YPF: ¿Se viene la empresa de los amigos o
los amigos a la empresa?
Un análisis incómodo pero necesario. El
kirchnerismo tiene la costumbre de montar grandes negocios a partir de
fundamentales necesidades de orden social, político o estratégica. Así lo fue
Aerolíneas Argentinas, estuvo cerca de serlo el tren bala, argumentando que el
ferrocarril es inseparable de nuestra cultura, lo fue (y sigue siendo), un gran
negocio: la obra pública, las AFJP, etc. El tiempo ha mostrado que nada de lo
sucedido ha sido al azar; en todos los casos fue la búsqueda de una caja, que
finalmente terminó bajo el control unívoco del gobierno.
En el caso de YPF, hay un argumento
superficial (la nacionalización), algo profundamente atesorado por más del 70%
de la población que en su momento rechazó la privatización que el mismo
matrimonio Kirchner impulsó, aprobó y usufructuó desde Santa Cruz. En este
sentido, el hecho de “volver la empresa al patrimonio nacional”, es tal vez una
meta ansiada. El problema es la forma en que se hace.
El país ahora se expone a juicios
millonarios que seguramente no pagará ningún integrante de este gobierno, ni la
conductora nacional que parece haber tomado la decisión en soledad y es adicta
en desoír cuanta Corte se pronuncie en su contra. Cuando todo esto se resuelva
en tribunales extranjeros (que no son como los de Argentina), nuestro país
sufrirá la consecuencia de los embargos y el asedio judicial, lo cual
seguramente recaerá en el bolsillo de los contribuyentes de generaciones
futuras. Entonces, la felicidad que hoy viven algunos sectores, no es completa.
Hay quienes miran con recelo la algarabía de un sector allegado al poder que
siente haber ganado una guerra, cuando la entrada brutal de De Vido al edificio
de Puerto Madero, sacando a Ejecutivos a las patadas, es la foto de solo una
batalla y el preludio de que acá la cosa no termina.
No es menos curioso que si bien YPF “es
todo” un conjunto de intereses privados, los de Esquenazi no se hayan tocado.
Precisamente, el Grupo Petersen, que tiene domicilio legal en Australia, está a
salvo de la expropiación. Algunos piensan que tal vez, la intrincada trama de
negocios conjuntos que tiene el kirchnerismo con el empresario que compró YPF
sin plata, sea el motivo fundamental para preservarlo del disgusto. No nos
olvidemos que en nuestra provincia, Kirchner le dio a Esquenazi el Banco Santa
Cruz, haciéndole perder al estado provincial una de las herramientas
fundamentales de apoyo al crecimiento productivo: el banco estatal, pero
entregándole en forma cautiva a toda la administración pública, que depende d
esta entidad crediticia privada que de “Santa Cruz”, solo tiene el nombre.
Ezquenazi también tiene a su cargo el Banco
San Juan y trabaja a destajo en todo el país con la obra pública acordada desde
el gobierno a través de la constructora Petersen Thiele y Cruz y es propietaria
de Xumek, Mantenimientos y Servicios y Estacionamientos de Buenos Aires. Por
este motivo el reparto de las acciones, a partir de la decisión presidencial
quedó así:
Estado nacional: 26,03 %
Grupo Petersen (familia Eskenazi): 25,46%
Provincias: 24,99%
Repsol: 6,43%
Flotación en las bolsas: 17,09%
Es decir que a partir de ahora, el Estado
nacional y el Grupo Petersen (Esquenazi) pasan a ser los verdaderos dueños de
YPF, dado que son los dos accionistas con mayor poder dentro de la nueva
composición societaria. Ahora, después de que las acciones de YPF cayeran al
piso, comenzará el repunte en la bolsa, con lo cual en poco tiempo más el grupo
accionario de YPF verá incrementado sustancialmente su ganancia. La otra
pregunta que nos hacemos es: ¿No será que cuando las acciones estén altas,
Esquenazi va a decidir vender su parte, obviamente atendiendo a obtener una
ganancia fenomenal, gracias al favor que le hacen sus amigos del gobierno?. Si
a esto le sumamos que esta familia entró al petróleo sin saber nada y sin poner
un peso en la compra de los activos de YPF, el negocio es más que redondo.
Y ahora el remate: ¿No será que en un
tiempo más, va a ser el propio Estado nacional quien le “comprará” a Esquenazi
su paquete accionario, argumentando que sumando ese 25,46% al 26,03% que tiene
el Estado, el país vuelve a ser dueño absoluto de su petróleo y bla, bla,
bla…?.
Si eso es lo que van a hacer, queda claro
que no hay nada casual en la decisión de no tocar las acciones de Esquenazi en
este momento.
Santa Cruz,
pobre provincia rica…
El Gobernador Peralta ha dicho que la
acción emprendida por la presidenta le da a Santa Cruz “una posición
estratégica espectacular” y agregó “hay que tener cuidado, nosotros no vamos a
apurar ninguna licitación, sino que se avanzará cuando sea el momento y de
acuerdo con la Nación”.
Luego afirmó “Por lo tanto, que nadie se apure para ver cuando y cómo
licitamos, lo vamos a hacer en el marco de una estrategia común con la Nación y con las demás
provincias”, insistió y pidió “que esto quede claro a los compañeros
trabajadores, a los compañeros intendentes, a los compañeros legisladores, esto
va a ser un proceso que vamos a llevar en conjunto con el gobierno nacional, ni
un paso atrás ni un paso adelante”.
Sin embargo el tema no se agota aquí. Ahora
resta saber si en realidad, como dijo la presidenta, no se van a privilegiar
grupos privados internos o externos, para hacerse cargo de las áreas
revertidas. Y si en el caso de Santa Cruz, no se va a ceñir todo a una
formalidad ficticia, como sucede con la obra pública, donde en apariencia se
cumplen las formas licitatorias, pero en el fondo todo es una gran mentira,
pues, la compulsa es de amigos, que intercambian posiciones para repartirse
entre pocos, los dineros públicos.
Si dentro de estas “empresas”, aparecen las
conocidas por todos, incluyendo las de Lázaro Báez y Cristóbal López, dos
amigos del poder que sin saber ni lo que era el petróleo, licitaron (y
ganaron)14 áreas, en las cuales no han hecho ninguna inversión destacada, pero
lo cual el gobierno parece no tener en cuenta; en este caso, estaremos ante una
nueva burla, un nuevo negocio de amigos, una nueva prebenda consentida y
otorgada desde el poder que no da ni un paso sin calcular las ganancias
propias, aún, cuando en tránsito a ese objetivo, hipoteque el futuro de muchos
argentinos que, cuando ellos no estén, deberán hacerse cargo de las brutales
decisiones que tomaron hoy.
Es lo mismo que nos pasa ahora, donde
pretenden reparar un error que otro gobierno cometió en los ´90 con la
privatización de YPF. Lo paradógico y hasta estúpido, es que los mismos que nos
arrastraron a ese error, hoy nos cuenten, como en 1992, que esto que hacen, es
lo mejor para el país.
© Escrito por Rubén Lasagno de la Agencia OPI de la provincia de Santa Cruz
y publicado por http://www.periodicotribuna.com.ar
el miércoles 18 de Abril de 2012.
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