No hablemos más de "crímenes pasionales"...
Lamentablemente, no existen estadísticas oficiales y así es imposible diseñar y aplicar políticas públicas realmente efectivas para erradicar la violencia contra las mujeres. Hay asociaciones civiles como La Casa del Encuentro que recopilan los casos extremos de violencia de género: los femicidios.
Su último informe revela que hasta octubre de este año fueron 237 las mujeres asesinadas por femicidas, el 15% más que en el mismo período de 2010. En la mayoría de los casos, las muertes fueron precedidas por denuncias. Las mujeres temen denunciar. Suelen atravesar un profundo proceso de desvalorización, baja autoestima, aislamiento y hostigamiento, que dificulta el reconocerse como víctimas y las hace hasta sentirse culpables y responsables por la conducta del hombre violento, además de avergonzadas. Por otro lado, muchas denuncias son desestimadas por el sistema judicial/policial que subestima la violencia sexista. El Estado no brinda las capacitaciones necesarias en temas de género al personal judicial y policial para garantizar una atención efectiva, no brinda contención ni asistencia integral a las víctimas, no ofrece soluciones. Si la mujer tiene que volver a su casa con un hombre violento que no es apartado del hogar, si no tiene dinero para subsistir, si se ve amenazada, ¿cómo puede pensarse que está en condiciones de denunciar?
La ley de Protección Integral de Violencia contra las Mujeres contempla campañas de prevención e información. Pero no es efectiva: todos los días leemos un caso nuevo de violencia que se cobra la vida de una mujer. En este punto, los medios de comunicación tienen un gran aporte por hacer, como consultar especialistas en temas de género o hablar de femicidios para denominar este tipo de violencia, dejando de lado términos como “crímenes pasionales” que ocultan la violencia sistemática contra las mujeres. Es una forma de generar conciencia y hacer visible la problemática.
Los casos de violencia publicados en los medios reflejan una realidad cotidiana producto de históricas relaciones de desigualdad entre los géneros: un abuso de poder y la dominación de varones sobre mujeres en sus relaciones interpersonales. Lo que llama la atención son las cruentas metodologías, copiadas por otros femicidas que saben que gozan de la impunidad que les otorga el sistema judicial, la sociedad patriarcal y el Estado.
Erradicar la violencia de género implica un cambio cultural que no se dará por sí solo: tanto el Poder Legislativo, así como el Judicial y el Ejecutivo, tienen que hacer lo propio. En 2009 fue sancionada la Ley de Protección Integral de Violencia contra las Mujeres. A dos años de su sanción, la autoridad de aplicación cuenta con un presupuesto irrisorio: hace falta decisión política para combatir este flagelo.
© Escrito por Margarita Stolbizer (*) y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 31 de Diciembre de 2011.
(*) Presidenta bloque de diputados del GEN-FAP.
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