domingo, 22 de julio de 2018

Amigo... @dealgunamanera...

AMIGO... (Sergio Coscia)


La palabra me fue sagrada desde siempre. Quizás porque la infausta educación de colegio católico me señaló un desvío inesperado: el amigo (el compañero) era el personaje para la confesión y el consuelo, y no otro. La idea de parroquia y de congregación, en esa patria inconquistable de la infancia, pronto supo tener un equivalente más propio y ajustado: los grupos de rock, los equipos de fútbol, la barra de este lado de la vía.

El tiempo se encargó, a su manera inexorable, de subvertir los ideales de duración y permanencia.

Y es que la amistad (uno aprendió) no se acota al reducido número de casualidades y probabilidades circunscriptas a una zona determinada o una época compartida.

El mismo concepto de lejanía es hoy una anomalía: quien sigue viviendo cerca puede haberse convertido en un extraño con quien no hemos vuelto a cruzarnos siquiera, y aquél que está en la otra punta del continente y con quien sólo nos comunicamos virtualmente, es un amigo cercano.

¿Lo que nos unió al primero perdió valor o desapareció acaso? Jamás. Al mismo tiempo ¿es la ausencia de contacto físico un impedimento para el diálogo constante y el afecto? Tampoco.

La trama secreta de una amistad puede inscribirse tanto en historias vividas en conjunto, como en valores abstractos transmitidos por un lenguaje común: la palabra, la música… la mirada y la visión; o la simple y similar reacción a una emoción que creíamos propia y de golpe nos trasciende. Comunicación y química; demanda, percepción, y entrega. Magia.

Como spinetteano a ultranza (y como tal, redimido del pecado original de la educación católica), esa encarnación final de Luis en un proyecto llamado “Los Amigo”, tiene de manera inevitable connotaciones también sagradas y mágicas. Más allá de la anecdótica pronunciación barrial de parte de otro amigo (La Vieja Aníbal Barrios) como nombre tentativo de un trío (Rodolfo GarcíaDhani Ferron y el Flaco) reunido semanalmente por obra y gracia de la música y el afecto, adquiere otros significados. Es un énfasis y una intención. La música como metáfora de la amistad, y la amistad como metáfora de la música. Y en la arbitraría conjunción del artículo determinado plural y el sustantivo singular, la clara señal de lo personal asociado, y después, la pertenencia a algo mayor, conceptual, y único.

Un poco antes, los cuatro evangelistas de Liverpool también habían hecho de la figura del amigo un manifiesto para todas las edades: ellos, que eran amigos de millones y les iluminaban la vida incondicionalmente, invocaban una pequeña ayuda de parte de los suyos para que todo anduviera mejor.

El amigo es la patria, intuyó cada uno de nosotros. “La patria es el otro”, dijeron después nuevos amigos. Y lo dijeron por uno, y lo repetimos muchos.

Son cosas que se saben antes de expresarlas. Cosas que se comprenden después de haberlas hecho lenguaje. Cosas por las que, en base a una necesidad vital y en función de un sentido colectivo, intentamos luchar a diario.

He recibido abrazos de amigos que nunca había visto y ya lo eran. No conozco la casa donde viven, y sin embargo ese abrazo fue un refugio familiar.

Con otros con quienes nunca compartimos otro espacio que Mondo, nos hemos contado recorridos y coincidencias que delatan que fuimos amigos de toda la vida.

Los demás, los que ya no ejercen, no han dejado de serlo: amigo es un título que se inscribe en piedra. Su recuerdo es siempre amigable. Y la posibilidad del reencuentro es tanto una promesa como una profecía.

Desearnos un feliz día del amigo puede parecer una hermosa redundancia, como el estribillo de una canción que se repite demasiadas veces, pero no cansa. Porque felices son todos los días (buenos o malos, grises o luminosos, de duelo o de fiesta) en que tenemos un amigo.

Y porque el pueblo verdadero lo forman un conjunto de amigos, por cuya calidad debemos ser juzgados, si tenemos la fortuna de ser parte. Y si hemos sabido ganarnos el derecho a no quedarnos solos, sin dejar de reconocer el deber de no dejar solos a los otros, mis queridos amigos.

© Publicado por Sergio Coscia el jueves 19/07/2018 en su muro de la Red Social Facebook, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.







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