Chau Hermes, chau…
Hermes Binner
No puedo hablar de Hermes Binner sin referir sus
pasos a los de toda una generación que, sobre 1960, irrumpió en la vida
universitaria y después, por obvia decantación, en la vida política Argentina.
© Escrito por Raúl Emilio Acosta “Bigote
Acosta” el viernes 26/06/2020 y publicado en su página web Bigote Acosta Periodismo de Autor de la Ciudad de Rosario, Provincia de Santa Fe.
Es inevitable la referencia. Estudios
secundarios en la década ’50 a ’60 pone a todos en este sitio. Herederos de una
educación laica, gratuita y obligatoria, en la que la clase obrera soñaba
con hijos que fuesen más que obreros. Muchos de los que allí nos encontramos
formamos parte de un sueño familiar que igualaba.
Sus años son los de muchos. Su militancia la de
todos. La primera imagen que guardo de “el alemán Binner” es la de un flaquito,
rubio, con el mechón sobre la frente llevando el largo tubo (como de
dentífrico) con la tinta para los rodillos del mimeógrafo (Gestetner) en la
casa del Centro de Estudiantes de la Facultad de Medicina. Militancia
elemental.
Llegué a Rosario siendo un peronista que se juntaba
con los de “la Fede”, el flaco Leonhardt y otros, de Santa Fe, mi ciudad El
“alemán” empezaba a reunirse con los del APRI. Asociación Pueblo y
Reforma Indoamericana. Demasiado para una agrupación de Medicina en una
Facultad que era parte de una Universidad muy potente. UNL. La desmembrarían en
1966 los militares. El APRI era el brazo socialista en aquella Universidad. Yo,
mínimo, estaba en Humanismo Renovador, cueva de peronistas.
Hermes cumplía dos rituales particulares. Era de
más allá del Río Salado. Era callado. Nunca fue de discursos, sino de opiniones
sencillas pero rotundas. Entendía las dos provincias de Santa Fe.
Lo acompañé en muchos viajes por el país y sólo
puedo imaginar algo parecido a lo que sucedía con “el viejito” Illía. Don Arturo
Umberto tenía la misma particularidad, el mismo imán. Un paso tranquilo y un
suceso:” como le va doctor…” Con Hermes pasaba eso. Saludos y reconocimiento.
Pocas veces me dijo…” ustedes los peronistas”… y
trataba de encontrar un punto de unión entre mis disparates y su solidez para
gestionar, porque de eso se trataba.
Binner siempre supo cómo gestionar… y cómo manejar
un partido infiltrado de teóricos y cismáticos. Para ambas cuestiones era
cortante, serio, sin gritos y sin dudas. Ante la pregunta de los “porqué” su
respuesta deslumbraba, atravesaba la cohetería y decidía, o había decidido,
según lo conveniente para el día y para el mañana.
Compartíamos una risa socarrona ante los disparates
de la Carrió o del “loco” Chávez y no creo traicionarlo al contar que no creía
ni en esta ni en aquel. El tiempo estuvo de su lado.
“Alemán, estás yendo contra Cristina…”… – Si,
fíjate, nos quedamos con los que de ningún modo la aceptarán…y que, además,
quieren un pensamiento progresista. No sé cuántos seremos, pero no habrá
insultos ni enojos….-
…”tampoco habrá plata Alemán, poca gente apoyará
una campaña contra esa mujer…”- Todos los dineros tendrán un recibo, eso es la
almohada para dormir bien todas las noches…
Ahora sí que lo voy a delatar. En su casa, mientras
él preparaba el mate que tomaríamos, amargo y en calabaza grande, espié muchas
veces su cajón de los cubiertos. De diversos colores el mango de los cuchillos,
de diversos tamaños los tenedores. Los platos limpios y pocos. La heladera
común. La pava sobre el borde del fuego, para seguir tomando con agua caliente,
pero sin hervir.
Cuando alguno, en algún sitio, habla de los dineros
públicos y los hombres públicos queda la frase de Don Arturo…” quien va a pagar
todo esto…” (Cuando lo llevaban a internar y él, como médico, sabía los costos
de la salud, porque – además – sabía que no tenía los dineros para pagar esa
internación) y queda, junto a esa frase, al menos para mí, una de Binner cuando
asumió la derrota contra CFK: “Bueno, tenemos una agenda llena de buenos
militantes por todo el país… habrá que recorrerlo otra vez… de a poco… porque
cuesta plata viajar tanto y tan seguido…”
Sorprendía esa honestidad. Si esto fuese un partido
de truco diría un canto de los que se corresponden con el juego: falta envido…
y tal vez sea un canto contra el silencio.
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