lunes, 7 de septiembre de 2009

El mate... Un arte para cebarlo...

Una infusión que se toma mucho, pero de la que se conoce poco.

¿Cuáles son los parámetros de calidad de la yerba?

Mucho se ha escrito sobre el mate, su lenguaje, los cuencos de calabaza, el agua, las bombillas, las yerbas, y ese refranero popular que en cada provincia adquiere una tonada diferente.

El ayer, con sus tradiciones y costumbres, es parte del patrimonio cultural argentino, y se acopla hoy a una agroindustria yerbatera activa, en la que han puesto interés el sector privado y los gobiernos regionales en busca de su expansión. Esta visión llevó a crear la Ruta de la Yerba Mate (info@rutadelayerbamate.org.ar), diseñada y desarrollada por el Área de Turismo Rural de la Facultad de Agronomía de la UBA, con el Ing. Agr. Ernesto Barrera como coordinador.

La primera especialista en cata de yerba mate es Valeria Trapaga: "Me especialicé con los expertos en materia prima y en el proceso productivo. Aprendí todo lo que hay que saber sobre una bebida que se toma mucho y de la que se conoce poco, especialmente porque no se conocen parámetros de calidad", explica.

La vista, la nariz, la boca y el tacto son parte de esta investigación, señala Trapaga. Hay yerbas mate de blend, varietales y compuestas.

Virtudes: limpia, prolija en su granulometría, color verde seco con tonalidades hacia el amarillo, aroma franco. Debe tener carácter, ser aromática, delicada o salvaje, tener leve amargor, con dejos de miel...

Defectos: cuando se presenta sucia, despareja, de color verde oscuro intenso o descolorido, hojas negras. No debe ser muy amarga, rancia, húmeda o picante.

Paso a paso : a) usar una calabaza curada y llenarla hasta las ¾ partes con yerba buena y seca; b) cuidar que la yerba quede en una parte más alta y en la otra más baja; c) echar un poco de agua fría sobre la más baja, dejar que se moje y poner la bombilla; no moverla; d) cebar utilizando el agua a no más de 80 grados; e) no usar azúcar ni edulcorante (al menos para descubrir el verdadero sabor).

1- Espuma
El polvo de las hojas de una buena yerba es uno de los componentes más virtuosos porque aporta aspecto espumoso y suavidad.

2- Agua
Es un error suponer que el agua mineral es la mejor; por lo contrario, se aconseja usar agua común.

3- Temperatura
Si el agua hirvió, no rebajarla con agua fría; preparar otra. Al hervir, pierde oxígeno y solvencia para difundir aromas y sabores.

© Escrito por Miriam Becker en La Nación Revista, el domingo 30 agosto de 2009


'Un mate y un amor...' de Lalo Mir en el programa 'Lalo Bla Bla' Radio Mitre (ARGENTINA)

El mate no es una bebida. Bueno, sí. Es un líquido y entra por la boca. Pero no es una bebida. En este país nadie toma mate porque tenga sed.

Es más bien una costumbre, como rascarse.

El mate es exactamente lo contrario que la televisión: te hace conversar si estás con alguien, y te hace pensar cuando estás solo.

Cuando llega alguien a tu casa la primera frase es 'hola' y la segunda '¿unos mates?'.

Esto pasa en todas las casas. En la de los ricos y en la de los pobres. Pasa entre mujeres charlatanas y chismosas, y pasa entre hombres serios o inmaduros.

Pasa entre los viejos de un geriátrico y entre los adolescentes mientras estudian o se drogan.

Es lo único que comparten los padres y los hijos sin discutir ni echarse en cara.

Peronistas y radicales ceban mate sin preguntar.

En verano y en invierno.

Es lo único en lo que nos parecemos las víctimas y los verdugos; los buenos y los malos.

Cuando tenés un hijo, le empezás a dar mate cuando te pide. Se lo das tibiecito, con mucha azúcar, y se sienten grandes. Sentís un orgullo enorme cuando un esquenuncito de tu sangre empieza a chupar mate. Se te sale el corazón del cuerpo.

Después ellos, con los años, elegirán si tomarlo amargo, dulce, muy caliente, tereré, con cáscara de naranja, con yuyos, con un chorrito de limón.

Cuando conocés a alguien por primera vez, te tomás unos mates. La gente pregunta, cuando no hay confianza: '¿Dulce o amargo?'. El otro responde: 'Como tomes vos'.

Los teclados de Argentina tienen las letras llenas de yerba.

La yerba es lo único que hay siempre, en todas las casas Siempre. Con inflación, con hambre, con militares, con democracia, con cualquiera de nuestras pestes y maldiciones eternas. Y si un día no hay yerba, un vecino tiene y te da.

La yerba no se le niega a nadie. Éste es el único país del mundo en donde la decisión de dejar de ser un chico y empezar a ser un hombre ocurre un día en particular.

Nada de pantalones largos, circuncisión, universidad o vivir lejos de los padres.

Acá empezamos a ser grandes el día que tenemos la necesidad de tomar por primera vez unos mates, solos.

No es casualidad. No es porque sí.

El día que un chico pone la pava al fuego y toma su primer mate sin que haya nadie en casa, en ese minuto, es que ha descubierto que tiene alma.

O está muerto de miedo, o está muerto de amor, o algo: pero no es un día cualquiera.

Ninguno de nosotros nos acordamos del día en que tomamos por primera vez un mate solo. Pero debe haber sido un día importante para cada uno.Por adentro hay revoluciones.

El sencillo mate es nada más y nada menos que una demostración de valores...

Es la solidaridad de bancar esos mates lavados porque la charla es buena. La charla, no el mate.

Es el respeto por los tiempos para hablar y escuchar, vos hablas mientras el otro toma y es la sinceridad para decir: ¡Basta, cambia la yerba!'.

Es el compañerismo hecho momento.

Es la sensibilidad al agua hirviendo.

Es el cariño para preguntar, estúpidamente, '¿está caliente, no?'.

Es la modestia de quien ceba el mejor mate..

Es la generosidad de dar hasta el final.

Es la hospitalidad de la invitación.

Es la justicia de uno por uno.

Es la obligación de decir 'gracias', al menos una vez al día.

Es la actitud ética, franca y leal de encontrarse sin mayores pretensiones que compartir.

¿TE SENTISTE INCLUÍDO?.... Compartilo entonces con quienes alguna vez tomaste un mate.



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