarme y tratar de razonar. Pero es imposible. Porque los sentimientos van por otro camino. Y a nosotros, los hinchas, nos mueve el amor, nada más y nada menos.

© Publicado el sábado 22/12/2018 por el Sitio Patria Quemera de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Audio de GJA a los jugadores de Huracán. © YouTube

Hasta no leer el comunicado pensé que se trataba de una “opereta” de Boca y sus periodistas satélites. La realidad me cayó como un balde de agua helada. No me sorprende la actitud de Boca, Angelici y Burdisso porque son poderosos y por sobre todo ajenos, allá ellos. Lo que no me esperaba fue lo tuyo, Gustavo Alfaro.

Si leés esto creeme que me siento defraudada y me resulta imposible entender las razones que ni te hizo falta explicar en tu frío comunicado. Pocas veces (y mirá que llevo años como hincha y socia de Huracán) creí tanto en un técnico, sentí que me identificaba y me llenaba de orgullo. Que tenía puesta la camiseta de mi club a pesar de no haber nacido en él y llevar solo unos meses al frente del plantel.

Tantas palabras bonitas, motivadoras, agradecidas. Hasta salutaciones de cumpleaños (que pudieron no haber ocurrido o ser meramente formales y en vos todo parecía ser auténtico). Tus declaraciones irradiando felicidad y compromiso, diciendo que habías encontrado tu lugar en el mundo. Tu reacción ante la multitud en el balcón del Ducó, pareciendo uno más de nosotros. Y últimamente, hace tan pocos días, la declaración de que Boca no te movilizaba.

Creí todo! Porque además de pensar que eras un buen técnico te sentí mejor persona. Quería que terminaras tu carrera en mi club, que no te fueras nunca. Hablaste de la falta de ética de la AFA, la Superliga y la Conmebol. Ah y de Holan y su falta de principios también. Qué ironía!

Ahora, la pelota estaba de tu lado. Pudiste patearla afuera y quedar como un grande, un tipo con valores (y no precisamente monetarios), con principios, con palabra. Hasta compartimos el mismo signo. Yo jamás haría lo que hiciste vos y eso que tuve oportunidades en mi vida laboral pero los preceptos que me enseñaron mis padres fueron sagrados: la palabra vale oro, los compromisos se cumplen.

Como bien decís todos buscamos progresar y cumplir metas pero hay un límite, no debe ser a costa del perjuicio ajeno, no debemos oscurecer a otros para brillar nosotros. Como siempre digo “no hay que hacerle a los demás lo que no te gustaría que te hicieran a vos”. Y no hay almohada más cómoda que una conciencia tranquila. Tan simple como eso.

No siento bronca, solo decepción. Por haber creído. Pero esto no me va a hacer cambiar porque es mi forma de ser. Porque la vida sigue y Huracán es grande. Hemos salido de peores, saldremos de esta. Tenemos con qué.

Adiós.

Graciela
Socia A02282 



domingo, 23 de diciembre de 2018

Razón y pasión… @dealgunamanera...

Razón y pasión…


Que golpazos recibió el hincha en el corazón en tan solo horas. Dos golpes, que en cualquier otro momento serían de nocaut. Primero, la salida de un referente, uno de los jugadores más determinante de la historia del club como Marcos Díaz. Un tipo que llegó siendo ese actor de reparto que se coló por la ventana de un casting y termina siendo marquesina en calle Corrientes pero finalmente, a pesar de todos sus éxitos, se va detrás de un manto de dudas, silencios, hasta insultos por no renovar ese contrato económico que lo ligaba al club y elegir seguir su carrera por un diferente camino, pero el problema es otro, que desarrollaré luego de explicar el segundo golpe.

© Escrito por Nicolás Federico el sábado 22/12/201/ y publicado por el Sitio Patria Quemera de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Luego, casi sin levantarse del piso, el segundo golpe. La salida de Gustavo Alfaro. Un entrenador que así como pasó con el primer protagonista, llegó mirado de reojo, con pergaminos de buenos trabajos pero con una forma de pensar contraria a lo que este club demanda – o al menos así, desde mis abuelos me enseñaron, que en Huracán el paladar es negro – un técnico pragmático, con antecedentes de un fútbol amarrete y mezquino, pero llegó, tomó el equipo en una situación difícil y lo sacó adelante.

Levantó jugadores que estaban casi fuera del club, hasta insultados por todo un estadio como Martin Nervo, logró romper rachas negativas que llevaban años, metió al equipo en los puestos de vanguardia del torneo local pero sobre todo creo, desde su personalidad y sus palabras, una relación de amor con gran parte del hincha, ese amor de los primeros dulces meses, de pasión, de fuego, realmente se metió en el corazón del hincha. Pero, ¿Qué pasó? esa chica que apareció sin buscarla y te enamoró con sus palabras, decidió que hay alguien mejor y marcharse, y ahora sí explicaré la razón de esta nota.

A que voy desmenuzando estos dos golpes, que son situaciones para reflexionar, sobre todo para el hincha. Debe entender que la pasión y la razón nunca fueron pareja, siempre fueron padres separados. Que el hincha vive por la camiseta, hasta hace sacrificio que no haría por nadie, pero los que la visten, los que la representan son trabajadores, tipos que aprendieron el oficio de jugar al fútbol, dirigir un equipo o hasta el de llevar un club adelante. Entonces, a vos, hoy que estás enojado, insultando, te pregunto ¿El problema son los protagonistas que se van o los hinchas que tienen la necesidad de idealizarlos?

Y obviamente, como en la vida, todos los extremos no son buenos, y en este caso hay un poco de cada lado, pero en mi humilde reflexión creo que la mayor parte del error pasa por el hincha. Sí, si estás leyéndome, primero gracias pero no me insultes, pensalo. El fútbol, es el trabajo más difícil del mundo, ¿Por qué? simple, porqué además de ser un ingreso de dinero como cualquier otro entra en juego la pasión. Los tipos que representan a los clubes tienen detrás de ellos gente, hinchas, que le exigen por su buen rendimiento.

Para graficarlo es como si vos en tu laburo de oficina tuvieras una tribuna detrás de 20 jefes que te estuvieran aplaudiendo o insultando dependiendo la fórmula de Excel que hagas, o la cantidad de casos resueltos por día. Pensalo. Pero asimismo, reflexioná que es un trabajo, simple y llano. Al que realmente hay que idealizar es al hincha, al que paga la cuota mes a mes, manguito a manguito, que se banca ir con lluvia, sol, de tarde de noche, cualquier día de la semana, al que lo sigue por la televisión, al que lo sigue desde cualquier país del mundo, a esos tipos hay que idealizar y abrazar.

El resto, son empleados, nada más. Por eso Quemero, es momento de pensar, dar vuelta la página y alentar a los que estén, hoy, mañana serán otros pero siempre alentar o exigir a los que vistan la camiseta, porque realmente lo importante siempre fue y será el Globo que tienen bordado en el pecho, jamás nadie será tan importante como Huracán.

¡Hasta la Victoria Siempre!



jueves, 12 de abril de 2018

Superliga Argentina. San Martín de San Juan 0 vs. Huracán 1... @dealgunamanera...


El Globo venció a San Martín en San Juan…


El equipo dirigido por Gustavo Alfaro superó al sanjuanino por 1 a 0 en el Estadio Hilario Sánchez. Nicolás Silva convirtió el único tanto del partido.

Escrito por Laura Corriale el domingo 08/04/2018 y publicado por el Departamento de Prensa del Club Atlético Huracán de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Fotografías: Nicolás Roncoron

Este mediodía, Huracán visitó a San Martín de San Juan en el Estadio Ingeniero Hilario Sánchez por la 22° fecha de la Superliga Argentina de Fútbol.

En la primera etapa, el Globo lograba las llegadas más claras. A los 19’, Ricardo Noir recuperó la pelota en el sector derecho tras un error de Gabriel Carabajal en San Martín. “Tito” dio un pase al área que Diego Mendoza no llegó a empujar.

Dos minutos más tarde, llegó el gol de Huracán, cuando Nicolás Silva recuperó el balón en el centro del campo de juego, avanzó a toda velocidad y en la puerta del área, definió abajo, siendo imposible de atajar para Luis Ardente.

A los 31’, Carlos Araujo salvó en la línea al equipo quemero, tras un tiro de Claudio Mosca en la puerta del área.

Ya los 24’ de la segunda parte, Pablo Magnín recibió la pelota dentro del área del Globo, pero definió muy arriba y no logró convertir.

Dos minutos después, Martín Nervo fue expulsado por Darío Herrera tras recibir la segunda amarilla, por una supuesta mano del capitán quemero.

De esta manera, el equipo dirigido por Gustavo Alfaro alcanzó los 37 puntos y el quinto puesto en la Superliga.

El próximo viernes 13 de abril, el Globo recibirá a Argentinos Juniors en el Palacio Ducó desde las 21:15 hs.

Síntesís:

Huracán 1

1 Marcos Díaz; 4 Carlos Araujo, 25 Carlos Matheu, 21 Martín Nervo (expulsado), 14 Pablo Álvarez; 8 Mauro Bogado (2 Federico Mancinelli), 5 Israel Damonte; 7 Ignacio Pussetto, 24 Nicolás Silva (28 Cristian Chimino), 11 Ricardo Noir (27 Adrián Calello); 16 Diego Mendoza. DT: Gustavo Alfaro.

San Martín 0 

1 Luis Ardente; 25 Pablo Aguilar (14 Emiliano Agüero), 6 Matías Escudero, 18 Leandro Vega, 30 Luis Olivera; 23 Álvaro Fernández, 5 Marcos Gelabert, 16 Claudio Mosca; 31 Nicolás Maná (4 Gonzalo Prósperi), 33 Facundo Barcelo, 27 Gabriel Carabajal (24 Pablo Magnín). DT: Walter Coyette.

Árbitro: Darío Herrera

Estadio: Ingeniero Hilario Sánchez








domingo, 25 de marzo de 2018

“El Loco de la gente”… @dealgunamanera...

“El Loco de la gente”…


Se abren las puertas del cielo y Masantonio recibe a René. En la tierra lo despide Miguel, que lo acompañó hasta el final como ese gran capitán que tuvo Huracán en el ‘73.

Elegiste hasta el día, René: “22”. Justo vos que fuiste el loco de la gente, de La Banda que te vio nacer, en el Bajo Belgrano crecer y en La Quema brillar.

Nadie faltó a tu despedida. Fue en nuestra casa,  debajo de esas tribunas en la que hiciste abrazar y gritar a miles de quemeros.

Al principio, la hinchada se juntó afuera, con camisetas de distintas épocas, pero todas con el 7 en la espalda. La gente, poco a poco, se arrimó a la puerta principal y espero la apertura.

Vos adentro, bajo la custodia del Teniente Coronel Tomás Ducó y la compañía de tus seres queridos, recibiste a todos los que te querían dar el último saludo. Hasta te vestiste de gala con tus dos casacas, las que siempre supiste defender y amar, uniendo las instituciones de Huracán y Excursionistas, que más allá de la diferencia en los colores, ambos supieron entender tu amor compartido.

Todos te vieron, te acariciaron y hasta pudieron darte un beso. En el cierre, esta mañana saliste por la puerta grande del Palacio bajo el grito de “dale campeón”.

Si bien el mundo del fútbol te lloró, nosotros, los que te conocemos, sabemos que te mandaste otra de las tuyas escapándote en un globo blanco de fuego hacia arriba, donde te espera Ringo para alentar juntos a nuestro equipo como lo hiciste siempre desde la popular.

Hasta pronto, René. Te vamos a extrañar. Pero ante todas las alegrías que nos diste, jamás te vamos a olvidar.

Marcelo Adrián Salvio
Gerente de Comunicación del Club Atlético Huracán


“René está presente en cada gambeta”…


César Luis Menotti fue el técnico que marcó a René Orlando Houseman para toda la carrera. Juntos llevaron al Club Atlético Huracán a la consagración en el Campeonato Metropolitano 1973. Cinco años después, “El Flaco” y “El Loco” dejaron bien alta la bandera de la Selección Argentina al cosechar el primer Campeonato del Mundo.

El entrenador se expresó tras hacerse eco del fallecimiento del wing derecho: “Es la vida, venía mal. Nos tenía acostumbrados a estas amenazas en los últimos tiempos, pero siempre salía ileso. Esta vez no pudo”.

“Este tipo de futbolistas, estas personas, que se ligan el cariño de la gente, no se van nunca. Siempre andan por ahí en algún potrero, en algún lugar de la Argentina o ahí en su barrio. Lo tomo como que está presente en cada pase, en cada túnel y cada gambeta. Está su vida ahí”, aseguró el DT en diálogo con Radio Cooperativa.

Además, Menotti recordó las habilidades que tenía El Loco: “Era impresionante. Un futbolista que nacía de la nada. Nunca razonó, era todo fruto de la inspiración. Elegía sin ninguna ayuda lo que era mejor para él, para el equipo, para la belleza y la eficacia”.

César Luis Menotti


#HistoriaQuemera Quién fue (y será) René Houseman…



No hay palabras. Nunca las hubo, hoy menos. Jamás se hallaron aquellas que pudieran describir con completa certeza su figura; en este funesto 22 de marzo, no existen las que describen el dolor de su partida. El corazón de René Orlando Houseman dejó de latir, y el vacío parece entronizarse en el corazón del Globo. No hay palabras…

Una lágrima de tamaño oceánico cae de las mejores páginas de Huracán. Confluye con miles otras de hinchas que sienten la mismísima partida de un familiar cercano. La noticia se disparse, «se nos fue René», y se va el aliento. Se puede escuchar por dentro el estruendo de un silencio que amenaza con ser eterno, y una ráfaga de viento desolado después. Todo es nada, y nada hay, sólo un abismo en el sentir y la caricia envenenada del anonadamiento. «Es imposible». Pero sí, es… Y no hay palabras.

En este otoño, que por estas horas se asemeja más a un invierno polar, las estadísticas resultan demasiado frías. Ellas cuentan que partió la magia de uno de los mejores elencos balompédicos de la historia, el goleador «albiceleste» del Mundial 74, un campeón abanderado del triunfado en 1978, el séptimo artillero de la Selección en esa competencia, el sexto de La Quema y séptimo con más presencias, propio al que más veces citó el combinado nacional. Pero no, Houseman fue mucho más.

Fue fútbol, barrio, villa y potrero. Fue un «Loco». A veces metía golazos y ni siquiera los gritaba. Era capaz de amagar hasta tres o más veces al mismo rival, sin parar hasta verlo encerrado en un chaleco de fuerza. Contagiaba su locura a la hinchada Quemera, y desde las graderías bajaba el «Olé, olé, ¿cómo lo paran a René?». O a los patrios que lo gritaban: «el Loco es lo más grande del fútbol nacional». Fue pícaro y atorrante. Estandarte de indisciplina, no se llevaba bien con el profesionalismo. En las concentraciones, cuando no se escapaba de éstas, compartía habitación con Carrascosa, hombre tranquilo y correcto por demás. Ni eso funcionaba: dormía poco y escuchaba la radio al máximo volumen. Eso sí, en cancha, se amagaba hasta a los pozos… Es que René, como profesional, era un profesional de su propio encanto. Uno que lo hubiera hecho ad honorem, sólo por sincero placer de «ser». Todo eso fue. «Es». Es y será, así el destino haya puesto fecha y clavado flecha.

Nació en La Banda, Santiago del Estero, el 19 de julio de 1953. Dejó a muy temprana edad esos pagos, que de tanto embarrarlo en sus zanjas lo bautizaron «Chancho», para mudarse a la gran ciudad. Su rutina de niñez empezaba a las 6:00hs., cuando se despertaba para patear su pelota con ambas piernas contra un paredón. Lo hacía por afición, sin pensar en el futuro. Curiosamente, en su primer club de barrio, «Los Intocables», fue marcador de punta. Tiempo más tarde quiso probar suerte en Excursionistas, dueño de la mitad de su amorío, aunque dirigentes le cerraron las puertas debido a su origen humilde y su físico no muy prometedor. Por eso fue Defensores la antesala de su gloria: su aporte de 16 goles en 36 partidos fundamentaron un inmediato ascenso y desnudaron sus condiciones fuera de lo común, por lo que se transformó en pretensión de muchos, aunque Huracán terminó ostentando, por pedido exclusivo del «Flaco» Menotti, la joya de la Villa del Bajo Belgrano.

Arribó al Globo en el verano de 1973 y tras su aparición comenzó el pasmo: por su apellido de origen alemán, esperaban a un rubio corpulento, más se sorprendieron al ver que «Hueso», lejos de aquel estereotipo, era delgado, medía 1,65 m y dejaba a la vista sus piernas chuecas y poco fibrosas con las medias arremangadas hasta los botines. Finalizado su primer amistoso, Menotti dejó garantías sin errores: «Ese flaquito desgarbado que ustedes vieron hoy, va a ser figura del fútbol argentino»; y el 4 de marzo, en su debut, Houseman fue una de las claves del 6-1 a favor.

Su trama en el Parque fue tan feliz como sus primeros pasos, y sus pasos, en definitiva, fueron los de un rey hacia el trono y del trono al pueblo. El mejor coronado del «Campeón del Siglo» en 1973 fue, a la vez, bandera de toda historia de la década del 70’ digna de ser contada. Con Huracán alcanzó una preciada estrella, el pase a las semifinales de la Libertadores de 1974, dos subcampeonatos, un tercer puesto y memorables actuaciones en torneos amistosos internacionales.

Como jugador no era tal, sino una maravilla. Pertenecía a la estirpe de Best y Johnstone, conocido como el «Garrincha Blanco». Muchos eruditos de tribuna más voces entendidas del ambiente aseguran que fue el más talentoso en su puesto y desafían a todos con las comparaciones. Y resulta esencia que los cotejos no son infundados. Existen reales parámetros, ya que el «Loco» se dio un gusto que muy pocos hombres del fútbol: enfrentó a Maradona, Pelé, Cruyff y Beckenbauer. Era imprevisible. Veloz, astuto, imaginativo. Pícaro, ingenioso, hábil con las dos piernas. Preciso con sus pases, guapo, goleador. Talento, brillo, desequilibrio y equilibrio a la vez. Dueño de un amague extraordinariamente beatífico y propio de él, y sólo de él, poseía un cambio de velocidad descollante y parecía quebrarse al gambetear. Enganchaba con el tobillo, casi con el taco. Deslumbraba tanto que más de una vez fue dueño de aplausos de la tribuna del rival, algo impensado en un fútbol tan vehemente.

En paralelo, su paso por la Selección fue grandílocuo. Debutó en 1973 y al año fue al Mundial 1974. En él, fascinó a la entera Tierra: fue el mejor y más goleador de Argentina con tres tantos (dos emblemáticos). Luego campeonó en el 78. En aquél marcó una vez y es, junto a otros, el séptimo máximo artillero argentino en Mundiales.

Tras esto, obtuvo una repercusión global como nunca antes. Hasta «Don Ramón», aquel gruñón entrañable de «El Chavo del 8», lo elogió. Y no fue el único. «Ringo» Bonavena, Rey de Golpes, una vez lo sorprendió: «¿Cómo andás, Loco? ¿Sabés que hasta Frank Sinatra me preguntó por vos?». Más allá, el desquiciado de la redonda nunca olvidó sus raíces ni perdió su brújula que siempre señalaba al barrio. Se autodenominaba «villero» con franco orgullo y no abandonó aquellas calles de tierra que hoy se encuentran asfaltadas. Podría haber tenido todo lo material, pero no le interesó; sus sentimientos pasaban por el fútbol y su gente. Tampoco era afín a la fama ni guardaba enigmas secretos en torno al «¿Qué dirán?». Sencillamente, fue dotado por una compleja humildad. Jamás pudo acudir al abandono de su libre espíritu de rebeldía: muchas veces, había que ir a buscarlo a la villa, su amado mundo, al ausentarse a entrenamientos y concentraciones por ir a jugar un picado.

Lamentablemente, tenía otros dos vicios mucho más insanos: cigarrillos y alcohol. Llegó al extremo de fumar en los entretiempos o jugar borracho, tras sinfines de duchas y litros de café, y así mutilar una y un millón de veces a las defensas rivales y salir ovacionado por ganadores propios y perdedores ajenos, que mucho más ganaban al ver a ese ajeno tan propio de admiración. La escena, sea cual sea su estado, era invariable: una locura del Rey de la Gambeta. No obstante, y pese a que «gambeteaba hasta las patadas», a veces no salía en pie: a menudo se hacía el lesionado para darle lugar a algún compañero. En ese ayer, quien no jugaba, no cobraba.

En suma, vivió 277 encuentros y marcó 109 goles en Huracán (1973-1980, 1981 y 1983). Se embanderó argentino 55 veces, siendo el Quemero más citado por la Selección con una notable observación: de los primeros en la lista de presencias, sólo él y Messi litigaron todos sus juegos con Argentina enrolados en un mismo club. Además, vistió de «Dragón» (1971-1972 y 1982), River (1981), Colo-Colo (Chile, 1982), AmaZulu (Sudáfrica, 1983) e Independiente (1984) hasta retiro en Excursionistas (1985).

En su cultura, libros y canciones se escribieron, y fue declarado «Personalidad Destacada del Deporte»… Pero no basta. Nada basta… Porque no hay palabras.

No hay palabras.

Nunca las hubo.

Las habrá…

Las habrá siempre para recordarlo. Siempre para homenajearlo. Por más que no basten para vestirlo, siempre tiene que haber palabras sobre Houseman. Siempre que haya sobre Huracán, tiene que haber sobre René Orlando Houseman. Porque, sin dudas, «H»ouseman y «H»uracán se escriben con la misma «H». Y su historia, ni aun en estos días con el ánimo tan hastiado, deja de comenzar con la misma letra. Seguramente, en un plano desconocido, Newbery lo invita al aerostato «El Huracán» para hacer su última ascensión, esa que lo lleve al encuentro con Masantonio, Stábile, Bonavena y tantos más.

Pero su fin no llegó. Ni llegará nunca. Será un eterno habitante de la memoria más meliflua; un eterno responsable de que, aún hoy, todo hincha de Huracán quiera la «7»; eterno responsable de que hasta algunos Quemeritos nazcan con su nombre.

Siempre habrá palabras, nunca exactas, pero sí fieles al intento de honrarlo como merece. Siempre habrá Houseman en la historia de Huracán. Siempre.

Hasta siempre, René.

Gonzalo Hernán Minici


“Cuando el talento no reconoce de fronteras ni de tiempos”…


La familia quemera despidió al Loco Houseman. Entre lágrimas, dolor y nostalgia se fue René. Nosotros hoy tenemos el privilegio de compartir y ser parte del sentimiento de esta familia, más no sea por un instante.

Los contemporáneos de René crecimos admirando su talento, como tantos otros que marcaron a fuego la impronta de un modo de sentir el fútbol. Desde aquel Huracán conducido por el Flaco Menotti, que terminó marcando un antes y un después del fútbol, ese Huracán era la mezcla ideal que todo equipo desea tener: un conductor, que no sólo se atrevía a soñar, sino que tenía la valentía de salir a atrapar sus sueños y hacerlos realidad. Una mezcla de talento, de personalidad y coraje. Por donde se lo mire, era un equipo que causaba admiración. Entre paredes, gambetas y sueños, hacía que los 90 minutos fueran muy poco.

Si bien es injusto no nombrar al Inglés o a Miguel, el Loco era el Loco. Con ese arrebato de barrio y locura, hacía que todos quieran imitar los indescifrables amagues y fintas, que hacían realmente que los marcadores quedarán mareados. Después, su talento se desparramó a la Selección Nacional, y el Loco sacó pasaporte a la inmortalidad.

Ya sentíamos todos los que amamos al fútbol que René ya no era sólo de Huracán: el Loco era de todos. Como aquellos pensadores cuyos razonamientos trascienden los tiempos, o los grandes escritores cuya escritura traspasa la frontera de las eras, el Loco tuvo esa magia y poder de los Elegidos. A fuerza de fintas de amagues y engaños, se fue quedando para siempre en  el corazón del hincha.

Con tiempo ya fuera del futbol, en muchas oportunidades lo crucé, cada vez que enfrentaba a Huracán, y siempre me dignaba con su saludo y con su abrazo, viniendo al vestuario. Un día lo crucé en Brasil, durante el Mundial 2014, y fui testigo de la admiración de la gente no sólo de nuestro País, sino del mundo. El Loco fue amado y reconocido en todos lados.

La última vez que lo vi fue después del partido de River. Afuera del vestuario me dio un abrazo y me dijo “qué bien juega Pussetto…”.

Hoy ya El Loco no está entre nosotros. Se nos escapó y nos tiró una gambeta. No veo la hora que llegue el viernes para que el Ducó estalle en un grito, en aplausos y en lágrimas. Él, como poeta omnipotente, seguirá viviendo para siempre en el corazón de la gente, en cada evocación, en cada grito, en cada “ole”, incólume, absoluto.

Como duende sagrado seguirá viviendo en su legado. Con el poder supremo de los elegidos, que a fuerza de coraje, habilidad, talento y humildad conquistó la admiración y el respeto de la pelota.
Gracias Loco por hacernos vivir el futbol de pié, al borde de la emoción y la pasión absoluta. A veces hay cosas que brillan tanto, que nos enceguecen, pero después de un tiempo, no pueden sostenerse.

Hay otras que brillan de un modo tan particular, que lo que parece imperceptible, con el paso del tiempo, hace que su luz brille eternamente, y perduren para siempre.

Gracias Huracán por haberme abierto las puertas de su casa y permitirme palpar de cerca estas historias y estos hombres. Mi admiración y mi respeto a René, que seguirá presente en el recuerdo y en la nostalgia. Un abrazo solidario a la familia. El Loco se fue con una mueca de sonrisa, y así quisiera recordarlo por siempre.

Gustavo Julio Alfaro


“Generaste siempre mi admiración”…


Donde estés en este momento…

Has hecho felices a millones de personas, René. A los hinchas de Huracán, desde ya, y a los que tuvimos la suerte de jugar con vos, de verte esa maravillosa gambeta.

Siempre me gustó decirte que eras “el Chaplin” del fútbol.

Te vamos a extrañar, pero como dijo “el Flaco” Menotti, hay gente que no se va, que sigue grabada en la memoria y en corazón del hincha del fútbol.

Gracias por todo lo que hacías que generaba mi admiración, ya sea desde niño yendo con mi viejo a la cancha, como en el momento en que fui tu compañero en mis primeros años en el plantel profesional de Huracán.

Claudio Morresi


La Selección Argentina homenajeó a René Houseman…

Seleccionado de Fútbol Argentino. Fotografía: Diario Clarín

El seleccionado argentino de fútbol disputó esta tarde un amistoso internacional frente a Italia en Manchester. En la previa al encuentro, los equipos realizaron un minuto de silencio por el fallecimiento de René Houseman, integrante del plantel campeón del Mundial Argentina 1978.

Los futbolistas de la Argentina se colocaron un brazalete celeste y blanco en homenaje al Loco y, además, la Asociación del Fútbol Argentino decidió que ningún jugador utilice la camiseta número 7.

© Publicado el viernes 23/03/2018 por el Departamento de Prensa del Club Atlético Huracán de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.