Mostrando las entradas con la etiqueta Joseph Schumpeter. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Joseph Schumpeter. Mostrar todas las entradas

domingo, 31 de enero de 2021

La Recuperación… @dealgunamaneraok...

 La Recuperación… 


Tasa de crecimiento del PBI estimada para 2021 Infografía: G.P. 

La frase atribuida apócrifamente al premio Nobel de Economía 1971 Simon Kuznets: “Hay cuatro clases de países: desarrollados, en vías de desarrollo, Japón y Argentina; Japón porque sin tener recursos se desarrolló y Argentina porque teniendo todos los recursos, no se desarrolló” vuelve a resonar cuando a pesar de estar en las antípodas no solo geográficamente, las particularidades de su economía vuelven a llamar la atención. 

© Escrito por Jorge Fontevecchia el viernes 29/01/2021 y publicado en el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.

Además de ser el país con la mayor deuda sobre su producto  bruto: más de doscientos por ciento cuando en 1985 era solo del cincuenta por ciento, es también el país que mayor estímulo fiscal dedicó en 2020 para moderar la crisis económica que la pandemia produjo sobre su población: 42% de su producto bruto, diez veces más que Argentina y casi el doble que Estados Unidos, solo similar a los esfuerzos fiscales durante la última guerra mundial. 

El rebote no será en V sino como el isotipo de Nike: la pata de la derecha de la V tarda en llegar a su altura. 

Claramente no hay en economía un solo camino ni una única receta, al igual que en medicina hay herramientas comunes con tratamientos y dosis particulares para cada paciente. Escuchar a Alberto Fernández exponer en Davos hace recordar las enormes expectativas positivas que generó Macri en aquel viaje triunfal a Davos recién asumido en enero de 2016, cuando Obama presidía Estados Unidos y nadie imaginaba que un año después un tal Donald Trump podría sucederlo. 

Hoy todas las ponencias en Davos son más modestas porque la pandemia hizo a todos los líderes mundiales más heterodoxos y menos dogmáticos. En 2016 la soberbia de ciertas rigideces dio origen a líderes como Trump y Bolsonaro mientras que en 2021 un  discurso asertivo, tanto de derecha como de izquierda, sería mal visto casi por cualquier auditorio. 

Los problemas son comunes a todos los países y todos pelean por conseguir la mayor cantidad de vacunas para su población: los que fabrican tratando de poner trabas a su exportación, como es el caso de la Unión Europea; y los que importan, tratando de conseguir la mayor cantidad de dosis de la que sea: la rusa, las chinas. En todos los países hay fricciones entre los gobiernos y los proveedores de las vacunas,  y entre la oposición y los gobiernos por críticas a la falta de suficientes vacunas o por la calidad y procedencia de ellas. 

Nada nuevo bajo el sol. En Brasil, Bolsonaro, en su pelea con la oposición, que apostó a las vacunas chinas, llegó a decir que el vacunado correría riesgo de hacerse comunista. Con el tiempo en Argentina quienes desde la oposición y solo con ánimos electorales sembraron sospechas hasta de todas las vacunas, Carrió es el caso paradigmático sobre la rusa, pueden terminar teniendo un cargo de consciencia. 

Vacuna y recuperación económica son sinónimos, y las previsiones del crecimiento de la economía para 2021, a pesar de las demoras en el proceso de vacunación que también demoran la recuperación, son auspiciosas. No es una recuperación en V global sino en la forma del isotipo de Nike, donde la pata de la derecha de V tiene un grado menor y tarda más en llegar al punto anterior. 

Pero en los países desarrollados sí será en forma de V, recuperando en 2021 lo perdido en 2020. Nuestro principal comprador, China, que terminó 2020 sin caída en 2021, tendrá su mayor tasa de crecimiento de la última década y habría que retrotraerse a 2011 para encontrar un índice superior. En India, otro tractor de la economía mundial, el crecimiento previsto de casi 9% para 2021 no se repite desde la primera década de este siglo. 

En la Unión Europea directamente desde su constitución nunca registró un porcentaje de crecimiento de la economía como el previsto para 2021. Y en Estados Unidos, para encontrar una tasa de crecimiento tan alta como la prevista para 2021 hay que remontarse a 1999. 

En Estados Unidos, además, el comienzo de la pospandemia coincide con un promisorio cambio de gobierno que se reorienta hacia el multilateralismo (el embajador norteamericano en las Naciones Unidas vuelve a ser un miembro del gabinete, algo que Trump había abolido), al regreso al acuerdo de París y al lanzamiento de la propia agenda verde del presidente Biden. Los primeros cien días de Biden (fin de abril) tienen como objetivo llegar a 100 millones de vacunados con la primera dosis y terminar 2021 con 250 millones de vacunados (500 millones de dosis), un 75% de la población e inmunidad de rebaño. 

El nuevo progreso para John Elkington depende de tres erres: regeneración, resiliencia y responsabilidad. 

En su libro Green Swans The Coming Boom In Regenerative Capitalism, John Elkington, el “padrino de la sostenibilidad”, explora nuevas formas de capitalismo adecuadas para el siglo XXI. “Hay algo en el entorno operativo al que nos estamos ahora introduciendo que convertirá muchos aspectos en exponenciales”, escribió. Los cisnes verdes serían una respuesta a los cisnes negros de Nassim Taleb, aquellos que nos llevaban exponencialmente hacia la ruptura, los verdes son soluciones que nos llevan exponencialmente hacia el progreso apoyados en tres erres: regeneración, resiliencia y responsabilidad. 

Optimistas citan que el Renacimiento fue posterior a la peste negra y las ideas del economista Joseph Schumpeter: la destrucción creativa como partera de la innovación. Ojalá.







sábado, 1 de noviembre de 2014

Pizzería Google, buenas noches... De Alguna Manera...


Las TIC y la Ley de Medios…

Google baja su tarifa de avisos y vende más por más clics. Foto: Sergio Ucedo 

—Pizzería Google, buenas noches.
—Pero, ¿este... no era el teléfono de la pizzería Don Corleone?
—Sí, era..., pero Google compró la pizzería y ahora el servicio es más completo y eficiente.
—Bueno, ¿puede tomar mi pedido, por favor?
—Cómo no, señor Gómez. ¿Desea lo de siempre?
—¿Lo de siempre? ¿Sabe mi nombre? ¿De dónde me conoce?
—Por el identificador de llamadas. De acuerdo con su número de teléfono, sabemos que las últimas 53 veces que llamó pidió pizza y solicitó los gustos cuatro quesos y calabresa con doble mozzarella.
—Ah, bueno. Sí, quiero eso mismo.
—¿Puedo hacerle una sugerencia?
—Sí, claro: ¿tiene una pizza nueva en el menú?
—No, pero me gustaría sugerirle la de ricota y la de rúcula.
—¿Ricota? ¿Rúcula? Odio esas cosas.
—Pero es bueno para su salud, y su colesterol no anda bien.
—¿Cómo?
—Es que tenemos acceso a la base de datos del laboratorio donde hace sus análisis. Cruzamos el número de teléfono con su nombre y DNI y nos surge que usted tiene alto el colesterol.
—No quiero pizza de ricota, ni de ensalada. Para eso tomo mis medicamentos para el colesterol y entonces como lo que quiero.
—¿Está seguro? Aquí me surge que usted no ha tomado su medicina últimamente.
—¿Usted es de la pizzería o de la SIDE?
—Tenemos una base de datos de las farmacias de la ciudad. La última vez que compró su medicamento para el colesterol fue hace tres meses. Y la caja tiene treinta comprimidos.
—¿Cómo usted sabe esto?
—Por su tarjeta de crédito. Usted siempre compra sus medicamentos en la farmacia Sorrento, que le ofrece descuentos si paga con tarjeta de crédito del Banco HSBC. Según nuestra base de datos de sus gastos con la tarjeta, desde hace tres meses no ha comprado nada allí.
—Cancele mi pizza.
—Muy bien, pero una cosa más...
—¿Y ahora qué?
—Quiero recordarle que su pasaporte está vencido.

(Ironía futurista que circula por la web)

* * *
A las tecnologías de la información y comunicación se las abrevia como TIC pero hasta no hace mucho se llamaban NTIC porque se agregaba la palabra “nuevas”. La convergencia ha hecho que ya no sean más nuevas porque las anteriores tecnologías de comunicación también se digitalizaron.

Quienes hace cinco años decían que la Ley de Medios nacía vieja porque no tenía en cuenta las TIC tenían razón. Si ya era posible recibir servicio telefónico, de televisión interactiva y acceso a internet, todo a través de una misma conexión, no tenía lógica duplicar las redes en determinados casos, o impedirle al consumidor y a los productores de contenidos beneficiarse por la competencia entre más prestadores de esos servicios. La ley debía poner foco en que esos proveedores no se cartelizaran para impedir a los consumidores finales recibir más por menos o para discriminar y censurar a los productores de contenidos que abusaran de una posición dominante.

Hay dos variables a controlar: que la captura de renta (ganancias) sea la suficiente para hacer crecer empresas eficientes pero no tanta como para que dejen de innovar, competir y trasladar a los consumidores mejoras de precio y calidad. Y que su control de la conectividad no se traslade a ventajas en la producción de contenidos que las haga dueñas no ya de la canalización de los mensajes sino de los mensajes mismos.

El gráfico que acompaña esta columna muestra la variación de la tarifa de publicidad de Google que pudo aumentar sus siderales ventas (en muchos países concentran más de la mitad de toda la publicidad en internet y sin gastar en la producción de contenidos en Argentina venden más publicidad que Canal 13 o Telefé) y simultáneamente bajar año a año su tarifa de publicidad, en su caso medida en clicks.

Esto fue posible porque aumentan los clicks, pero como el total de dinero que las empresas invierten en publicidad no es infinito, como tampoco lo es el tiempo de la audiencia, los medios tradicionales que financian la producción de contenidos con publicidad, ya sea totalmente (radio y televisión abierta) o parcialmente (diarios, revistas y señales de televisión por cable), enfrentan nuevos desafíos.

También Netflix es un desafío para empresas como Cablevisión en Argentina o a nivel mundial HBO. Es decir: todo está en continuo cambio o en “proceso de destrucción creadora”, como decía el economista austríaco Joseph Schumpeter en su clásico libro Capitalismo, socialismo y democracia.

El triple play era inevitable (vale reconocer que faltó en la Ley de Medios no por omisión del oficialismo sino por pedido de partidos hoy de oposición). Pero no puede Clarín, por la Ley de Medios, estar impedido de tener simultáneamente Cablevisión y Canal 13, mientras que por la nueva Ley de Telecomunicaciones, que se envió ahora al Congreso, Telefónica puede mantener su empresa de conectividad junto con Telefe.

Lo ideal sería que todos los proveedores de conectividad pudieran conectar todo tipo de servicios pero no pudieran producir contenidos (y viceversa los productores de contenidos), para no terminar como en el irónico ejemplo de la pizzería Google y que los canales de televisión argentinos no fueran el Canal Telefónica, el Canal Telecom, el Canal Claro y el canal cuarto operador telefónico.

© Escrito por Jorge Fontevecchia el Viernes 31/10/2014 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Todo el contenido publicado es de exclusiva propiedad de la persona que firma, así como las responsabilidades derivadas.