"Superó a Videla"...
Bashar al Assad, presidente de Siria.
“Yo he
venido a visitar la Argentina como un país abierto. Si existen algunas personas
que tienen una mente cerrada, eso no me afecta para nada.” Bashar al Assad,
discurso en Buenos Aires, junio 2010.
Mientras el último secretario general de las Naciones Unidas visitaba Damasco para frenar la tragedia que, según la ONU, ya llegó a 7500 víctimas mortales, el Ejército sirio bombardeó bastiones rebeldes para provocar otra matanza. Mientras Kofi Annan le imploraba mesura al presidente sirio Bashar al Assad, 62 personas morían por las armas de sus militares.
Mientras el último secretario general de las Naciones Unidas visitaba Damasco para frenar la tragedia que, según la ONU, ya llegó a 7500 víctimas mortales, el Ejército sirio bombardeó bastiones rebeldes para provocar otra matanza. Mientras Kofi Annan le imploraba mesura al presidente sirio Bashar al Assad, 62 personas morían por las armas de sus militares.
Para tener idea de lo que pasó ayer en Siria,
podríamos recordar la trascendente visita que la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos (CIDH) realizó a la Argentina en 1979. Los delegados de la
CIDH escucharon las denuncias de violaciones a los derechos humanos, mientras
los títeres de la dictadura los hostigaban. Pero ni siquiera el sanguinario
Rafael Videla tuvo la osadía de cometer tantos crímenes durante la estadía de
los funcionarios de la Comisión. Al Assad superó a Videla.
El dictador que gobierna con puño de acero su
país ya recibió la condena internacional: Estados Unidos, Europa y hasta la
Liga Arabe reclaman un urgente cambio de régimen. Pero Al Assad sigue en el
poder. Es impune. Dolorosamente impune. Y, como lo hicieron los dictadores
argentinos, jura que hay un complot en su contra. Al Assad tiene muchos amigos
en la Argentina. Quizá alguno de ellos piensa que los sirios son derechos y humanos.