La era de la pospromesa…
Saludo. Trump,
su vice y sus esposas, tras jurar en el Capitolio.
La asunción de Donald Trump está generando
un amplio impacto en Estados Unidos en relación con dos cosas.
© Escrito por Nelson Castro el sábado 21/01/2016 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
La asunción de Donald Trump está generando un amplio impacto en Estados Unidos en relación con dos cosas. Primero, en la confirmación de una división profunda de la sociedad norteamericana, una división que se ha ahondado a partir de la elección y que efectivamente en sus comportamientos el presidente no se ha cuidado en solucionar o mitigar, y éste es un punto importante para que tengamos en cuenta como punto de partida. Hoy en día, una expectativa en Washington importante en relación con el discurso de Donald Trump está conectada a este tema de la división de la sociedad. Trump había prometido en su discurso, o en alguna de sus declaraciones previas a estos días, hablar de la unidad, y sin embargo esto no estuvo presente. Es importante tener en cuenta lo que sucedió el día de la asunción del nuevo presidente de los Estados Unidos.
La asunción de Donald Trump está generando un amplio impacto en Estados Unidos en relación con dos cosas. Primero, en la confirmación de una división profunda de la sociedad norteamericana, una división que se ha ahondado a partir de la elección y que efectivamente en sus comportamientos el presidente no se ha cuidado en solucionar o mitigar, y éste es un punto importante para que tengamos en cuenta como punto de partida. Hoy en día, una expectativa en Washington importante en relación con el discurso de Donald Trump está conectada a este tema de la división de la sociedad. Trump había prometido en su discurso, o en alguna de sus declaraciones previas a estos días, hablar de la unidad, y sin embargo esto no estuvo presente. Es importante tener en cuenta lo que sucedió el día de la asunción del nuevo presidente de los Estados Unidos.
Por un lado, el nuevo presidente no hizo
ninguna referencia a la unidad de una sociedad partida.
Se dio un hecho inédito en la vida política de este país,
que estuvo marcado por la ausencia de una gran cantidad de electores
demócratas. Este boicot se dio principalmente en los representantes,
es decir, en diputados. Esto marca una actitud que va a estar presente, una
actitud de compulsión política que va a estar presente a lo largo de toda la
administración Trump.
Pero otro de los temas que claramente
sorprendieron en su discurso fue el desprecio de la clase política. Esto genera un enorme análisis en
cuanto a lo que pudiera significar para el futuro del gobierno de Trump en
referencia a su gobernabilidad. Trump habló desde Washington, que abarca tanto
a demócratas como a republicanos, es decir, al partido que él supuestamente
representa, y habló de ese establishment en forma despreciativa y depreciativa.
Dijo que se termina la era en la que en Washington se respiraba un aire de
bienestar y de riqueza mientras que en el resto del país la gente vivía en la
pobreza.
Eso va a cambiar, dijo Trump. “Y vamos a gobernar
para la gente que nos votó”, señaló. Esto también es realmente novedoso en
cuanto a lo que han sido los últimos discursos de los presidentes de los
Estados Unidos, porque en general en ellos se han dirigido no a sus votantes
sino a la ciudadanía. Esto es lo que no ocurrió en el discurso de Trump y
realmente fue notable ver las caras de muchos de los legisladores que allí
estaban, legisladores republicanos, es decir de su partido, que obviamente
estaban igualmente abarcados por este mensaje crítico, despreciativo y
depreciativo del establishment de Washington, que por supuesto es uno de los
temas que han estado en la raíz del voto a favor de Trump.
Es decir, Trump desde este punto de vista se ha mostrado
coherente. Ha dicho en principio: “No voy a dar un mensaje que contradiga
ninguna de las cosas que mencioné en la campaña”. Desde ese punto de vista,
cumplió. Lo que habrá que ver ahora es qué significa esto para la
gobernabilidad de su administración.
Rebeldías.
El otro tema que claramente impactó en esta asunción es
la presencia de las protestas, algo que tampoco se había visto
en décadas aquí. He estado en Estados Unidos en la asunción de cuatro
presidentes y realmente es la primera vez que veo algo tan categórico, tan
contundente, tan manifiesto, tan persistente y tan duro en cuanto a su crítica
al nuevo presidente. Porque lo que aquí se ha manifestado no es una oposición
al nuevo presidente, sino una actitud de resistencia a lo que representa Trump,
y esto se va a ver reflejado en la marcha de las mujeres que se va a
desarrollar hoy, sábado, no solamente en Washington sino en muchas ciudades importantes
de los Estados Unidos.
La resistencia a Trump tiene un contenido muy fuerte y es
una actitud de no aceptación del presidente como tal. Es un rechazo a lo que él
significa; para los que están en la resistencia a Trump significa
absolutamente algo opuesto a lo que es la forma de vida de los Estados Unidos.
Por lo tanto, representa una amenaza a la libertad de expresión, a la
diversidad de género, a la diversidad religiosa, a la diversidad racial y por
supuesto a la historia de un Estados Unidos integrado con las distintas
vertientes de poblaciones de pertenencia que hay a lo largo del país.
Obviamente, en el centro de esta problemática
está la inmigración, y entre los inmigrantes el temor es realmente muy
fuerte, no sólo entre los ilegales, también entre los legales, sobre todo los
inmigrantes legales que provienen de Centroamérica, y allí hay, dentro de la
comunidad mexicana, un enorme enojo y un enorme temor.
Por otro, en décadas no se habían visto las
protestas que se registraron también ayer aquí en EE.UU.
Así que las primeras horas de Donald Trump han ahondado
dos cosas: primero, la división del país, y segundo, la inquietud que su forma
de entender su desarrollo y ejercicio del gobierno plantea de cara a lo
que es primero la necesidad de encontrar soluciones a los problemas de los
Estados Unidos, y segundo, obviamente, la satisfacción de las expectativas de
la gente, que son muchas.
El mensaje de Trump tiene una mezcla de todo. Por momentos tiene partes de un
mensaje de Ronald Reagan, por momentos tiene partes de lo que fueron algunos de
los mensajes de Franklin Roosevelt.
Por lo tanto, en medio de tanta mezcla, la pregunta surge
naturalmente: cómo hará Trump para cumplir con sus promesas, que
están en la base de las ilusiones que tienen quienes lo votaron, que por
supuesto están hartos de la transa que se vive en Washington y, obviamente,
aspiran a una vida mejor que la que hoy tienen.
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