¿Cristina
vs. Néstor?...
Néstor
Kirchner y Cristina Fernández
“Los enunciados
políticos –como la poesía o la lírica– tienen solamente una función expresiva y
no una función representativa. Los enunciados políticos no son ni verdaderos ni
falsos, pues nada afirman; no contienen conocimiento ni error, caen totalmente
fuera del campo del conocimiento, de la teoría, fuera de la discusión acerca de
la verdad o la falsedad. Pero son expresivos como la lírica, la risa y la
música. Expresan no tanto sentimientos efímeros cuanto disposiciones emocionales
o volitivas permanentes. Así, por ejemplo, puede que un sistema político
monista sea la expresión de un modo de vida uniforme y armonioso y un sistema
dualista, del estado emocional de quien considera que la vida es una lucha
eterna. Un sistema ético riguroso puede ser la expresión de un fuerte sentido
del deber o quizás de un deseo de gobernar con rigor. A menudo, el realismo es
un síntoma del tipo de construcción que los psicólogos denominan extrovertido y
que se caracteriza por la facilidad de establecer vínculos con las personas y
las cosas. Tal vez el idealismo sea el síntoma de una concepción opuesta, el
denominado tipo introvertido, que tiene cierta tendencia a retirarse de un
mundo hostil para vivir entre los propios sentimientos y las fantasías.”
Ultimamente se habla
mucho de las diferencias de estilos entre Néstor Kirchner y su viuda y
sucesora, el primero como representante del realismo y la segunda, del
idealismo. El largo párrafo anterior está entre comillas porque corresponde a
un texto de Rudolf Carnap, titulado Filosofía y sintaxis lógica; con una
trampa: las tres veces que aquí figura la palabra “política”, en el texto
original decía “metafísica”. Carnap fue autor del Manifiesto del Círculo de
Viena (conocido como Una concepción científica del mundo), cuna del empirismo
lógico. Carnap pensaba que la metafísica (la política) y la lírica tenían una
gran semejanza. Pero le reconocía a la lírica su carácter no engañoso: “El
poeta no afirma que los versos de los demás estén equivocados o sean erróneos,
se conforma con decir que son malos”.
Kirchnerólogos que
fueron cayéndose del Gobierno y opositores (los primeros un poco más
justificadamente) vienen aprovechando cada micrófono que se les pone delante
para marcar que la
Presidenta está contradiciendo las ideas de su marido, dando
de baja leyes y decretos por él promulgados, pasando al ostracismo a
funcionarios que Néstor Kirchner valoraba y transformando en enemigos a amigos
de hasta no hace mucho.
Quizás sin conocerlo,
argumentan algo parecido a Carnap. Que Néstor Kirchner era extrovertido y,
entonces, pragmático. Y que la
Presidenta es más fundamentalista porque es más teórica y
vive encerrada, con menos contacto con el afuera.
Esta discusión se
parece bastante al barco de Teseo, aquel que cuando traía atenienses desde
Creta, le iban cambiando las tablas que se rompían en el viaje y cuando
llegaba, ya no quedaba sana ninguna de las originales con las que el barco
había partido. ¿El que llegó era el mismo barco de Teseo o era otro? Historia
que se usa para referirse a la paradoja de la identidad. Como ejemplo, vale el
cuerpo humano que cada siete o diez años cambia todas sus células sin que las
personas dejen de ser las mismas.
¿Es la misma persona
(política o ideología) la que privatiza YPF en los noventa y en 2012
estatizaría la mayoría de sus acciones para que vuelvan a control público? Para
muchos la respuesta sigue siendo que sí.
Colihue, la editorial
emblemática de Carta Abierta, publicó en Argentina el libro Gramática de la
multitud, donde se sintetizan las clases de Paolo Virno en el doctorado de
Investigación en Ciencia, Tecnología y Sociedad, de la Universidad de
Calabria. Siguiendo una tesis de Hannah Arendt, sobre que la política en el
siglo XX comenzó a imitar el trabajo, Virno cita un párrafo de la novela de
Luciano Bianciardi La vita agra, que dice: “¿Cómo se puede evaluar a un cura,
un publicitario o un RR.PP.? ¿Cómo se puede hacer para calcular la cantidad de
fe, de deseo de posesión, de simpatía que ellos serían capaces de generar? No
tenemos otro patrón de medida que la capacidad de cada uno de permanecer a
flote, de subir un poco más; es decir, de convertirse en obispo. En otras
palabras, quien elige una profesión terciaria o cuaternaria necesita dotes y
actitudes de tipo político. La política, como todos saben, desde hace tiempo ha
dejado de ser una ciencia del buen gobierno y se ha convertido en el arte de la
conquista y la conservación del poder.
Así que la bondad de un
político no se mide en relación con el bien que hace a los demás, sino sobre la
base de la rapidez con la que llega a la cima y el tiempo que se mantiene”.
Si para llegar más rápido a la cima, y luego para mantenerse en ella la mayor cantidad de tiempo, hiciera falta primero privatizar YPF y luego estatizarla, no habría entonces diferencia entre Néstor y Cristina Kirchner.
Desde esa visión
política, tampoco habría inconsistencias en despedir al procurador general por
aprovechar su cargo para vender lobby desde su estudio de abogados, habiendo
sido defendidos –ella misma y su esposo– por ese mismo estudio del procurador,
ahora despedido. Lo mismo vale para Alberto Fernández, Moyano o Clarín.
Un evento es el mismo
no cuando es idéntico sino cuando ocupa la misma posición en su red causal.
“No hay entidad sin
identidad”, decía otro colega contemporáneo de Carnap, el también filósofo
Willard Quine. Para que exista algo llamado kirchnerismo, debería haber alguna
identidad entre las acciones de Néstor y Cristina Kirchner. Cada lector tendrá
su opinión sobre si el kirchnerismo se parece o no al barco de Teseo.
© Escrito
por Jorge Fontevecchia y publicado por El Diário Perfil de La Ciudad Autónoma de Buenos Aires
el sábado 14 de Abril de 2012.