El profesor de Obama…
Mangabeira
Unger: Ministro de Asuntos Estratégicos de Brasil, tanto de Lula en 2007 como
de Dilma en 2015. Foto: Cedoc Perfil.
Análisis sobre el pensamiento del prestigioso académico Roberto Mangabeira
Unger, respecto de la comparación entre Brasil y Argentina.
No
todos los argentinos tienen conciencia de lo mucho que afecta a su vida
cotidiana aquí lo que pasa en Brasil. Los economistas estiman que cada punto
que crece o decrece Brasil modifica el crecimiento o decrecimiento económico de
Argentina en 0,3 (en las exportaciones, cada 1% de crecimiento en Brasil
equivale a 2,4% de nuestro crecimiento). Exageradamente: un tercio de nuestra
suerte depende de la suerte de Brasil.
Eso
desde lo cuantitativo, pero desde lo cualitativo es aún mayor porque
compartimos la misma zona geopolítica (entre los dos países concentramos casi
todo el océano Atlántico sudamericano) y geocultural (el 95% de la población de
ambos países está compuesto por inmigrantes).
Eso
ha hecho que muchos fenómenos sociales se produjeran en paralelo (aunque en
Argentina siempre un poco más dramáticamente): Getulio Vargas-Perón, dictaduras
militares, democracia, neoliberalismo y populismos. Se podría decir que el
kirchnerismo no habría llegado tan lejos o quizás habría sido diferente sin el
Partido de los Trabajadores gobernando Brasil desde 2003: Lula asume el 1º de
enero de 2003 y Néstor Kirchner, cinco meses después.
Entender
qué está pasando hoy en Brasil ayuda a comprender los desafíos y las amenazas
del nuevo ciclo que está por comenzar sin un Kirchner en la presidencia por
primera vez en doce años. Para explicarlo, Perfil eligió al intelectual de la política brasileña más
reconocido internacionalmente, el filósofo Roberto Mangabeira Unger, miembro de la Academia Norteamericana de Artes y Ciencias, quien, siendo
el más joven profesor de la Universidad de Harvard, fue docente de Obama cuando
estudió allí paradójicamente la materia Democracia Realizada, sobre
alternativas institucionales. Y el presidente de EE.UU. dijo públicamente que
Mangabeira Unger había sido el mejor profesor que tuvo en Harvard.
También
fue ministro de Asuntos Estratégicos de Lula, cargo al que volvió en este
segundo mandato de Dilma a partir de que el Partido de los Trabajadores le
entregó la conducción del gobierno al PMDB. Mangabeira Unger, además, fue
fundador de este partido, al que pertenecen el actual vicepresidente del país,
los presidentes de las cámaras de diputados y senadores, y que en los años 70
fue el partido de oposición a la dictadura militar.
Mangabeira
Unger también tiene la suficiente distancia crítica de Brasil como para juzgar
a su país con visión internacional y ser un buen traductor de localismo para
los extranjeros, porque él mismo es un poco extranjero: su padre era
norteamericano de origen alemán y su madre, brasileña; nació en Brasil cuando
estaban de visita porque vivían en Estados Unidos, país donde Mangabeira Unger
residió hasta los 11 años y recién volvió a su país cuando su madre enviudó.
Hizo
el colegio secundario en Brasil y tras recibirse de abogado fue a realizar su
posgrado a Harvard, donde quedó como profesor permanente. Mangabeira Unger cree
que el Partido de los Trabajadores y el kirchnerismo fueron útiles para sacar
de la pobreza a una parte significativa de quienes estaban en esa condición,
apelando a incentivar el consumo con subsidios de distinto tipo, pero que la
crisis actual es el resultado de sus incapacidades para superar el próximo
desafío, que es convertir a esos consumidores en productores porque para
lograrlo hacen falta cambios estructurales mucho más difíciles de generar que
repartiendo dinero con subsidios. Lo que Mangabeira Unger denomina como pasar
de democratizar la demanda a democratizar la oferta.
Otro
análisis sistémico que comparten las políticas de Argentina y Brasil son
nuestras dos grandes corrientes políticas históricas: el Partido de la Onda,
aquel que reconoce el humor social de época como correlación de fuerzas
imposible de modificar y, como no se puede quebrar la onda, la surfea; y el
Partido del Mensaje, los liberales puros, los socialistas puros que vivieron
siempre con la angustia de “por qué esto aquí no es como en Inglaterra o como
en Francia”. Tanto en Brasil como en la Argentina, el partido dominante fue
siempre el Partido de la Onda, que en nuestro país encontró en el peronismo su
representación más acabada.
Mangabeira
Unger es autor de frases célebres como: “Un progresista es siempre un
conspirador contra el destino”. “La esperanza no es la causa de la acción sino
su consecuencia”. “Hay que desilusionarse de la desilusión”. “Las elites de
nuestros países no hacen ni política ni ideas, sino política de las ideas”.
“Para tener grandeza primero hay que mostrar grandeza”. “Hacer de Brasil una
Suecia tropical”. “Hacer de Argentina y Brasil un solo país”. “La tendencia
mundial en el pensamiento político es una especie de hegelianismo de derecha”.
Cree
que Brasil es lo más parecido a EE.UU.: tienen ambos la misma cantidad de
territorio, fueron fundados en la misma época, con poblaciones construidas con
inmigración europea y esclavos africanos, ambos son muy religiosos, los dos
países tienen los ricos más ricos y los pobres más pobres, pero en los dos
países la clase baja, a pesar de todas las desilusiones, sigue creyendo que en
su país todo es posible: un negro como Obama o un obrero como Lula pueden
llegar a presidente.
La
diferencia es que los norteamericanos creen haber inventado un sistema
institucional perfecto y quieren imponérselo a todo el mundo, y los brasileños,
como los argentinos, importaron ese sistema pero descreen de él. Para
Mangabeira Unger allí reside uno de los problemas centrales de nuestros países:
el sistema presidencialista norteamericano le hace creer a la gente que el
presidente puede cambiar todo, pero el sistema está diseñado para que no pueda
cambiar casi nada.