Guerra de Malvinas: Se reactivan causas por torturas...
Unos 150 testimonios nutren las 79 causas que acusan a decenas de militares por estaqueos, lesiones graves y enterramientos.
Cerca de 150 testimonios nutren las 79 causas que investiga la jueza federal de Río Grande, Liliana Herraez, sobre torturas y vejaciones en la guerra de Malvinas, que incluyen la muerte por hambre de dos soldados, y que tienen a decenas de militares como acusados.
Herraez investiga los casos de homicidio, abandono de persona, sometimiento a torturas consistentes en estaqueos a la intemperie por largo tiempo, padecimiento de hambre y frío, enterramientos, golpes, lesiones graves y reducción a la servidumbre, entre otras prácticas aberrantes.
Las causas recibieron un fuerte respaldo este año con la declaración de delitos de lesa humanidad, imprescriptibles, por parte de la Cámara Federal de Comodoro Rivadavia.
El recurso de uno de los imputados, el ex subteniente Jorge Taranto -acusado por las muertes-, fue aceptado por la Cámara Nacional de Casación Penal número 1 de Buenos Aires; pero la medida aún no fue comunicada a las partes y no afectó la marcha de los juicios.
Este tribunal sostuvo que los delitos de lesa humanidad implican "ataque sistemático o generalizado a una población civil", lo que no ocurrió en los casos de Malvinas.
José Martín Araníbar, ex combatiente y coordinador de las presentaciones de los casos de todo el país en Río Grande, cuestionó ese fallo y afirmó que "los soldados sí eran civiles, que el Estado convocó a la guerra ante un enemigo externo, a los que debió cuidar pero, por el contrario, sometió a estas vejaciones".
De quedar firme esa sentencia -agregó-, los promotores de los juicios recurrirán a la Corte Suprema de Justicia e incluso a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, "si es necesario".
Taranto fue acusado por el ex combatiente Daniel Martires González por su responsabilidad en la muerte de hambre de los soldados Juan Quintana y Remigio Fernández, además de propiciar estaqueamientos de otros combatientes argentinos.
"Quintana estuvo 40 días tirado en una carpa y él estaba a diez metros de esa carpa y no hizo nada", expresó González en diálogo con Radio Fueguina de Río Grande, agregando que Taranto también lo agredió a él.
"Taranto usó su pistola para obligarme a hacer prácticas militares, usó su baquetón de acero que se usa para limpiar los fusiles para pegarme, para que le dijera quién le robó el dulce de membrillo y el cartón de cigarrillos, y después lo mandó a estaquear a Rosendo Prado", expresó el ex combatiente.
Además de Taranto, otro de los acusados directos es el teniente coronel Daniel Delfor Polano, y otros jefes a los que atribuyen responsabilidad por su jerarquía militar en la guerra, como el ex guardiamarina Carlos Ricardo Bianchi y el ex teniente Juan Magrabaña.
Araníbar estimó que después de la feria de verano los juicios recobrarán fuerza y la jueza Herraez recibirá testimonios claves.
"Incluso recientemente fueron al juzgado los coordinadores del Programa Nacional Verdad y Justicia, Elena Mariani y Juan Manuel Figueroa, que recorren los tribunales constatando que las causas de este tipo sigan su camino", señaló.
Además, días atrás se presentó como querellante en el juzgado fueguino la secretaria de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires, Sara Derotier de Cobacho, junto al abogado Eduardo Reczes, del Centro de Ex Combatientes Islas Malvinas de La Plata (CECIM), actuación en la que sumaron otros 20 testigos.
EL TESTIMONIO DE UN CURA. Entre los testigos que presenciaron actos de torturas y vejaciones en la guerra de Malvinas se encuentra el padre Vicente Martínez Torrens, autor del libro "Dios en las trincheras".
El sacerdote fue capellán de las Fuerzas Armadas durante la guerra y en su libro describe con crudeza estos delitos e incluso los ilustra con fotografías, entre otras de soldados escuálidos por hambre.
En la página 69 refiere concretamente a uno de los estaqueados y señala que pidió su liberación, sin ser atendido.
También relata otro caso en el que le llevó un Rosario, bendecido por el Papa, de regalo a un conscripto que cumplía 19 años, pero dice que no pudo entregarlo porque delante de él un jefe militar lo estaqueó por "blandito" -sin razón alguna- y lo dejó castigado sin comida.
"Todo esto sucedió en Malvinas y debe contarse, debe alcanzarse la verdad antes que nada, porque hay alguien arriba que nos está mirando", señaló el excombatiente José Martín Araníbar, uno de los impulsores de los juicios.
© Agencia Telan. Publicado en el Diario Crítica de la Argentian el domingo 27 de Diciembre de 2009.
Herraez investiga los casos de homicidio, abandono de persona, sometimiento a torturas consistentes en estaqueos a la intemperie por largo tiempo, padecimiento de hambre y frío, enterramientos, golpes, lesiones graves y reducción a la servidumbre, entre otras prácticas aberrantes.
Las causas recibieron un fuerte respaldo este año con la declaración de delitos de lesa humanidad, imprescriptibles, por parte de la Cámara Federal de Comodoro Rivadavia.
El recurso de uno de los imputados, el ex subteniente Jorge Taranto -acusado por las muertes-, fue aceptado por la Cámara Nacional de Casación Penal número 1 de Buenos Aires; pero la medida aún no fue comunicada a las partes y no afectó la marcha de los juicios.
Este tribunal sostuvo que los delitos de lesa humanidad implican "ataque sistemático o generalizado a una población civil", lo que no ocurrió en los casos de Malvinas.
José Martín Araníbar, ex combatiente y coordinador de las presentaciones de los casos de todo el país en Río Grande, cuestionó ese fallo y afirmó que "los soldados sí eran civiles, que el Estado convocó a la guerra ante un enemigo externo, a los que debió cuidar pero, por el contrario, sometió a estas vejaciones".
De quedar firme esa sentencia -agregó-, los promotores de los juicios recurrirán a la Corte Suprema de Justicia e incluso a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, "si es necesario".
Taranto fue acusado por el ex combatiente Daniel Martires González por su responsabilidad en la muerte de hambre de los soldados Juan Quintana y Remigio Fernández, además de propiciar estaqueamientos de otros combatientes argentinos.
"Quintana estuvo 40 días tirado en una carpa y él estaba a diez metros de esa carpa y no hizo nada", expresó González en diálogo con Radio Fueguina de Río Grande, agregando que Taranto también lo agredió a él.
"Taranto usó su pistola para obligarme a hacer prácticas militares, usó su baquetón de acero que se usa para limpiar los fusiles para pegarme, para que le dijera quién le robó el dulce de membrillo y el cartón de cigarrillos, y después lo mandó a estaquear a Rosendo Prado", expresó el ex combatiente.
Además de Taranto, otro de los acusados directos es el teniente coronel Daniel Delfor Polano, y otros jefes a los que atribuyen responsabilidad por su jerarquía militar en la guerra, como el ex guardiamarina Carlos Ricardo Bianchi y el ex teniente Juan Magrabaña.
Araníbar estimó que después de la feria de verano los juicios recobrarán fuerza y la jueza Herraez recibirá testimonios claves.
"Incluso recientemente fueron al juzgado los coordinadores del Programa Nacional Verdad y Justicia, Elena Mariani y Juan Manuel Figueroa, que recorren los tribunales constatando que las causas de este tipo sigan su camino", señaló.
Además, días atrás se presentó como querellante en el juzgado fueguino la secretaria de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires, Sara Derotier de Cobacho, junto al abogado Eduardo Reczes, del Centro de Ex Combatientes Islas Malvinas de La Plata (CECIM), actuación en la que sumaron otros 20 testigos.
EL TESTIMONIO DE UN CURA. Entre los testigos que presenciaron actos de torturas y vejaciones en la guerra de Malvinas se encuentra el padre Vicente Martínez Torrens, autor del libro "Dios en las trincheras".
El sacerdote fue capellán de las Fuerzas Armadas durante la guerra y en su libro describe con crudeza estos delitos e incluso los ilustra con fotografías, entre otras de soldados escuálidos por hambre.
En la página 69 refiere concretamente a uno de los estaqueados y señala que pidió su liberación, sin ser atendido.
También relata otro caso en el que le llevó un Rosario, bendecido por el Papa, de regalo a un conscripto que cumplía 19 años, pero dice que no pudo entregarlo porque delante de él un jefe militar lo estaqueó por "blandito" -sin razón alguna- y lo dejó castigado sin comida.
"Todo esto sucedió en Malvinas y debe contarse, debe alcanzarse la verdad antes que nada, porque hay alguien arriba que nos está mirando", señaló el excombatiente José Martín Araníbar, uno de los impulsores de los juicios.
© Agencia Telan. Publicado en el Diario Crítica de la Argentian el domingo 27 de Diciembre de 2009.
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