BMW ISETTA 300...
Fue el niño mimado de BMW. Es un modelo '58 del Isetta 300, que fue un éxito
que revivió a la empresa alemana a mediados del '50.
El BMW Isetta es uno de los íconos de la trilogía
denominada "ratones alemanes", que completan el Goggomobil y el
Messerschmitt, dos históricos que ya estuvieron en esta sección "de
colección". Más allá de formar parte del mismo segmento, por decirlo de
alguna manera, los tres son autos diferentes y el Isetta tiene su marca
registrada en la estructura frontal, donde se ubica la única puerta, que porta
toda la columna de dirección, más el volante y su respectivo tablero. Abrir la
puerta implica, literalmente, partir el auto en dos. En la parte posterior se
ubica la rueda de auxilio, detrás del asientito para dos pasajeros, y el
pequeño motor de 1 cilindro y 4 tiempos, que está alojado sobre el lateral
derecho.
Todos los autos que tuvimos el privilegio de mostrar en estas páginas se
encuentran en un muy buen estado de originalidad, producto de un trabajo
artesanal. ¿Por qué decimos esto? Porque en ese sentido, este BWM Isetta se
destaca aún más. Impecable por donde se lo mire, con una combinación de colores
que enaltece su vistoso diseño. Darío Dolfi, su propietario, lo encontró en
Santa Rosa de Calamuchita, Córdoba, y, luego de desarmarlo totalmente, lo
sometió a una restauración que le llevó dos años de dedicación. Entre muchas
otras cosas, se comunicó con BMW Alemania para conseguir información referida a
su auto a través del número de chásis. Esto nos da una fiel muestra de la
calidad que presenta este "ratón alemán", en cuanto a materiales y
detalles de terminación.
Los libros dicen que este auto fue diseñado y armado para las necesidades de
una Europa que a principios de la década del '50 no pasaba por su mejor
momento. Entonces, la prioridad en ese entonces era la practicidad y la
economía. Un vehículo pequeño, de fácil fabricación, con materiales livianos y
motores chicos... Lo justo y necesario. Este que presentamos en la nota es
modelo 1958, de los primeros que llegaron a nuestro país y que ya muestra la
imagen renovada luego del primer restyling, producido entre el '56 y el '57,
cuando de llamarse "ventana burbuja" pasaron a denominarse
"ventana deslizante", por los notorios cambios en el techo y en la
luneta trasera.
Al manejarlo, se destacan su agilidad y movilidad, aunque se necesita un buen
rato para acostumbrarse, especialmente por la ubicación de la palanca de
cambios, recostada sobre el lateral izquierdo. Parece espacial, pero
definitivamente es un auto especial.
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Escrito por Gastón Leturia el Jueves 02/12/2004 y publicado por el
Diario Clarín de la Ciudad Autónoma e Buenos Aires.