Manual
de instrucciones para tomar un colegio…
Cómo
destruir la educación pública. Los penosos hechos ocurridos en mi querido
Colegio Nacional de Buenos Aires, y las tomas de algunos establecimientos
secundarios porteños, me han motivado a escribir las siguientes reflexiones…
Estimado
alumno: si Ud. quiere tomar un colegio debe estar dispuesto a violar las leyes.
Sí, y no sólo las leyes que impiden la utilización del patrimonio público con
fines facciosos, sino también los tratados internacionales de derechos humanos
que defienden el derecho a la educación. Debe estar dispuesto a violar los
derechos de todos y cada uno de sus compañeros a educarse. El derecho de los
docentes a trabajar. En suma, el derecho constitucional a “enseñar y aprender”,
fundamento de todo lo bueno que tuvo y aún tiene nuestro país.
También
debe tener en cuenta que la toma ha de tener un objetivo importante. Por
ejemplo, que no se aplique una reforma educativa votada por el Congreso de la
Nación. ¿Argumentos? Los diputados no representan a la ciudadanía. ¿A quién se
le ocurre que alguien que es votado por la ciudadanía represente a los
ciudadanos? De ninguna manera. Quienes verdaderamente representan al pueblo son
los menores de edad en asamblea. Sí, en asamblea convocada para decidir si se
acata o no la ley. Piense cómo hemos evolucionado, estimado alumno. En la
antigua Roma, el senado estaba integrado por los senex (ancianos) que no
entendían nada de la vida. En la Argentina Ganada, las leyes que votan los
senadores sólo son aplicadas si pasan el filtro de la asamblea adolescente.
¿Le
quedó claro? El sistema representativo no sirve, pero no sea tan extremista en
este concepto. Recuerde que siempre es mejor que las tomas se hagan en períodos
electorales. No deje que le vengan con el verso del voto a los 16. Eso es una
trampa para incluirlo en el sistema, para que participe de la república, para
que canalice sus expectativas por vías burocráticas y renuncie a los beneficios
de la acción directa.
Otra
cosa: piense que ese señor que trabaja y paga impuestos al salario, no tiene
derecho a que funcionen los colegios que se sostienen con su contribución. Ese
señor es un esclavo del capitalismo y debe ser liberado, adhiriendo en forma
indeclinable y democrática a lo que decide la asamblea adolescente.
Si por
casualidad le parece que la reforma educativa que motiva la protesta es
inconstitucional y viola algún derecho, ni piense en ir a la Justicia. Después
de todo, la propia Presidente de la Nación dice que es una corporación
golpista. ¿Qué se puede esperar de quienes se arrogan la facultad de decidir
qué leyes se cumplen y cuáles no? De ninguna manera, la Justicia no se deja en
manos de terceros, la Justicia Legítima se hace por mano propia.
Ahora
bien, con la toma no basta. También hay que tener la valentía de destruir un
templo religioso y perderse en el anonimato, mientras las llamas de la
inquisición estudiantil hacen su tarea. No se trata de ofender a un culto o
poner en peligro el patrimonio histórico y cultural de la Nación. Se trata de
demostrar que la asamblea adolescente está por encima de todo.
Ahora
imagine, estimado alumno, que luego de seguir las humildes sugerencias de este
manual, los niños y jóvenes argentinos abandonan la educación privada y acuden
masivamente a las aulas de la escuela pública. ¿Lo cree posible?.¿Cree que de
una vez por todas llegaremos a ver el fin de los capitalistas de la educación?
Ud. puede, si se lo propone.
Por
último, estimado alumno, tenga siempre presente que las humildes sugerencias de
este manual sólo pueden llevarse a cabo ante la pasividad y negligencia de las
autoridades públicas, y, desde ya, ante la ineptitud de sus propios padres.
© Escrito
por José Lucas Magioncalda el sábado 28/09/2013 y publicado por Tribuna de
Periodistas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.