Sepan disculpar…
Sepan disculpar que en esta ocasión no vaya
a hablarles de equipos memorables, ni de personajes históricos. Sepan entender
que en esta semana no haya tenido la inspiración suficiente para contarles
alguna historia de amor, ni describir por ahí tediosamente, los empedrados de
Parque Patricios.
Sé que muchos estarán esperando palabras
contundentes, descalificaciones categóricas, o juicios condenantes. Que,
probablemente, no vaya a tener una gran cantidad de adeptos en la columna de la
fecha, y me gane la antipatía de otros cuantos. También sé que sería más fácil
escribir demagógicamente, subirme al tren de los cobardes que salen de entre
las sombras para rematar al finado cuando ya está en el suelo. Pero no, no es mi estilo.
Sepan disculpar que a lo largo de esta
columna no vaya a usar palabras como “ladrón”, “traidor”, o “mercenario”.
Sabrán perdonarme que pueda resistir un archivo y que sea coherente y
consecuente con lo pregonado a lo largo de este tiempo (casi un año) en el que
los aburro con mis previas. Espero que comprendan mi estúpido idealismo de
creer en las formas más allá del fondo, de que los resultados son importantes,
pero no a cualquier costo, de disfrutar el camino más allá del mero jolgorio
por llegar a la meta.
Entiendo que estas líneas están bañadas de
un carácter netamente antipopular, que serán juzgadas y criticadas, pero no puedo dejar de escribirlas. Es que
todavía no caigo de mi asombro. Termino por pensar que soy yo el que está mal,
que no es el mundo el que gira al revés, sino que yo voy a contracorriente.
¿Acaso no había un contrato por 3 años? ¿Acaso no hubo miles y miles que
festejamos la llegada del Turco? ¿Acaso no sabíamos que el camino iba a ser
largo y lleno de bifurcaciones? Y toda esa euforia, todo ese optimismo, toda
esa alegría nos duró…¿cuánto? ¿2 meses? ¿Qué te está pasando Huracán?
Si todos los Quemeros sabemos que Menotti
llegó en el 71 para recién salir campeón en el 73…¿por qué no podemos bancar a
nuestro último gran ídolo más de 2 meses? Ah, y sepan disculpar los opinólogos
y puteadores que haya nombrado al Turco como el último gran ídolo…¿ahora van a
decir que es Cuervo también?
Sepan disculpar que mi enojo no puede ser
contra una persona que quiso hacer a un costado su ascendente carrera para
volver al club de sus amores, que más que bronca lo que corre por mis venas es
la desilusión de haber creído que era él quien nos iba a ayudar a volver al
lugar que nunca debimos abandonar.
Sepan comprender, estimados lectores, que
no quiera que vuelva Angelito Cappa a Huracán. ¿Para qué va a venir, Ángel? Si
a los pocos partidos ya le van a dar el raje, ya se van a olvidar todo lo que
nos dio, y le van a gritar “renunciá, fracasado”. No maestro, no vuelva
todavía, que tenemos mucho por crecer como sociedad. No vuelva hasta que no
sepamos comprender el significado de “largo plazo”, de “proceso”, o de
“proyecto”. Quédese allá, aunque mucho me pese, pero no ponga en juego su honor
ni su memoria, que aún somos varios los que lo estimamos, pero no dudo que una
gran parte cambie de vereda sin vacilar.
Sabrá disculpar, por último, el gran Pep que
haga suyas sus palabras “el fútbol es lo más importante, de lo menos importante”.
© Escrito por Juan Rey el sábado 05/10/2013
y publicado por http://revolucionquemera.blogspot.com.ar/
de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario