Retórica del choreo…
El cartel
del McDonald’s en el Once reza (sic): “Debido a las últimas oleadas de
delincuencia que hemos sufrido en nuestros establecimientos Arcos
Dorados SA se ha determinado que los clientes peruanos, paraguayos y los
residentes de villas de emergencia se les cobrará un recargo de $ 5 en
todas sus compras con la finalidad de constituir un fondo de caución
contra la inseguridad”.
Que el cartel sea falso poco importa; existe como argumento, como
mitito urbano, y una foto trucada lo ha propagado en Facebook. Si esto
no es verdad, es literatura. ¿O no es tal cosa eso de decir “oleadas de
delincuencia”?
Una amiga que tiene un pequeño restó en Palermo (ahí se llaman así)
me dice que las señoras cool le roban desde el teléfono hasta los
percheros y velitas de los baños, y en cambio ella no armó ningún fondo
de caución. Pero tal vez mi amiga se funda mientras McDonald’s progresa.
El argumento xenófobo liga dos países a una condición urbana
(residentes de villas de emergencia), y al abrochar lo uno con lo otro
genera una metáfora remanida pero exquisita. Imagino que al peruano, al
paraguayo, se los reconocerá mediante el pasaporte y se les pedirá esos $
5. Pero al residente de emergencia, ¿cómo se lo identificará? Esa es la
parte más ambigua de este poema clásico sin versos. También es
simpático pensar que la solución al choreo consiste en cobrar un poco
más al potencial chorro antes del acto ineludible. ¿No será la manera
plástica y sencilla de empezar a cobrar propina en el McDonald’s?
Cartel falso. Acto literario verdadero. La mezcla es apenas para
hacer hablar a los marmotas como yo, que me preocupo cuando los carteles
confunden un objeto indirecto con uno directo (leer de vuelta).
Felicito a los bromistas que han querido dotar a Arcos Dorados de un
habla propia de una clase que apenas sabe expresar por escrito su
indignada proclama de orden, raza, seguridad.
En cuanto a la Navidad, que cada uno la consuma según su palermitano,
boliviano o indigente bolsillo: es otra ficción antiquísima orientada
hacia el bendito consumo, otro fondo de caución capitalista frente al
potencial atraco que todos podríamos perpetrar: dejar de consumir como
salames.