Boludos...
El cobarde que atacó a los jugadores de River Plate con gas pimienta fue identificado por
las cámaras de televisión.
El 23 de junio de 1968 se jugó uno de los tantos
superclásicos en el Monumental. Fue 0 a 0. Partido aburrido. Sánchez, el
arquero de Boca, sacó un cabezazo a quemarropa por arriba del travesaño y
Amadeo Carrizo le tapó un mano a mano a Rojitas, que un rato antes le había
robado la gorra escocesa que usaba y no se la quería devolver.
Nadie se acordaría de este partido si no fuera que cuando
terminó, en la puerta de salida de la tribuna de Boca, sobre Figueroa Alcorta,
hubo una avalancha y 71 personas murieron aplastadas. Fue la tragedia de la
Puerta 12. Dijeron que tal vez las puertas estaban cerradas, o que no habían
sacado los molinetes, o que la Policía con sus caballos frenaron la salida de
la gente y los que venían de atrás se fueron aplastando unos con otros. O
la combinación de todas estas cosas.
A la mañana siguiente, un policía custodiaba la puerta
junto a una pila de zapatos de casi dos metros de altura. La investigación no
arrojó ni culpables, ni responsables, ni nada.
Los clubes y la AFA armaron un fondo de reparación y
juntaron 100.000 dólares para repartir entre las familias de los 71 muertos.
Cada uno recibió 1.400 dólares. Así como lo lee. Después de 45 años, seguimos
sin saber que pasó y desde entonces hasta hoy, todo fue empeorando.
Voy a la cancha desde muy chico. Desde mediados de los
60. Vi mucho. De Rojitas a Riquelme. De Roma a Gatti. De Marzolini a Guillermo.
De Maradona a Palermo. Y desde aquella pila de zapatos a este bochornoso gas
pimienta del que fui testigo anoche, sentado en mi platea de siempre.
Suele decirse que, de alguna manera, somos todos
responsables de este desastre que es el fútbol argentino. No es verdad. Yo no
tengo ninguna responsabilidad y, seguramente, usted tampoco amigo lector.
Los responsables son, al menos desde los años 60 hasta
hoy, los barrabravas, los dirigentes de los clubes, los Presidentes de los
clubes, los Presidentes de la AFA, los comisarios de la policía, los Jefes de
Policía, los Ministros de Seguridad, los Ministros de Interior, los Jefes de
Gabinete, los Intendentes, los Gobernadores y los Presidentes de la República.
Y tal vez alguno más. Lamento decir que a esta altura, está probado que son
todos parte de la misma joda.
Los demás somos todos inocentes. Inocentes y boludos que
hace rato nos resignamos a aceptar lo inaceptable. Como viene la mano, sospecho
que cada vez será peor.
Aviso.
© Escrito por Alejandro Borensztein el sábado 16/05/2015 y publicado por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.