Al comienzo fue Macri, tras la 125 Cobos, después Reutemann, luego De Narváez, más tarde Alfonsín, y recientemente Scioli. El candidato del momento a ser “el” candidato a presidente de 2011 ha venido cambiando porque, pasada cierta cantidad de meses, aburre o se gasta. Pero ésa no parece ser la suerte de Cristina Kichner de cara a su reelección. Tras la muerte de su marido, hoy hasta podría ganar en primera vuelta y, si bien las adhesiones se diluirán con el tiempo, faltan sólo cinco meses para las precandidaturas con el verano en el medio y el Congreso en receso.
El kirchnerismo está hoy electoralmente revigorizado, pero cuando recién se conoció la noticia de la muerte de su jefe, el miedo a que sin él todo el oficialismo se derrumbara más o menos rápidamente hizo que muchos partidarios del Gobierno salieran a distribuir insultos y acusaciones desequilibradas. Rosendo Fraga y el diario La Nación recibieron imputaciones de querer poner condiciones a la Presidenta por una columna ordinaria escrita a las apuradas que no tenía punto de comparación con la de Claudio Escribano publicada en 2003 y a la que se pretendía asociar.
Al revés, con el paso de los días, cuando se iba consolidando la idea de que, en realidad, lo que sí podía derrumbarse no era el oficialismo sino el armado de la oposición, a quienes invadió el miedo fue a los adversarios de Kirchner, que entonces comenzaron a acusar a algunos periodistas y políticos de dejarse llevar por la sugestión colectiva y no ser críticos del fallecido.
Esa posición se expuso de forma visceral en un editorial del diario La Nueva Provincia de Bahía Blanca, claramente posicionado en la derecha, que bajo el título de “Hipocresía” decía: “Muchos de quienes en vida de Néstor Kirchner le llamaron maldito, hipócrita prebendario, oportunista, corrupto y corruptor ahora lo llaman estadista. Esas loas fúnebres sobre él, apenas muerto, representan una impudicia. Adviértase el intríngulis: si mienten ahora respecto de Kirchner, ¿cómo estar seguros de que no mentían antes? Si ahora lo elogian faltando a la verdad, ¿cómo saber que no faltaban a la verdad también antes, cuando aparentaban criticarle? Vaya problema. Ciertos políticos, periodistas, intelectuales y empresarios son de una hipocresía enfermiza. De un oportunismo que desea quedar bien tan sólo por el qué dirán”.
Pero no sólo el miedo perturbó los ánimos, primero de uno y luego de otro sector: también hubo una alegría maníaca reflejada, en el lado de quienes rechazan al kirchnerismo, por chistes de pésimo gusto sobre la Presidenta y su marido fallecido, sumado esto a brindis, bocinazos y otras manifestaciones inexcusables. Y del lado de los partidarios de Kirchner, por manifestantes que, plenos de omnipotencia, amenazaban a opositores y periodistas, mientras Moyano lucía entre los moderados.
Con las diferencias del caso, los dos días de rescate de los mineros acapararon tanto la atención de los chilenos como el velatorio y el cortejo del funeral de Kirchner en Argentina. Allí se transmitió el mensaje de unión que los refleja. Aquí, el de división.
Fue un triste espectáculo ver cómo una muerte que sanamente conmovía a gran parte de la sociedad y no sólo a los simpatizantes de Kirchner, en lugar de llamar a recogimiento hubiera trastornado, de un lado y del otro, a quienes cualquier hecho les viene bien para descargar su odio.
© Escrito por Jorge Fontevecchia y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el domingo 31 de Octubre de 2010.
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