Manos a la obra…
La Patria cara
a cara. Foto: Pablo Temes
La cumbre Macri-Intendentes, con la mira puesta en
detener la caída y reactivar.
© Escrito por Nelson Castro el domingo 02/10/2016 y publicado por el Diario
Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
El viernes último, el Poder Ejecutivo y
gran parte del Gobierno se reunieron en Tecnópolis con algo más de 1.800
intendentes de todo el país. Desde el oficialismo el propio presidente de la
Nación, Mauricio Macri, destacó la nueva capacidad de diálogo y la necesidad de
trabajar codo a codo. Desde la oposición se subrayó la convocatoria como un
gesto “a la espera de que la foto se traduzca inmediatamente en hechos”. Por lo
bajo, la tolerancia resultó tirana, pero así es la política.
De un lado, tamizaron los reclamos con
un reconocimiento a un nuevo contexto de país donde “ya ningún funcionario del
gobierno nacional visita intendentes para retarlos o amenazarlos con la
billetera”. Casi como un “contrarreproche” para que valoren las “nuevas formas
de relación”. Del otro, apurando los tiempos e intentando marcar la cancha para
capitalizar hechos concretos en cada distrito. Todo esto en un off the record
que se movió sigilosamente detrás de la gran fotografía.
Se habló de la obra pública y los planes de infraestructura que coordina el Ministerio del Interior a cargo de Rogelio Frigerio y de la necesidad de optimizar la distribución de los recursos para que el efecto derrame alcance con equidad a todas las administraciones provinciales y comunales.
Se habló de la obra pública y los planes de infraestructura que coordina el Ministerio del Interior a cargo de Rogelio Frigerio y de la necesidad de optimizar la distribución de los recursos para que el efecto derrame alcance con equidad a todas las administraciones provinciales y comunales.
Una fuente de la Subsecretaría de Hábitat contó con sorpresa lo difícil que resultó en estos primeros meses cambiar la mentalidad de muchos líderes comunales acostumbrados a las prácticas de la vieja política donde las obras y el progreso eran vistos por ellos como botín político, sobre todo en las regiones más castigadas del país.
Se los acostumbró a que el bienestar era
indefectiblemente una transacción, muchas veces denigrante. “Nos ha tocado
abordar localidades llevando planes de urbanización en donde sólo les
interesaba la lógica del cordón cuneta casi como máxima aspiración, no
entendían que sin cloacas, desagües y tareas que no son visibles, un cordón en
una calle de tierra no sirve para nada”, señala la fuente de marras. En
realidad, les servía como lógica electoralista para mostrar lo mínimo
indispensable y salir a la caza de votantes. El sistema era perverso porque
además los presupuestos se inflaban, lo cual era indispensable porque a partir
de ahí corrían los “retornos”. Todo un sistema aceitado que no se traducía en
avances duraderos sino en sumisión y corrupción. El tiempo tendrá la última
palabra a la hora de evaluar si todo este cambio de forma y fondo efectivamente
se traduce en una planificación y ejecución más justa y sostenida en el tiempo.
En las charlas de pasillo entre intendentes y funcionarios del Gobierno, las inquietudes principales pasaban por la evolución de la economía. En algunos sectores clave como el supermercadista, actividades de ocio y compras para el cuidado personal, puede observarse una tendencia a la desaceleración en la caída del consumo masivo. Si esto se replica en materia de inflación y hacia 2017 logra ubicarse en torno al 23%, las cosas pueden empezar a cambiar. La continuidad del Ahora 12 y del plan de Precios Cuidados contribuirá a encarar la última parte del año –estacionalmente activa por las fiestas y las vacaciones– con un panorama más optimista.
En las charlas de pasillo entre intendentes y funcionarios del Gobierno, las inquietudes principales pasaban por la evolución de la economía. En algunos sectores clave como el supermercadista, actividades de ocio y compras para el cuidado personal, puede observarse una tendencia a la desaceleración en la caída del consumo masivo. Si esto se replica en materia de inflación y hacia 2017 logra ubicarse en torno al 23%, las cosas pueden empezar a cambiar. La continuidad del Ahora 12 y del plan de Precios Cuidados contribuirá a encarar la última parte del año –estacionalmente activa por las fiestas y las vacaciones– con un panorama más optimista.
La obra pública también evidencia una
tendencia a revertir el parate por el repunte relativo en la venta de insumos
básicos para la construcción. Ese es el pensamiento de algunos referentes en
materia económica quienes, en todos los casos, se cuidan mucho de no hablar de
reactivación sino de piso o freno en la caída como punto de partida para una
incipiente mejoría que llegaría para el primer trimestre de 2017.
Un hombre que conoce el mercado laboral y de recursos humanos asegura que “entre fines de agosto y mediados de septiembre, el empleo formal privado ha atenuado visiblemente su tendencia a la baja. No tenemos números concretos, pero cuando una tendencia se modifica, en este sector se percibe rápidamente”. Aunque, más cauto, evita pronósticos y manifiesta que sólo un mayor “traccionamiento” de la actividad económica podrá activar significativamente la demanda laboral, algo que parece poco probable hasta pasado el receso de verano.
Impactante. En medio de todo esto, el dato de la semana que impactó fue el índice de pobreza que dio a conocer el Indec. El 32,2% de ese guarismo es una cachetada que debería servir para sacar a una parte significativa de la dirigencia política de mucha de su nociva endogamia. Si duro es el 32,2% de pobres, el dato que nos pone de cara a un futuro ominoso es saber que, cuando se analizan las cifras dentro de la población infanto-juvenil, esa cifra trepa a 42%. Es decir que, hoy en día, uno de cada dos niños es pobre.
Hay que reconocerle al Gobierno el valor de no ocultar estos datos que también lo comprometen. Desde el 10 de diciembre pasado –momento desde el cual debe ser juzgada la gestión de Mauricio Macri– la pobreza se incrementó en 5 puntos, lo que no es poca cosa.
Vale la pena en este punto hacer un reconocimiento al gran trabajo del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica, que durante el apagón estadístico que imperó durante gran parte del kirchnerato fue el único que aportó datos serios que ilustraron esta penosa realidad negada permanentemente tanto por Cristina Fernández de Kirchner como por sus funcionarios.
Un hombre que conoce el mercado laboral y de recursos humanos asegura que “entre fines de agosto y mediados de septiembre, el empleo formal privado ha atenuado visiblemente su tendencia a la baja. No tenemos números concretos, pero cuando una tendencia se modifica, en este sector se percibe rápidamente”. Aunque, más cauto, evita pronósticos y manifiesta que sólo un mayor “traccionamiento” de la actividad económica podrá activar significativamente la demanda laboral, algo que parece poco probable hasta pasado el receso de verano.
Impactante. En medio de todo esto, el dato de la semana que impactó fue el índice de pobreza que dio a conocer el Indec. El 32,2% de ese guarismo es una cachetada que debería servir para sacar a una parte significativa de la dirigencia política de mucha de su nociva endogamia. Si duro es el 32,2% de pobres, el dato que nos pone de cara a un futuro ominoso es saber que, cuando se analizan las cifras dentro de la población infanto-juvenil, esa cifra trepa a 42%. Es decir que, hoy en día, uno de cada dos niños es pobre.
Hay que reconocerle al Gobierno el valor de no ocultar estos datos que también lo comprometen. Desde el 10 de diciembre pasado –momento desde el cual debe ser juzgada la gestión de Mauricio Macri– la pobreza se incrementó en 5 puntos, lo que no es poca cosa.
Vale la pena en este punto hacer un reconocimiento al gran trabajo del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica, que durante el apagón estadístico que imperó durante gran parte del kirchnerato fue el único que aportó datos serios que ilustraron esta penosa realidad negada permanentemente tanto por Cristina Fernández de Kirchner como por sus funcionarios.
La reacción de la ex presidenta y sus
comentarios reflejaron una vez su patológica apreciación de la realidad y su
actitud acrítica de lo que fue su gobierno. CFK cree de verdad que durante su
gestión se acabó la pobreza en la Argentina. Tamaño disparate permite explicar
en gran parte el porqué de este malhadado presente por el que atraviesa el
país.
Hay un dato que permite dimensionar la envergadura
de lo que representa en el tiempo este índice de pobreza del 32,2%. Al
reiniciarse la vida democrática en nuestro país, el entonces presidente, Raúl
Alfonsín, impulsó el Plan Alimentario Nacional (PAN) para combatir la pobreza.
Sus beneficiarios fueron unas 500 mil personas. Comparemos esa cifra con la de
hoy día y tendremos ahí la envergadura de la declinación y la involución
experimentadas por nuestro país en estos últimos treinta años.
La cleptocracia es el gobierno de los ladrones. Una de las consecuencias de la cleptocracia es la existencia de una sociedad en la que la economía muestra un crecimiento insuficiente para dar posibilidades de desarrollo a sus integrantes. La ciudadanía ha votado muchas veces a ladrones. Hoy ya tenemos la evidencia palpable de que en la cleptocracia, la corrupción reina, la ley muchas veces es letra muerta, la pobreza aumenta sin parar y –siempre, siempre, siempre–, la democracia sufre.
Producción periodística: Santiago Serra.
La cleptocracia es el gobierno de los ladrones. Una de las consecuencias de la cleptocracia es la existencia de una sociedad en la que la economía muestra un crecimiento insuficiente para dar posibilidades de desarrollo a sus integrantes. La ciudadanía ha votado muchas veces a ladrones. Hoy ya tenemos la evidencia palpable de que en la cleptocracia, la corrupción reina, la ley muchas veces es letra muerta, la pobreza aumenta sin parar y –siempre, siempre, siempre–, la democracia sufre.
Producción periodística: Santiago Serra.
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