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lunes, 9 de noviembre de 2020

Dos excombatientes de Malvinas son candidatos al Nobel de la Paz… @dealgunamanera...

 Dos excombatientes de Malvinas son candidatos al Nobel de la Paz… 


Los ex combatientes promovieron la identificación de soldados enterrados sin identidad en el cementerio de Darwin Fotografía: Gentileza Diario La Capital. 

Julio Aro y Geoffrey Cardozo impulsaron el proceso de identificación de los soldados argentinos sepultados en el cementerio de Darwin, en las Islas Malvinas.

© Publicado el lunes 09/11/2020 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.

Los ex combatientes promovieron la identificación de soldados enterrados sin identidad en el cementerio de Darwin Fotografía: Gentileza Diario La Capital. 

Julio Aro Geoffrey Cardozo, excombatientes en la Guerra de Malvinas, serán candidatos al premio Nobel de la Paz 2021, según notificó el Comité Noruego del Nobel, que cada año entrega el galardón en Oslo.

El argentino y el británico recibieron la nominación por impulsar el proceso de identificación de los soldados argentinos sepultados en el cementerio de Darwin, en las Islas Malvinas.

 

Aro comenzó a promover el trabajo de identificación tras un viaje en el que visitó el cementerio de Darwin en 2008, y descubrió que casi la mitad de las tumbas tenían a un soldado desconocido, con la leyenda "soldado argentino solo conocido por Dios".


A 38 años de la Guerra de las Malvinas: el horror de la contienda en 26 fotos


Fue a raíz de esto que se reunió con veteranos de guerra británicos y allí conoció a Cardozo, que se había encargado de recoger a los muertos argentinos en la guerra y brindó información clave para la identificación. Así surgió en 2009 la fundación No me olvides, que devolvió la identidad a decenas de caídos argentinos en las islas.

 

En 2017, 88 héroes argentinos recuperaron su identidad gracias al trabajo de su fundación, que involucró a los gobiernos de Argentina, Reino Unido, la ONU y el Comité Internacional de la Cruz Roja, como así también del Papa Francisco.


Encuentran la cédula militar de un excombatiente de Malvinas en un sitio de subastas


El ex combatiente argentino, que es además profesor de educación física dijo que tanto el cómo Cardozo están "muy contentos”. “Ya hablé con Geoffrey, que también está enterado. Las mamás también. Tengo el celular repleto de mensajes que me rompen el corazón. Me tratan como a un hijo y eso me emociona muchísimo", dijo a diario La Capital de Mar del Plata. 



Aro aseguró estar “muy emocionado” por esta posibilidad, aunque destacó que el agradecimiento de las familias y las madres de los excombatientes por haber devuelto la identidad a los soldados ya es un premio: “Ya tenemos un premio noble que nos da paz: el abrazo y agradecimiento de las madres y las familias”.






lunes, 13 de mayo de 2019

Los protagonistas de la Armada que descansan en Darwin… @dealgunamanera...

Paz a los hombres: los protagonistas de la Armada que descansan en Darwin…


A 37 años del Conflicto del Atlántico Sur, el Proyecto Humanitario Malvinas está por concluir su misión. A los 90 soldados identificados hasta marzo de 2018 se les sumaron 22 reconocimientos de identidades durante el último año. Restan 10.

© Publicado el Martes 07/05/2019 por el Periódico Digital Gaceta Marinera de la Ciudad de Punta Alta, Provincia de Buenos Aires.

De tal manera, ya fueron reconocidos 112 cuerpos de soldados argentinos que murieron en la Guerra de Malvinas y que yacían bajo una lápida con la inscripción “Soldado argentino conocido sólo por Dios”.

En las lápidas no hay rangos militares, sólo los nombres. Sus familiares pudieron viajar a reencontrarse con ellos, los primeros el 26 de marzo de 2018 y los siguientes el 13 de marzo de 2019. Estas son algunas de sus historias y parte de lo que debió sortearse en estos 37 años para lograr su identificación.

LOS COMIENZOS DE LA MISIÓN

La fundación “No me olvides” surgió en 2008 en la ciudad de Mar del Plata, provincia de Buenos Aires. Está conformada por madres de caídos en la Guerra de Malvinas, veteranos de guerra y civiles que adhieren a la causa del Conflicto del Atlántico Sur. Trabaja para integrar de manera activa a padres, hijos de ex combatientes y diferentes centros de veteranos de guerra e instituciones educativas y de salud. Participar de los diferentes proyectos de “No me olvides” permite a los padres sentirse útiles, convirtiendo el dolor en energía creativa y solidaria.

La fundación es la impulsora de la investigación y del proyecto de realización de exámenes de ADN para identificar a los 121 caídos argentinos sepultados en el Cementerio de Darwin. La iniciativa fue anunciada durante un acto por el 2 de abril en 2012 desde Ushuaia, en la voz de la entonces Presidente Cristina Fernández de Kirchner. El 14 de junio del mismo año fue presentado ante las Naciones Unidas.


En 2008, José Luis Capurro, Julio Aro y Miguel Raschia habían viajado a Londres en representación de la fundación para conocer e intercambiar experiencias con veteranos de guerra ingleses. El último día de su visita conocieron al Coronel británico Geoffrey Cardozo, que fue responsable de la construcción del Cementerio Darwin y de dar sepultura a los caídos sin nombre. Cardozo entregó a la comitiva un sobre que guardó por 36 años y les dijo: “Ustedes sabrán qué hacer con él”.

Al traducir los documentos dieron con los datos que recabó el militar inglés encargado de recoger los cuerpos en el campo de batalla, limpiarlos, registrar sus pertenencias y darles sepultura. Los soldados argentinos tenían cartas y otros elementos que figuraron en este informe y dieron los primeros indicios para poder saber quién está enterrado en cada una de las tumbas.

En abril de 2011, los marplatenses conocieron a la periodista Gabriela Coccifi, le comentaron los detalles del informe conseguido en la isla británica y la posibilidad de gestionar exámenes de ADN para lograr la identificación de cada cuerpo desconocido en Darwin. La periodista conectó a la fundación con el Equipo Argentino de Antropología Forense, quien certificó que el proyecto era viable obteniendo una simple muestra de sangre de un familiar de cada uno de los caídos en la guerra.


Para darle mayor visibilidad, Gabriela Coccifi envió un mail al músico inglés Roger Waters, conociendo el interés del ex Pink Floyd por las causas en torno a la guerra. Tuvo éxito al contactarse con el músico y a principios de 2012, Waters pidió conocer datos del proyecto. En marzo de 2012, él visitó a Cristina Fernández de Kirchner y expuso sobre el estado de la situación, explicándole la importante misión humanitaria que representa la identificación de los soldados argentinos.

De forma inmediata, la ex Presidente dio instrucciones para que desde el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos pusieran la estructura necesaria y realizaran un pedido formal ante la Organización de las Naciones Unidas.

De izquierda a derecha: Julio Aro y Geoffrey Cardozo

Las HISTORIAS EN PRIMERA PERSONA

Durante 37 años, los familiares de quienes lucharon y cayeron en las islas, desearon darles un abrazo final. Hoy, al menos, saben cuál es el sitio de su descanso final.

Links:

El descanso eterno del aviador
El Coronel inglés que dio sepultura en Darwin a los argentinos caídos en combate
Reencuentro con papá


sábado, 10 de noviembre de 2018

Cuando todos los caídos en Malvinas rencuentren sus nombres… @dealgunamanera...

Cuando todos los caídos en Malvinas rencuentren sus nombres…

Un grupo de soldados argentinos marchan para ocupar la base de la Marina Real británica en Puerto Argentino/Port Stanley, pocos días después de la toma de las Malvinas por el ejército argentino, el 13 de abril de 1982. Fotografía: Credit Daniel Garcia/Agence France-Presse -- Getty Images

Cada mañana durante estos últimos dos meses, lo primero que hacía Sonia Ortega al despertar era consultar cómo iba a estar el clima de ese día. Sabía que estaba más cerca el momento de rencontrarse con su hijo José Honorio Ortega, quien cayó en la Batalla de Pradera del Ganso durante la Guerra de las Malvinas, en 1982. El cuerpo de Ortega yace en una de las 121 tumbas sin identificar que han sido recientemente exhumadas por el equipo forense de la Cruz Roja Internacional en el Cementerio de Darwin, en el marco del Plan de Proyecto Humanitario, tras un acuerdo histórico firmado entre Argentina e Inglaterra en 2016.

© Escrito por Teresa Sofía Buscaglia el domingo 17/09/2017 y publicado en la edición en español del Diario New York Times, de la Ciuad de Nueva York, U.S.A. (Teresa Sofía Buscaglia es periodista especializada en temas ambientales y movimientos sociales. Colabora con el diario La Nación)

Para un país que aún sufre las heridas de la desaparición y la muerte de miles de ciudadanos durante los años setenta, una cosa es clara: este paso tiene un valor de redención y justicia. El reclamo por la soberanía de las islas Malvinas se inició en 1833, cuando los ingleses las invadieron, y ha durado casi dos siglos sin éxito. La derrota y la inevitable asociación de la Guerra de las Malvinas con la Junta Militar que gobernó Argentina de 1976 a 1983, les había negado a los excombatientes el merecido reconocimiento.

Quienes pertenecemos a la generación de José, así como a generaciones anteriores, fuimos educados con manuales de historia que nos enseñaban un pasado glorioso, con un Libertador de tres países de América, José de San Martín, entre nuestros próceres. Eso nos causaba un orgullo histórico que la dictadura argentina supo manipular. Solo así se podría entender el apoyo que le dio todo el país a esa guerra. Hubo cerca de 200 mil voluntarios civiles. Luchar por Malvinas era ser protagonista de una reivindicación muy esperada y eso no dejó vislumbrar el infierno que nos esperaba.

El Estado hizo muy poco por los que murieron allá y por los sobrevivientes. Al regresar, los excombatientes no tuvieron apoyo psicológico ni económico, solo sus familias los esperaron y les dieron el auxilio que necesitaban. Para numerosos sobrevivientes, eso no fue suficiente. El olvido de la sociedad y el trauma de la guerra llevó al suicidio a un número de exsoldados cercano a los 649 caídos en combate.



También para Gran Bretaña las tareas de exhumación en el Cementerio de Darwin marcaron un giro político muy novedoso. Cada año, ante la ONU, se le cuestionaba al gobierno británico negarse al diálogo por el tema Malvinas, en contraste con la actitud de respeto que habían tenido con los prisioneros y muertos argentinos al finalizar la guerra. Fue un militar inglés, Geoffrey Cardozo, quien se encargó de levantar el Cementerio de Darwin para sepultar a los 237 soldados argentinos —entre los cuales había 121 sin identificar— que encontró en los campos de batalla y que la dictadura se había negado a repatriar. “Ya están en su patria”, le contestó el dictador Leopoldo Galtieri, a horas de renunciar.

Cuando los excombatientes Julio Aro, José Rascchia y José Luis Capurro viajaron a Londres en 2008, invitados por veteranos ingleses, se encontraron con Cardozo, ahora retirado, quien les entregó un sobre diciéndoles: “Ustedes sabrán qué hacer con esto”. Contenía un informe con una minuciosa descripción de cada uno de los cuerpos que había enterrado en el Cementerio de Darwin, en febrero 1983, a meses de terminada la guerra. Al llegar a Buenos Aires, los tres excombatientes crearon la fundación Nomeolvides con la misión de devolverle la identidad y la memoria a los 121 soldados no identificados.

“Malvinas es una causa humanitaria para mí. Cubrí la guerra y vi morir a muchos amigos queridos. En aquel momento, hice la promesa de dedicar mi vida a honrar la memoria de todos los que estuvieron allí”, me dijo la periodista Gabriela Cociffi, quien acompaña a la fundación Nomeolvides desde el primer momento. Su compromiso ayudó a contrarrestar la falta de dedicación del Estado. Hacía muchos años que Cociffi reclamaba un listado oficial de familiares de los caídos, para poder obtener de ellos una muestra de ADN con el fin de identificarlos. “¿Por qué te interesa tanto esta causa, tenés un muerto ahí?”, le preguntó a Cociffi un funcionario muy cercano a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner. “Yo tengo 649 muertos. ¿Vos, no?”, le respondió.

Coccifi también consiguió que otro inglés, el músico Roger Waters, fundador de Pink Floyd, se involucrara en el tema Malvinas y pidiera personalmente a la expresidenta Cristina Fernández que hiciera el reclamo ante la Cruz Roja Internacional. El gobierno argentino finalmente hizo el pedido formal correspondiente y se presentó ante el Comité de Descolonización de Naciones Unidas para solicitar, nuevamente, el inicio de un diálogo con Inglaterra. La comitiva presidencial incluía a madres y políticos de todos los partidos.

¿Por qué tardó tanto el Estado en tratar de devolverle la identidad a sus combatientes? Porque la sociedad no supo separar a los responsables de los crímenes de la dictadura de aquellos que fueron a dar su vida por una causa que creían justa. “Nadie murió con un tiro en la espalda”, sostenían los excombatientes. Sin embargo, el reconocimiento tardó décadas en llegar.

Soldados argentinos capturados y vigilados por combatientes de la Marina Real británica en el área de Goose Green, en las Malvinas, el 2 de junio de 1982. Fotografía: Credit Martin Cleaver/AP Photo

“Una foto de aquel momento mostraba el cuerpo de mi hijo junto al de otros soldados, apilado en una fosa llena de agua, directamente en la tierra. Esa imagen me acompañó todos estos años silenciosamente. Así lo soñaba. Por eso, cuando conocí a Geoffrey Cardozo y me enteré de la forma respetuosa en la que lo había enterrado, sentí mucho alivio”, recuerda Sonia Ortega, mientras espera los resultados del análisis forense para identificar los restos. Actualmente, las muestras de ADN de los 121 cuerpos exhumados se están analizando en los laboratorios del Equipo Argentino de Antropología Forense y el gobierno argentino dará a conocer los resultados en diciembre de este año.

La Cruz Roja Internacional terminará en ese momento la labor humanitaria de devolverle la identidad a cada uno de los cuerpos enterrados, sin nombre y sin historia. Se las devolverá a ellos y a una sociedad que también necesita cerrar estas heridas. Mientras tanto, brinda su asesoramiento y experiencia a funcionarios del gobierno para enfrentar el momento de entregar los resultados a las familias y organizar el viaje a las Malvinas. Madres como Sonia Ortega podrán finalmente viajar a las islas para sentarse junto a la tumba de sus hijos.

De ahí en adelante, la cuestión de las Malvinas volverá al punto muerto donde ha estado durante más de tres décadas de democracia, en las cuales Argentina ha intentado restablecer diplomáticamente, sin lograrlo, el diálogo con Inglaterra. (El gobierno inglés mantiene cerradas las puertas del diálogo argumentando que los malvinenses se consideran parte de Gran Bretaña, aunque desde la posguerra la administración de las islas sea económicamente poco eficiente).

La historia argentina seguirá entonces marcada por las secuelas de esta guerra, aunque, al menos, los muertos habrán recuperado su nombre. Sin embargo, ambos gobiernos deberían ver en el gesto fraternal y sin pretenciones de Geoffrey Cardozo un modelo de inspiración. Más allá de las banderas en conflicto, Cardozo cumplió con el mandato ancestral de enterrar a los soldados que yacían sin nombre y sin ley, con la seguridad de que sus padres vendrían a buscarlos algún día. Ese día por fin llegó.