Hebe, una forma de derrota…
Cuando el poder expresado en las FF.AA
en 1976 logró aislarnos en política, nos infligió durísimos golpes, dispersó
nuestras fuerzas de tal modo que nunca pudimos recuperarnos, hablamos primero
de derrota "táctica", de perder batallas pero no la guerra, hasta que
finalmente tuvimos que reconocer que habían logrado derrotar nuestro proyecto revolucionario.
El país se orientaba hacia rumbos distintos y, agotada la dictadura, se dirigió
hacia el Estado de Derecho actual en donde el discurso sobre los derechos
humanos, derechos elementales, si lo hay, ocupó el lugar de nuestro proyecto
libertario.
Y es obvio que en ese proceso sufrimos
mucho. Sufrimos físicamente la brutalidad de la represión, pero también
experimentamos el abatimiento por su resultado. La destrucción del proyecto nos
provocó bronca, odio, rencor, sentimientos difíciles de soportar pero superables,
asimilables y de tanto en tanto podemos recuperarnos de los mismos, porque son
provocados desde afuera, desde el enemigo, porque se expresan con el cuerpo
pero son exteriores a él. Son las expresiones mas tajantes del ser humano para
los demás, hacia afuera. En cambio el dolor es interno, es del cuerpo, viene
desde adentro, es del hombre para sí mismo. Cuando aparece el dolor, el cuerpo
se lastima adentro y eso no sólo es insoportable sino insuperable y mucho menos
asimilable. Esta condición casi siempre amenaza los sueños, entonces aparece la
derrota.
A algunos no lograron derrotarnos los
sueños y entonces, aún podemos reconocer las derrotas sin sentirnos derrotados,
pero el dolor carcome el interior buscando la salida mientras tanto…
Y eso es precisamente lo que siento
con mucha fuerza al ver las imágenes de Hebe de hoy. La realidad de Hebe que
nos conmueve hoy no es un accidente sino la erupción resultante de un largo
proceso de deterioro de esa Asociación Madres de Plaza de Mayo, su universidad
y algunos otros organismos de Derechos Humanos. Y el dolor es grande porque no
puedo olvidar que cada madre hace lo que puede, hizo lo que pudo frente al
asesinato o desaparición de su hijo, incluso hizo mucho más de lo que pudo.
Muchas se animaron a pelear contra todo por la desaparición de sus hijos que
dejaron la vida luchando por un mundo mejor para todos. Quizás sea necesario
aclarar que esto lo escribo con todo respeto porque no me olvido que estamos
hablando de mujeres no preparadas para una acción autónoma, sino más bien
criadas para caminar un paso detrás de su marido, criar hijos y cuidar el
hogar.
El deterioro empezó hace muchos años,
cuando Madres de Plaza de Mayo se dividió, entre otras cosas por el absolutismo
de Hebe, quien en nombre del derecho abstracto les negaba a otras madres el
derecho concreto, incluso el deseo, de buscar los restos de sus hijos. También
habrá de convenirse que el amparo, y las responsabilidades asignadas a
Schoklender constituyeron una extraña decisión que no hizo más que oscurecer a
la Institución que conduce Hebe. Las arbitrarias, prepotentes y a veces
ilegales gestiones de ese sujeto, despidos, ruptura de contratos, maltratos,
etc eran voz populi y es difícil imaginar que Hebe las ignorase.
¿Por qué Hebe? Está claro que nadie le
puede quitar los méritos pasados y justo por eso aparece el dolor. También es
cierto que oportunistas de toda laya la han rodeado, halagado y utilizado para
usufructo propio en diferentes oportunidades. Cierta parte de la izquierda
tradicional para lavar sus culpas, políticos en busca de credibilidad y para
tener más votos a su favor, y una gran cantidad de gente que simplemente
resolvió su problema laboral. Schoklender es la parte visible y más aguda de un
variado y extenso negocio, administrado bajo la crudas reglas capitalistas de
patrón-empleado, que dejó muchos heridos por el camino. Esa gente, la que se
vio beneficiada directamente con el negocio, es responsable de que Hebe sea una
alegoría intocable olvidando que el símbolo son los pañuelos y no las personas.
¿Qué pasó y que pasa con Hebe? ¿Cómo
es posible que sea parte de ese deterioro? Recuerdo que cuando China rompió con
la URSS y por lo tanto empezó a ser hostil con Cuba, a Fidel le preguntaron qué
opinaba de Mao Tse Tung, quien había sido el gran timonel de la Revolución
China; y Fidel dijo: "Ud sabe que la astronomía ha demostrado que hubo
brillantes estrellas que se apagaron. Pues eso pasó con Mao, es una estrella
que se apagó" Me pregunto si no será aplicable esta metáfora al caso de
Hebe. Si es así, si es una estrella que se apagó, es posible pensar que podría
recuperar la luz si se quitara el pañuelo, y dejara a otras madres "el
símbolo" y se dedicara a lo que quiera como cualquier ciudadano que habita
este suelo.
Y en tal sentido Hebe goza de los
mismos derechos que cualquiera de nosotros, el derecho a tener ideas propias y
a cambiar de ideas. Por eso es que si ella ha decidido apoyar el llamado
"modelo" actual, este supuesto post neo liberalismo que claramente
consiste en una base productiva agro-industrial dictada, no por los EE.UU, sino
por el Imperio, es decir el capital mundial, del cual la burguesía argentina es
parte y el gobierno de los Estados Unidos, su policía. Este modelo que en lo
interno incluye una política contenedora de desbordes sociales mediante
subsidios a los sectores expulsados del campo y marginados por el sistema
productivo, si ella ha decidido apoyar este modelo, está en su derecho. Porque
puede ser que ella crea sinceramente, como tantos otros setentistas, que por
ahí pasa el progreso actual. No sabemos tampoco qué pensarían sus hijos
marxistas leninistas si vivieran, quizás también apoyarían, pero sí sabemos
exactamente qué pensaban ellos en su tiempo, que fue también mi tiempo. Pero
entonces le pido que deje el pañuelo para las madres que continúan su labor
fieles a los ideales de sus hijos.
Por otro lado cabe tener en cuenta que
Hebe no es la única responsable de todo ese deterioro, de toda esa manipulación
de la historia reciente que afecta a varios organismos de Derechos Humanos,
pero ocurre que el culto a la figura de Hebe, como todo culto a la
personalidad, impide razonar, fomenta el maniqueísmo, e imposibilita cualquier
movimiento de rectificación.
Por eso es también necesario,
imprescindible, sacar a Hebe del lugar de víctima en el que la pone esta pacata
izquierda estalinista o nacional y popular, sociedad ultra machista con
discurso seudo feminista. Esos que dicen: "Pobre Hebe la cagaron. O los
que dicen "La culpa la tiene Cristina que le dio poder a una mujer que no
estaba preparada", en ambas lecturas la víctima es la misma: Hebe.
Cualquier persona pensante, cualquier militante experimentado sabe que cuando
aparece la víctima, se detiene el pensamiento. Sabe que ese fue un recurso muy
usado dentro de las disputas internas marcadas por el estalinismo; recurso que
supone que el cerebro de la victima está más autorizado o piensa cosas más
inteligentes que los demás. Por lo tanto se sabe que fabricar víctimas es una
burda triquiñuela operativa, a veces inconsciente, pero triquiñuela al fin.
Hebe no es víctima, nunca lo fue, como no lo fuimos ninguno de los setentistas
que nos jugamos en un proyecto revolucionario sabiendo los riesgos que
corríamos. Y precisamente por eso Hebe fue quien fue, por eso fue estrella.
Finalmente, si los ideales de los
setentas siguen malversados por quienes creen que este modelo productivo
imperial, sojero-automotor que incluye como componente una cuota de necesaria
corrupción, es la consumación de esos ideales; entonces si será la derrota.
Porque si la corrupción señorea aquí, en el corazón del discurso de los
derechos humanos, nos habrán robado los sueños y, como se dijo, la derrota de
los sueños es el triunfo final del enemigo.
© Escrito por
Luis Mattini y publicado por http://www.lafogata.org