El argentino que se adelantó a todos...
EL FILTRADOR. Su apodo hablaba de su notable capacidad para vulnerar defensas. En Argentina, sólo jugó para Huracán: entre 1924 y 1930 hizo 100 goles en 128 encuentros.
Guillermo Stábile fue el primer argentino en formar parte del Cuadro de Honor de los Mundiales de
Ya no queda casi nadie que lo haya visto jugar. Pero los diarios de la época, el tiempo y su leyenda lo cuentan: Guillermo Stábile fue uno de los más grandes delanteros argentinos de la historia. Les ganó, sobre todo, a los que creían conocer el destino: "Muy flaquito para triunfar en el fútbol...", decían. Tuvo una virtud de las importantes: su constancia le permitió disfrutar el abrazo de la gloria.
Vecino de Parque de los Patricios y caminante de los barrios del Sur, llegó a un destino inevitable: se hizo de Huracán. Y tras jugar en Sportivo Metán, en breve se sumó al club del que se convertiría en su primer gran referente. Fue parte de los días felices de los años 20, en los que El Globo de Newbery resultó el más campeón, junto a Boca.
En 1930 marcó su definitivo lanzamiento a la gloria. En el Primer Mundial de la historia, en Uruguay, resultó el goleador con ocho tantos en cuatro encuentros. No sólo eso: lo consiguió a contracara de las presunciones. Más allá de su condición de hombre de área que había exhibido en Huracán, Stábile no era titular en
En su presentación frente a México hizo tres de los goles en la victoria por 6-3. Luego le convirtió dos a Chile (3-1). Ya en semifinales, Stábile aportó otros dos gritos felices contra Estados Unidos. Y el 30 de julio, en la final frente a Uruguay, convirtió el segundo tanto argentino. No le alcanzó para el título, pero sí para garantizarse su lugar indeleble en la historia. Desde entonces, ocupa un puesto en el Cuadro de Honor de
"Stábile fue el único que guapeó en la final del 30", dijo Francisco Varallo, entrevistado en el libro Por el siglo de los siglos, de Gustavo Catalano. Pancho lo conocía bien por compartir
Entonces, tras su participación en Uruguay, el mundo se fijó en Stábile: Genoa, un gigante de ese tiempo en el fútbol italiano, pagó una cifra extraordinaria para la época y se lo llevó a su plantel. Tras quince días arriba del barco Conte Rosso, llegó al puerto genovés y se sorprendió: lo esperaba una multitud y algunas tapas de revistas ya lo exhibían. A las 48 horas, debutó con la camiseta azulgrana frente a Bologna, el líder de
Osvaldo Bayer describió alguna vez su apodo: "Lo llamaban 'El Filtrador' porque venía desde atrás, en el ataque, y estaba adelante siempre para definir cuando la pelota llegaba al área". Luis Carlos Ruiz, co-autor del libro del Centenario de Huracán, lo retrató a Stábile: "Delgado, de apariencia frágil, pero con una velocidad llamativa, mas propia de un atleta que de un futbolista de la época".
Stábile fue también un mediático antes de que los medios mostraran cada detalle de cada partido de cada liga de cada lugar del mundo. Ahora una consultora europea determinó que Lionel Messi -rosarino y crack- es el futbolista más mediático de su tiempo. En simultáneo, el portugués Cristiano Ronaldo, el alemán Michael Ballack, el brasileño Kaká y el inglés Wayne Rooney sonríen para tantas marcas que les pagan millones y les piden que se muestren ante el planeta entero por todas las vías posibles. Marketing deportivo, se llama. Mucho antes que ellos, y sin pretenderlo, Stábile había sido un pionero de ese rubro. Don Antonio Nesman y su hijo Victorio, inspirados por el jugador de Huracán, le pusieron como nombre "El Filtrador" a los vinos que elaboraba su bodega mendocina, Familia Nesman. Estaban fascinados por su juego y por sus goles.
En 1948, ya consagrado como futbolista en Italia y como entrenador en
© Escrito por Waldemar Iglesias y Publicado en el Diario Clarín de