El club grande exige…
La situación futbolística del club es casi inmejorable
debido a los malos resultados de Huracán en los últimos 30 años. Después de 40
años, se ganó la Copa Argentina, la Supercopa Argentina, se volvió a competir
en la Copa Libertadores, se llegó por primera vez a una final de una copa
internacional y debido al rendimiento en esta Sudamericana 2015, Huracán
disputará su tercera libertadores y por primera vez, su segunda consecutiva.
Incluso este despliegue formidable no se dio en el mejor momento institucional
o deportivo, sino más bien casi en el peor: entre un club quebrado, descendido
y amargado tras el clausura 2009.
© Escrito por Rodrigo Molina el viernes 01/01/2015 y publicado por Patria
Quemera de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Tras este año 2015 que quedará para la historia
del club, es increíble entender con qué poco institucionalmente Huracán pudo
lograr tales cosas. A la discusión de siempre de si Huracán es un grande o si
es el sexo grande, ahora se le suma la de si Alejandro Nadur es el mejor
presidente que tuvo la institución. Más allá de cualquier discusión pasional,
la realidad es que a juzgar por los rendimientos deportivos posiblemente Nadur
sea el mejor presidente y a juzgar por la historia, Huracán puede ser un grande
pero demasiado devaluado y atrasado.
Hasta hace muy poco tiempo trabajé en una de
las mejores agencias de marketing deportivo del mundo (Euromericas Sport Marketing), lo que me permitió entender cómo funciona la industria
deportiva (por sobre todo el fútbol), cómo funcionan las instituciones
deportivas y, por sobre todo, cómo son los dirigentes deportivos. Y lo más
sorprendente de todo fue saber la distancia entre las administraciones
europeas, algunas latinoamericanas e incluso clubes grandes del fútbol
argentino con el resto. En este caso, lamentablemente Huracán no le cabe el
título de grande ni por un centímetro.
Tuve la oportunidad de reunirme y conocer a
Alejandro Nadur y a Luis Sasso a principios del 2015 debido a que si bien sabía
que a nivel institucional y marketing Huracán tenía un gran desafío y la
dirigencia actual no era repudiable como las pasadas, y me nos hubiese
encantado formar parte no solo como hincha. Realmente creo que esta dirigencia
hizo cosas positivas, pero tal como pude deducir de esa reunión, sabía que esas
cosas le iban a quedar chicas al club.
Me resulta muy pobre para nuestro club que
tiene ambiciones de ser grande que la mejor idea a nivel institucional para
asociarse sea una medida coercitiva una vez alcanzada la semifinal de la
Sudamericana. Es muy pobre que ante los títulos, ascenso y participaciones
internacionales, la medida mal llamada por algunos “Campaña de socios” haya
llegado en el último mes del año. Es muy pobre que antes de esta defectuosa
medida (hasta por su implementación) Huracán tenía cerca de 10.000 socios. (¿Realmente
hoy hay cerca de 21.000 socios?). Es muy pobre que llamen “beneficios al
socio” un 30% de descuento en “El Noble” (y los días de partido). Es muy pobre
que no haya habido ninguna acción sea comercial o de imagen del club con el
espléndido año que se afrontó. Con todo respeto hacia el presidente, es muy
pobre la relación comercial del club en cuanto a sponsors, acuerdos comerciales
y los socios, los cuales son los tres
pilares fundamentales de los clubes modelo y grandes no solo en Argentina sino en
el mundo. Pero como mencioné anteriormente, de aquella reunión con las máximas
autoridades del club, sabía que esas cosas positivas que hicieron en el club
iban a quedarle chicas a nuestro club. Quizás la señal más notoria fue saber
explícitamente que al presidente no le interesaba en lo más mínimo una campaña
de socios.
Entiendo lo odioso que puede ser leer cosas que
no nos gustan de nuestro club, pero como dijo la filósofa Ayn Rand: podemos
evitar la realidad, pero nunca las consecuencias de la realidad. Por lo tanto,
voy a decir algo que a muchos no les gustará: grande se hace. La historia, la
mística, el club, fue hecho por personas como yo, como ustedes. Y creo que el
hincha entiende bien esto, porque es impresionante la cantidad de iniciativas y
las cosas a las que se presta el hincha de Huracán a pesar de cómo fue (es)
tratado. Tampoco creo que los dirigentes sean otra cosa que hinchas de Huracán,
y es que a veces, necesitamos más que buenas intenciones: necesitamos las ideas
adecuadas.
El síntoma más notorio de que Huracán aún es
buenas intenciones es la partida de Vismara, la falta de certeza sobre la
continuidad de jugadores, la incógnita de los refuerzos (ya un karma del club),
de los socios (¿cuántos son?), sobre futuras campañas de socios, la continuidad
de patrocinadores, entre tantos factores. Entiendo que en Argentina todavía
existe cierta resistencia a la profesionalización de la administración de la
institución deportiva, pero creo que es parte del desconocimiento y el
prejuicio y que va en contra de lo que el hincha realmente quiere del club.
Hace poco tiempo, Nadur sostuvo que si el
hincha quiere retener al plantel debería asociarse: esto hubiese sido una
declaración acertada hace algunas décadas atrás, pero denota una falta de
conocimiento de cómo funciona la economía de los grandes clubes ¿alguien piensa
que River, Boca, Barcelona, o incluso el Leicester inglés o el Stuttgart alemán
dependen del abono de sus socios para pagar sueldos? La realidad es que la masa
societaria en los grandes clubes por supuesto que aportan una buena porción de
los ingresos genuinos pero la mayoría de estos provienen de acuerdo comerciales
donde no sólo el club percibe grandes ingresos sino que sus socios obtienen
beneficios. Es increíble lo que clubes desconocidos y que fluctúan por el ascenso
alemán como el Koln FC puede enseñarle a nivel institucional a Huracán o
incluso a varios equipos importantes argentinos. ¿Cómo es posible que exista
una brecha que haga que un jugador de Huracán le convenga irse a Racing y el
club no pueda ni objetar? No alcanza ese discurso de “Nadur cuida el interés de
Huracán” o “No va a hipotecar al club”. Huracán puede cuidar sus interés mejor,
no hipotecar el club, ser un club con superávit y competir con clubes como
Racing, Independiente o San Lorenzo. Quien les diga lo contrario, les miente o
ignora lo que es posible.
Tomando prestado el pensamiento del intelectual
argentino Alberto Benegas Lynch, me atrevo a reformularlo para las
instituciones deportivas. Creo que los dirigentes deportivos son cazadores de
votos como cualquier dirigente político que se somete a una votación
democrática. Por lo tanto, su discurso e ideas van a estar enmarcados en un
punto mínimo y máximo y dentro de esa franja se va a ir moviendo: si expresa
alguna idea que se salga de esa franja pierde un votante. Por supuesto que esta
franja es nada más ni nada menos que el clima de opinión o clima de ideas:
ningún dirigente va a proponer o esperará ganar las elecciones con ideas que no
puedan ser digeridas por el socio votante. La gran pregunta es: ¿cómo se forma
el clima de ideas? Bueno, Lynch dice que empieza en un grupo reducido, donde
citando a John Stuart Mill, explica que todas las nuevas ideas atravesarán por
tres etapas: ridiculización, discusión y adopción, ya que toda idea nueva es chocante,
pero si se puede dar bien el mensaje, trabajando bien, y estas ideas llegan a
los medios, a los periodistas, los cuales son el último círculo social para
entrar en el clima de opinión, las cosas van a empezar a cambiar,
logrando que el dirigente tenga que actualizar su discurso e ideas ya que de
otra forma empezaría a perder votos y apoyo social.
Huracán necesita gente más capacitada en su
dirigencia, necesita comenzar a exigir que sus dirigentes estén a la altura.
Hoy el marketing deportivo ya no es una opción sino que es lo que separa a los
clubes grandes de los demás. De los clubes que progresan de los que no. Por
esto, me animo a discutir y disentir con algunos hinchas de Huracán otra de las
frases que leo seguido: “A Huracán todo, sin pedirle nada”. Realmente creo que
en esencia es un pensamiento de amor al club, pero desacertada. Yo creo que
darle todo a Huracán significaría pedirle, alentar el crecimiento: un club
grande exige.