Marca país e YPF...
En los
70 había dictaduras militares en casi todos los países sudamericanos. En los 80
había alta inflación en todos los países sudamericanos. En los 90 había baja
inflación y gobiernos democráticos en todos los países sudamericanos.
¿Casualidad?
La
lista continúa hasta la actualidad, porque en la primera década de este siglo
la economía de todos los países sudamericanos creció al doble de la de los
países desarrollados.
Piense,
ahora, lector, en una letra “X” donde la línea que sube es la última década de
Sudamérica y la que baja es la última década del sur de Europa. Y en otra “X”,
pero exactamente inversa para las décadas anteriores. Porque, una vez superadas
las heridas que dejó la
Segunda Guerra en los países europeos del Norte, les tocó el
turno a los del Sur. En los 70 se produjo el Risorgimento italiano, en los 80
el español, en los 90 se terminó de concretar la Unión Europea, y a
comienzos del siglo XXI entró en circulación el euro como moneda única.
Mientras
que en la última década, primero las economías de Grecia y Portugal, y luego la
de Italia y en mayor medida la de España comenzaron una debacle.
Pero
justo antes de que estas “X” se invirtieran, cuando Sudamérica estaba abajo y
el sur de Europa estaba arriba, se privatizaron varias empresas estatales
sudamericanas, cuyos compradores eran principalmente españoles y en menor
medida italianos.
El
mejor ejemplo son las telefónicas, donde una empresa española y otra italiana
ganaron las dos licitaciones en las que se dividió la estatal de las telecomunicaciones,
tanto en Argentina como en Brasil. Y como la “X” se dio vuelta, hoy Telefónica
de Brasil es mayor que Telefónica de España (la empresa nacional, y no la
internacional que incluye varios países).
En el
caso del petróleo, España llegó más tarde, pero las historias paralelas entre
Telefónica y Repsol permiten comprender el factor epocal y geopolítico de las
privatizaciones como el ascenso del mundo financiero y su posterior colapso en
la década pasada.
Telefónica
y Repsol fueron la Entel
y la YPF
españolas. Telefónica fue del Estado; se privatizó una parte recién en 1995 y
la restante en 1999. Repsol también era del Estado español; en lugar de YPF era
INH, Instituto Nacional de Hidrocarburos, que hasta 1986 fue dueño del 100% de
la petrolera. Hacia fines de los 80 comenzó a abrir su capital parcialmente a la Bolsa, y recién en 1997 se
culminó el proceso de privatización de Repsol.
Repsol
y Telefónica comparten también tres de sus principales accionistas: La Caixa, el banco BBVA y el
fondo de inversión norteamericano Black Rock.
Ninguno
de ellos es especialista en petróleo ni en comunicaciones, son empresas
financieras: La Caixa
fue originalmente Caja de Pensiones para la Vejez y de Ahorros de Cataluña y Baleares; el
BBVA nació en 1999 como resultado de la fusión del Banco de Bilbao y el Banco
de Vizcaya (la “A” corresponde a Argentaria, una previa fusión de bancos
públicos del Estado español); y Black Rock es el tercer mayor fondo de
inversión del mundo, con sede en Estados Unidos, y cuenta con inversiones ocho
veces mayores que el producto bruto de España y comparables con el producto
bruto de Estados Unidos. Tantos fondos son en parte resultado de que Black Rock
invierte por cuenta de los fondos de pensión (nuestras AFJP). El CEO de Black
Rock, Larry Fink, aparece en la televisión de su país como una celebridad.
Repasando
las fechas, se observa que el proceso privatizador fue en España más o menos en
la misma época que en Argentina, y que los agentes financieros que primero se
quedaron con las empresas estatales españolas luego siguieron hacia Sudamérica
aplicando su modelo. Su origen son instituciones financieras que también se
constituyeron en los 90 como resultado de fusiones de bancos e instituciones financieras
menores.
No
surgieron por arte de magia, sino que fueron el resultado del apogeo español
paralelo a la consumación de la Unión Europea, que les permitía acceder a
créditos con una tasa de interés mucho más baja que la de los bancos de
Sudamérica. ¿Se acuerda del riesgo país? Es eso; no se trataba de que los
bancos españoles tuvieran gerentes geniales, sino de que pagaban un riesgo país
cinco veces menor que los bancos argentinos o brasileños.
Parte
de la no inversión de Repsol en YPF en los últimos años se explica también en
que el costo del crédito para los bancos españoles se disparó proporcionalmente
al aumento del riesgo país español, que de ser casi cero hasta 2008 hoy es de
más de 400 puntos, que equivalen al 4% adicional. O sea, cualquier inversión
que dejara menos del 10% de rentabilidad ya no le era rentable porque,
descontando el 35% de impuesto a las ganancias, restaba lo mismo que los
intereses.
Para
colmo de Repsol, su otro gran accionista vino siendo Sacyr Vallehermoso
Participaciones Mobiliarias, una de las empresas afectadas con el fin de la
burbuja inmobiliaria española.
En el
caso de Telefónica la situación es distinta, porque tiene un mejor
gerenciamiento y la rentabilidad sobre la inversión en telecomunicaciones en
Argentina dependió menos del gobierno, ya que sólo la telefonía de línea quedó
con sus precios primero congelados y luego arbitrados por el Estado, y se le
compensó todo con el fenomenal crecimiento de los celulares.
España
fue el gran socio de las privatizaciones argentinas de los 90 y hoy le va peor
que a la Argentina. El
contexto internacional que le corresponde a Cristina Kirchner es más parecido
al del primer Perón, cuando Evita llevaba ayuda a la empobrecida España de
Franco, que al de Menem, cuando España emergía como una potencia mundial.
Simplificadamente, la marca país España hoy “vale” menos, y la marca Argentina,
más.
El logo
de YPF con la bandera argentina y el de Repsol con los colores de la española
encierran simbólicamente todo este trasfondo geopolítico, macroeconómico y
financiero global.