domingo, 8 de septiembre de 2013

Parque de los Patricios... Distrito Tecnológico... De Alguna Manera...

Distrito tecnológico: Parque Patricios se transforma: ya se radicaron 158 empresas…

Trabajando. Empleados de Despegar.com, en las nuevas oficinas que la empresa tiene desde 2012 en el Polo Tecnológico. FOTO: Gustavo Castaing.

Son de nuevas tecnologías y le están cambiando la cara al barrio. Los vecinos dicen que la zona está creciendo y mejorando. Y los nuevos empleados valoran la tranquilidad y el lugar para estacionar.

Viejo y nuevo. Con ruido a obra. Y en plena transformación. Parque Patricios está cambiando. Para los que nacieron, se criaron y crecieron en los bordes del gran parque que le da nombre al barrio, o más cerca de los hospitales, Patricios es el mismo de siempre: el arrabalero, el de Ringo Bonavena parado sobre el cordón frente al club Huracán. Pero para otros es el nuevo barrio que se abre al trabajo y también como un lugar para descubrir y para vivir. Desde 2008 hasta ahora, Patricios cedió 200 hectáreas para que el proyecto del Distrito Tecnológico de la Ciudad cobrara forma y transformara, o modernizara, una de las barriadas más antiguas de la Ciudad. Y casi cinco años después el impacto ya se nota: en ese contraste de lo moderno con lo tradicional y en los números. Hoy ya hay 158 empresas relacionadas a las nuevas tecnologías funcionando en la zona. Y pronto se sumarán dos universidades para agregar una pata educativa y la nueva y moderna sede del Banco Ciudad, un edificio verde frente al verde del enorme parque del barrio.

Así, como está ahora, Patricios es una doble postal. La de comercios antiguos, viejas ferreterías, edificios bajos, bares de habitués con décadas encima, de tardes de cafetín y parque, la de pacientes enfermos yendo y viniendo, pero también es la de un barrio pujante: con nuevos edificios, vanguardistas. Nuevas caras. Nuevas familias. Mary, “todos me llaman así, Mary”, dice, es una de las que están viendo el cambio con atención: cómo es que su barrio de siempre, el que habita y donde la conocen sin apellido, está cambiando. “El barrio está creciendo”, dice, y cuenta: “Yo trabajo desde 1999 en el Club Atlético Parque Patricios, que está en Alberti al 2100; es un club que ya pasó los 90 años y que se está acomodando a estos nuevos vecinos; ahora estamos trabajando con la gente del Distrito para armar torneos entre las empresas que se mudaron al barrio: nosotros les cedemos las instalaciones para que compitan en lo que sea, ajedrez, vóley, estamos en eso”.

Interoptics es una de las 158 empresas que tiene el Distrito. Está sobre Uspallata, a metros del Parque. Viviana Coquiara, gerenta de Recursos Humanos de esa firma que se dedica a dar servicios de software, opina que la mudanza, en su caso, fue positiva en varios puntos. Sobre todo porque vinieron de Lima y México, pleno Centro. “Nos vino bárbaro además porque la estructura que teníamos allá ya nos quedaba chica y la empresa fue creciendo. El hecho de trabajar en este barrio también facilitó llegar mejor a la oficina, los que venimos en auto podemos estacionar, aunque el subte ahora con las nuevas estaciones demora más”, detalla. Para ella el cambio de aire es notable, pero también faltan mejoras, por ejemplo, dice, en seguridad. “No veo tantos agentes como antes. Durante el día se veían más policías de la Metropolitana. Acá no tuvimos robos e ilícitos, pero sí sería bueno que vuelvan a verse más”. Y también más estructura: “Este es un lugar que todavía tiene negocios que cierran al mediodía, se sigue el ritmo barrial. Y hace falta más oferta de gastronomía. Cuando abran el Banco Ciudad la cantidad de empleados va a notar más la demanda”.

Hoy en Interoptics trabajan 35 personas en planta. Uno de ellos es John Vega, uno de los nuevos vecinos de Patricios. “Me mudé acá casi con la empresa. Antes estábamos en pleno Centro y yo vivía en Merlo, viajaba mucho, tenía que tomar el tren, perdía mucho en eso. Ahora alquilo justo al lado: y es perfecto”, dice. Y agrega: “Estoy a media cuadra del parque, es residencial, agradable, se puede salir a cualquier hora. De acá tomo el subte para ir a estudiar y voy a entrenar a Huracán caminando. Me ahorro lo que gastaba en viáticos y en tiempo. De la empresa, tres vivimos muy cerca, pero conozco muchos que están buscando, uno de ellos alquila y el otro compró con una línea de créditos”. ¿Qué falta? “Está creciendo, pero faltan –dice Vega–, por ejemplo, lugares para comer. Algunos tienen descuentos para empleados de las empresas del Distrito. También faltan lugares para estacionar. Antes sobraban”.

Despegar.com también eligió sumarse al Distrito. Guido Glikin, gerente general de la firma, tiene 44 años y vive en Pilar, pero tiene varios empleados viviendo en Patricios y algunos que decidieron mudarse por la zona y que, asegura, “están felices”. La compañía está en Patricios desde diciembre del 2012, pero desde febrero 2011 estaban inscriptos. También llegaron del Centro: “Estábamos en pleno Microcentro, en la esquina con mayor densidad de gente de Argentina: Corrientes y Florida”, relata Glikin. Para él, la mudanza fue “positiva” porque pudieron diseñar las oficinas desde cero, bien funcionales a su dinámica de empresa. “Estamos más cómodos, con más luz natural, ahora disfrutamos al caminar por la calle”, comenta. Para la empresa también impactó bien: “El beneficio impositivo implica una reducción de costos importante para que podamos seguir ofreciendo el precio más bajo a nuestros clientes”. Entre los cambios que más notan figura la accesibilidad: “Se puede estacionar en la calle”, y que no hay piquetes. Y también mencionan la falta de más propuestas gastronómicas.

Uno de los restoranes que notan el cambio de los nuevos vecinos es el de “Rosi”: como conocen todos a El Nuevo Refugio, un cafetín de Caseros al 2700 devenido comedor para jóvenes emprendedores. Es un clásico del barrio y hoy se reparte entre hombres solos, mayores, habitués y los nuevos que almuerzan para después volver a la oficina. Rosi es el dueño. Se llama Rosario, pero él dice que lo conocen así: “El cambio se ve hasta las siete de la tarde: hay más movimiento, ves gente por todos lados –revela–. Crecer, creció, asfaltaron todo. Yo vivo a seis cuadras, me mudé hace nueve años, y veo que hay obras por distintas calles. Enfrente van a hacer siete pisos de oficinas, y acá a la vuelta también, una empresa grande. Y a unas cuadras dicen que van a construir 200 departamentos”. Rosi acuerda con las nuevas apuestas, la llegada del subte, y apoya las mejoras. Dice que todo cambio es positivo si se atienden los pedidos de los vecinos. “¿Qué le falta ahora a Patricios? Que se convierta en Palermo Hollywood”, cierra, riendo.

© Escrito por Romina Smith el domingo 08/09/2013 y publicado por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Fuente de consulta: http://parque-patricios.infoisinfo.com.ar

 

 

sábado, 7 de septiembre de 2013

El Nobel de la Paz se va de maniobras… De Alguna Manera...


El Nobel de la Paz se va de maniobras…


El famoso monólogo Gila en la guerra decía: “… y estaba yo matando tan calentito, cuando otra vez el sargento, que vayas al enemigo y que te den el avión, porque como nos llevábamos bien con el enemigo, con un avión nos arreglábamos todos…”.

Y me ha recordado esto lo que está pasando en Siria; ni los propios rebeldes quieren que vaya nadie a molestarles. Bromas aparte, y como ha dicho el papa Francisco, la guerra no va a traer la paz, la violencia engendra más violencia. Yo no entiendo ninguna guerra, todas me parecen absurdas (salvo en defensa propia).

Una intervención armada solo va generar más sufrimiento y no va a solucionar nada. Lo que menos me cabe en la cabeza es que haya unas formas de matar que sean más “éticas” que otras; es decir, que atentados terroristas con bombas y similares sean formas más “éticas” de matar que gasear, que eso ya es “cruzar la línea roja”.

La solución es atacar al país que supuestamente ha utilizado armas químicas, ¿alguien lo entiende? Es cierto que Siria está sumida en un gran sufrimiento; pero las cosas hay que solucionarlas por la vía diplomática. Que EE UU quiera organizar una guerra no es nuevo, ya se sabe que están para salvar al mundo; pero que sea precisamente un Nobel de la Paz quien apueste por ella, tiene guasa.

Unámonos a las oraciones del Papa con el fin de que los mandatarios americanos den marcha atrás y no intervengan en Siria. De otra manera, exigiremos a Obama que devuelva el Nobel de la Paz inmediatamente.

© Escrito por Virginia R. Mateos el domingo 08/09/2013 y publicado por el Diario El País de la Ciudad de Madrid, España.

 

Ricardo Darín... El "pelotudo" según Federico Luppi... De Alguna Manera...

Darín habló de su polémica con Federico Luppi…

Pasaron ocho meses desde que Federico Luppi opinó en duros términos acerca del pedido de explicaciones que hizo Ricardo Darín sobre el patrimonio de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner quien, como recordarán, le respondió a Darín a través de una carta en Facebook. Anoche, en “Tiene la palabra” (TN) le preguntaron a Darín por qué en aquel momento no le contestó a Luppi, “que te dijo pelotudo”. Lorena Maciel —co conductora del ciclo junto a Luis Otero— señaló que ella había considerado “sabia” la actitud de Darín de no subirse al ring de los insultos. “Alguno de los dos tenía que tratar de ser un poco sabio”, dijo el protagonista de “Séptimo”, el filme de Patxi Amezcua, estrenado anteayer.

 “Lo conozco desde hace muchos años —manifestó Darín en referencia a Luppi—. Y trato de no dejarme llevar demasiado por lo que la sensación térmica indica sobre una persona más allá de lo que yo conozco de él. A Federico, lo conozco, sé cómo es su manera de hablar y de expresarse. Y él se tomó un mínimo de atención antes de decir eso, que para mí es tan importante como lo que dijo. No soy yo quien va a juzgarlo ni a cortarle la cabeza por un exabrupto. Es un exabrupto, pero antes tomó la precaución de decir ‘con todo lo que lo quiero, con todo lo que lo respeto, para mí, es un pelotudo’. Ok, se lo perdono. Se lo entiendo”, declaró Darín. Y no descartó la posibilidad de que cuando la vida los cruce, puedan charlar tranquilamente.

Ante las preguntas de Silvia Fesquet y Fernando Cerolini (ayer estuvo ausente Cecilia Absatz), Darín se explayó sobre la necesidad de frenar las agresiones: “Si uno se preguntara ‘¿por qué?’ en el momento anterior a la reacción impulsiva frente a lo que considera un injusticia, la cadena de agresiones se cortaría. Si vos me insultás y yo te insulto y vos me pegás y yo te pego, esto no se termina nunca”.

“La violencia y los generadores de violencia me dan miedo”, indicó. Convencido de que “de todos lados se tira cada vez más carne sobre la parrilla”, aconsejó que “acariciar el freno no está mal”. “Ya no necesitamos más confrontaciones ni peleas innecesarias”, opinó. Luego, describió el círculo de las discrepancias que terminan en enfrentamientos. “La intolerancia que viene en el combo de la conformación humana debería estar primera en nuestra orden de lucha, junto con  el ego y la soberbia. Nuestra primera tendencia es pensar que uno tiene razón y que el que no está de acuerdo con uno está equivocado. Entonces, el que no está de acuerdo con uno, es el enemigo. Y si es el enemigo, hay que eliminarlo”.

Mientras lo escuchaba, pensé en la seguidilla de agresiones que se habría generado si Darín, en vez de pensar por un instante en el Federico Luppi que conoce desde hace años, se hubiera concentrado sólo en el exabrupto de su colega y hubiera redoblado la apuesta. ¿Qué habría pasado? Imagino que unos cuantos días de festival mediático, animado por la pirotecnia verbal entre dos excelentes actores argentinos. No más que eso. Nada que pudiera enriquecer a nadie. Las visiones encontradas sobre cualquier asunto favorecen el debate de ideas. Pero el cruce de insultos se agota en la catarsis. El debate abre nuevas perspectivas, acerca posiciones; si se sostiene con honestidad intelectual, al final del camino, todos salen ganando, porque siempre habrá algo en la visión ajena que a uno le permita reconsiderar la propia. La batalla de los insultos, en cambio, es estéril, incapaz de generar algo que no existiera antes de comenzarla, es decir, una serie de vocablos lanzados como municiones.

Tal vez con esa idea de pensar antes de hablar esté relacionado el proyecto que Ricardo Darín y su hijo Chino está planeando. Según contó Ricardo anoche, quieren “diseñar, armar y cranear desde cero una historia para llevar al cine”. ¿Cómo será esa historia?, le preguntaron. “Será una película callejera —respondió—. Una historia que habla de los prejuicios heredados, de cuánto nos cuesta comunicarnos con las personas a nivel emocional”. “El 85 por ciento de los prejuicios que nos integran —siguió diciendo— los hemos heredado de la familia, la escuela, el barrio. Somos parte de la gilada cuando respondemos con esos prejuicios y decimos una estupidez discriminatoria. Después, cuando te ponés a pensar y a buscar dentro tuyo, descubrís que vos no sos eso, que no hablaste desde lo que sos sino en función de los prejuicios que heredaste”.

Confieso mi fascinación por el género periodístico de la entrevista. Me gusta verlas por televisión, escucharlas en la radio, leerlas y hacerlas. Siento que al final de una entrevista, quedás  enriquecido. Sencillamente, porque la entrevista te lleva al mundo de Otro. Y el Otro siempre es distinto de uno. Siempre habrá algo en los dichos del  entrevistado que te muestre algún hecho que no habías advertido, una manera diferente de mirar al mundo, una experiencia de vida que es ajena a la tuya. Anoche, me quedé pensando en la certeza de Ricardo Darín acerca de que si uno reflexionara antes de contestar un exabrupto con otro, “se cortaría la cadena de agresiones”. Al fin y al cabo, él lo aplicó con Federico Luppi y el resultado está a la vista: nos ahorró a todos el triste show de dos actores insultándose como chicos. No es una mala idea para aplicar en nuestras vidas, ¿verdad?

© Escrito por Adriana Schettini el sábado 07/09/2013 y publicado por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.



jueves, 5 de septiembre de 2013

La guerra y la paz… De Alguna Manera...


La guerra y la paz…

En una carta enviada desde Rusia a Mahatma Gandhi el 7 de septiembre de 1910, León Tolstoi coincidía con la experiencia de la no violencia que el Mahatma estaba desarrollando en la India y que culminaría décadas después con el triunfo sobre el ejército más poderoso de la tierra que era el de Gran Bretaña.

Gandhi liberó a la India sin armas, sin tirar un solo tiro, con un telar y una cabra, movilizando las explotadas energías de todo un pueblo.

Hoy el mundo asiste absorto al retumbar de los tambores de la guerra. Como ayer fueron Afganistán e Irak, hoy lo es Siria.

El régimen de Al Assad es un régimen corrupto, una dictadura sangrienta, pero sabemos que cuando los misiles caigan sobre Damasco morirán miles de niños, mujeres y ancianos inocentes.
La diferencia clara entre la guerra y la paz es la misma que separa la vida de la muerte.

En 2010 el presidente Barack Obama recibía el Nobel de la Paz “por sus extraordinarios esfuerzos para fortalecer la diplomacia internacional y la cooperación entre los pueblos”. Se viven horas decisivas, que pondrán en tela de juicio dicha resolución.

© Escrito por Rubén Giustiniani, Senador Nacional del Partido Socialista por la Provincia de Santa Fe, el jueves 05/09/2013 y publicado en http://rgiustiniani.blogspot.com.ar