Murió Daniel Divinsky, editor de Mafalda y figura clave de la cultura argentina…
Fallecido a los 83
años, fue una figura sobresaliente en la industria editorial y el mundo de la
cultura.
En 2011, Divinsky fue galardonado por Perfil con uno de
los Premios a la Inteligencia, en el rubro Humanidades y aporte cultural.
"No hay una sola definición, una persona inteligente es alguien
que sabe elegir y explicar su elección en cada caso", argumentó
en aquella oportunidad.
Además, el editor
agregó: "Es una definición tan arbitraria como cualquier otra, y pienso
que todas las inteligencias son iguales y lo realmente
significativo es la voluntad con la que se utiliza".
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La muerte de
Divinsky fue confirmada este viernes a las 08:54 a través de
un mensaje publicado en su cuenta personal de Facebook, escrito por su mujer,
Lili, quien escribió un texto breve, íntimo y emotivo.
“Hola a todos. No soy Daniel, sino Lili, su mujer; él murió esta madrugada, muy tranquilo, muy amado, muy querido”, comenzó el comunicado. Lili aclaró que no habrá ceremonia pública: “No habrá velorio, sino una cremación íntima”. Y explicó cuál fue el deseo de Divinsky: “Luego, como él pidió, sus cenizas serán arrojadas al Río de la Plata”.
El mensaje de la esposa de Daniel Divinsky tras el fallecimiento
del editor.
También anticipó que el
momento será informado con tiempo: “Avisaremos cuándo para que quienes
quieran ir puedan hacerlo”.
Recordaron a Quino y Mafalda en la Feria del Libro de
Guadalajara
En el mensaje, la
esposa del editor agradeció las muestras de afecto recibidas a lo largo de los
años: “Gracias por el cariño, las palabras, los libros, las actividades, las
complicidades y las risas compartidas”.
Y cerró con una frase
cargada de afecto: “Me consta cuánto quiso a muchísimos de ustedes y
cuánto disfrutó de tenerlos cerca”.
Daniel Divinsky: abogado de profesión pero editor por elección
Nacido en
Buenos Aires, Divinsky se recibió de abogado a los 20 años en la Universidad de
Buenos Aires, con diploma de honor, aunque su verdadera pasión siempre
estuvo en los libros. Su ingreso al mundo editorial comenzó mientras
estudiaba Derecho, a través de una colección de textos jurídicos y trabajando
ad honorem con el editor Jorge Álvarez, otra figura clave en la
cultura argentina de los años 60.
En 1966,
junto a Álvarez y su socio Óscar Finkelberg, fundó Ediciones de la Flor con
un capital inicial de apenas 300 dólares, originalmente destinado a abrir
una librería. El nombre de la editorial surgió de una frase de Pirí Lugones,
nieta del poeta Leopoldo Lugones, quien exclamó: “¡Flor de
editorial quieren hacer!”.
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En 1967,
Ediciones de la Flor publicó su primer libro, la antología Buenos Aires, de la
fundación a la angustia, con relatos de Julio Cortázar, Rodolfo Walsh y
David Viñas. Este debut marcó el tono ecléctico y ambicioso del sello, que
pronto se consolidó como un referente independiente en un mercado dominado por
grandes grupos editoriales.
En 1970, la incorporación de Ana María “Kuki” Miler, quien sería su esposa y socia, fortaleció la editorial, y ese mismo año publicaron Mafalda de Quino y Operación Masacre de Rodolfo Walsh, dos títulos que definieron su identidad y proyección internacional.
El fenómeno Mafalda y
el humor gráfico
El mayor hito de
Divinsky fue, sin duda, la publicación de Mafalda en 1970, tras un encuentro
decisivo con Quino, quien, descontento con su anterior editorial, propuso que
Ediciones de la Flor tomara las riendas de su obra. Con tiradas iniciales de
200.000 ejemplares que se agotaban rápidamente, Mafalda se convirtió en
un fenómeno cultural que trascendió fronteras, y consolidó a la
editorial como un emblema del humor gráfico argentino.
Divinsky no solo
reconoció el potencial de Quino, sino que forjó una relación de amistad y
confianza mutua que duró décadas, y se tradujo en la publicación de sus obras
durante 50 años. Además de Mafalda, Divinsky impulsó a otros gigantes del humor
gráfico. En 1974, descubrió a Roberto Fontanarrosa, entonces un
desconocido que publicaba en revistas como Hortensia y Desacuerdo.
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Su primer libro, ¿Quién es Fontanarrosa?, fue un éxito que marcó el inicio de una colaboración fructífera. La editorial también fue el hogar de otros humoristas como Caloi, creador de Clemente, Liniers con Macanudo, Maitena con sus tiras feministas, y Sendra con Yo, Matías. Esta línea de humor gráfico se convirtió en el pilar económico de la editorial, y le permitió financiar proyectos más arriesgados, como ensayos, biografías y literatura infantil.
Durante este período, la editorial continuó su funcionamiento bajo la
gestión de Elisa Miler, madre de Kuki, gracias a la lealtad de autores como
Quino y Fontanarrosa, quienes permanecieron con el sello. A su regreso en 1983,
Divinsky retomó la dirección de la editorial y publicó Los Pichiciegos de
Rodolfo Fogwill, una obra audaz que marcó su reingreso al mercado argentino.
Su catálogo, que llegó a superar los mil títulos, incluyó
narrativa, ensayos filosóficos, teatro y literatura infantil, siempre
guiado por su intuición y su rechazo a las imposiciones del mercado.
En 2009, Divinsky se separó de Kuki Miler tras casi 40 años de
matrimonio, pero continuaron con la dirección la editorial juntos hasta
2015, cuando, tras diferencias editoriales y personales, Divinsky cedió su
parte a Miler a un precio irrisorio para preservar la empresa. Este “renunciamiento”,
como lo llamó, marcó el fin de su relación con Ediciones de la Flor.
Como él mismo afirmó, su mayor orgullo fue publicar por
convicción, sin someterse a los dictados del mercado.
NG / LT.
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