Cómo y por qué zafó Cristina…
Casanello, el
nuevo Oyarbide.
A fines de agosto de este
año, la Sala II de la Cámara federal porteña ordenó a Sebastián
Casanello llamar a indagatoria a Cristina Kirchner en el marco de la causa
conocida como la Ruta del Dinero K.
© Escrito por Christian Sanz
el sábado 10/11/2018 y publicado por el Sitio Periodístico Tribuna de Periodistas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
La decisión de los camaristas Martín
Irurzun y Mariano Llorens se dio después de una serie de pedidos de la
Unidad de Información Financiera (UIF), de la Oficina
Anticorrupción (OA) y del fiscal federal Guillermo Marijuan.
Casanello venía siendo reticente a
llamar a declarar a la expresidenta, a pesar de todos los pedidos que se fueron
acumulando al paso de los meses por parte de esos y otros organismos.
La evidencia se impuso a sus deseos y,
finalmente, llamó a Cristina el 4 de septiembre. Todo se resolvió con un
escrito, en el cual la otrora mandataria aprovechó para hacer lo que mejor sabe
hacer: victimizarse.
“El fenómeno que vivimos tiene un
carácter regional en Latinoamérica y ha sido calificado por el profesor Luigi
Ferrajoli, uno de los máximos exponentes a nivel mundial del iuspositivismo
crítico, como ‘una agresión judicial a
la democracia’”, puntualizó Cristina, entre otras cuestiones.
Esas palabras parecen haber convencido
a Casanello, quien decidió, en las últimas horas, dejarla
fuera de la trama que investiga al testaferro kirchnerista Lázaro Báez. Dicho sea de paso: ¿No es curioso que la ruta del dinero “K” ya no tenga
a ningún K bajo su órbita?
En realidad, lo que hizo el magistrado
fue dictar “falta de mérito”, una
figura que permite a los jueces lavarse las manos, ya que les permite sostener
que no hay elementos para “condenar”, pero tampoco para “sobreseer” al acusado
en cuestión.
Más allá de la furia que provocó esa
decisión, era lo esperable por parte del magistrado. ¿Qué otra actitud podría
haber tenido alguien que fue bendecido
al calor del cristinismo en el siempre corrupto fuero Federal?
Para los menos memoriosos, gracias a
los oficios del kirchnerismo, con apenas 37 años y sin antecedentes que lo
justificaran, Casanello fue nombrado en 2012 al frente del Juzgado Federal N°
7, el mismo que subrogaba Norberto
Oyarbide. Ironías del destino.
Hay un detalle no menor a ese
respecto: el magistrado quedó último en la lista del Consejo de la Magistratura
a la hora de concursar. Así y todo, fue elegido como titular del juzgado de marras. A dedo, claro.
Bautizado “Tortuga” por
parte de Jorge Lanata, por su lentitud a la hora de avanzar contra los
exfuncionarios del kirchnerismo envueltos en caso de corrupción, Casanello
pactó con el Gobierno su propia impunidad a cambio de cerrar un expediente que
preocupaba a Mauricio Macri: el de las escuchas
ilegales.
Lo mismo hizo con Daniel Angelici, solo que en una causa por
tráfico de influencia. En este caso, el juez sobreactuó su obsecuencia: ni
siquiera llamó a declarar al presidente de Boca Juniors.
“Es el
nuevo Oyarbide”, suelen decir en Comodoro Py. Y no se
equivocan. Lo ocurrido con Cristina en las últimas horas, es prueba de ello.
Una digresión: ¿Cuál fue el papel que
jugó Manuel Ignacio Izura, operador
de Garavano, para que Casanello beneficiara a CFK?
Cristina respira aliviada en estas
horas. Está casi segura de que quedará excluida de la “Ruta del dinero K”.
Pobre ilusa, no sabe que la Cámara Federal ha decidido a aguar su repentino
júbilo.
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