No jugar al distraído…
La voz del
pueblo. Foto: Pablo Temes
Macri debe tomar nota del reclamo social, y la oposición,
del rechazo a los K. Duelo de egos.
© Escrito por Nelson
Castro el domingo 04/09/2016 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires.
La marcha federal fue contundente por la convocatoria y por la variedad en
la composición de los concurrentes. “Una cosa es hacer los cálculos previos,
otra muy distinta es ver a todo ese movimiento político y social en la calle.
Porque como en toda marcha existieron operadores políticos y fogoneros, pero no
se puede negar la legitimidad de la convocatoria”, dijo entre sorprendida y
realista una fuente del gobierno nacional.
Eran las 6 de la tarde y un funcionario del gobierno de María Eugenia Vidal
comentó en la misma línea: “Recién pasé por el centro, estaba colmado, no se
puede mirar para otro lado, hay que tomar nota de esto”.
Así fue. Por la noche el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, convocó a los
organizadores Hugo Yasky y Pablo Micheli a un encuentro la semana que viene.
Hay dos elementos a tener en cuenta que hablan por sí mismos: en primer lugar,
Micheli y Yasky habían elevado su voz a principios de año cuando el Gobierno
los dejó afuera de la cumbre sindical. El titular de la CTA autónoma había
dicho que “Macri tuvo una actitud poco democrática, ya que no se puede
circunscribir el diálogo a un grupo reducido”. Días más tarde lo comparó con el
kirchnerismo por haber adoptado esa actitud y dijo sentirse “ninguneado”. Por otra
parte, es de público conocimiento que Micheli ha venido repitiendo hasta el
cansancio la necesidad de una convocatoria a un gran acuerdo económico y social
para consensuar políticas que permitan aliviar la situación de los
trabajadores. La realidad está a la vista: lo incomprensible es que hayan
tenido que pasar nueve meses para una reacción que, una vez más, vino del ala
más política del Gobierno. Alfonso Prat-Gay admitió que “no hacer un pacto
social implica menos actividad y más inflación” por lo que el ministro Triaca
se prepara para recibir a los organizadores de la protesta.
La “marcha de la resistencia” mostró en el palco a figuras del
kirchnerismo, algunas decididamente impresentables. Verlas aplaudir al
secretario general de la Central de Trabajadores Autónomos (CTA), Pablo
Micheli, a quien Cristina Fernández de Kirchner nunca recibió, fue una
manifestación más de la contradicción K y de las mentiras que atraviesa su
relato.
Este es el segundo episodio en el cual el Gobierno se muestra sorprendido
ante los hechos. El otro fue el fallo de la Corte Suprema por el aumento de la
tarifa del gas. Eso habla de la existencia de un microclima en las alturas del
poder del cual el Presidente debe salir.
Ególatras.
El duelo de egos es otra de las conductas que varios
funcionarios nacionales deben moderar. “Son dos soberbios”, reconoció una
empinada figura del oficialismo. Prat-Gay envió un mensaje directo a Federico
Sturzenegger al declarar en una entrevista radial con Luis Novaresio que la
inflación ya no era un problema. El titular del Banco Central recogió el guante
y respondió al día siguiente que una baja significativa en un mes no era
síntoma de un logro persistente o de batalla ganada, lo cual obligó al ministro
de Hacienda a rectificarse. En el fondo de esta disputa de vanidades está nada
menos que la difícil tarea entre la reducción de las tasas de interés y la
reactivación de la economía.
El círculo rojo también expresó sus críticas hacia el Gobierno. Lo hizo en
el acto de celebración del Día de la Industria. Hay reclamos que son justos aun
cuando es curioso observar cómo algunos que durante los años del kirchnerato
guardaron silencio ante las tropelías de ese gobierno alzan hoy sus voces con
renovado brío.
En el Gobierno saben que no pueden darse el lujo de fallar, pero por
momentos parecería que no comprenden del todo que el naufragio en la gestión
dejaría al país al borde de la vuelta al populismo.
Por su parte, el kirchnerismo duro –cada vez más raleado– continúa activo.
Más allá de las declaraciones explosivas de sus componentes más rancios, son
varias las fuentes de sectores intermedios vinculados a los barrios que
advierten movimientos destinados a generar descontento y agitación con la mira
puesta en el fin de año. Desde el gobierno nacional destacan la buena sintonía con las
agrupaciones sociales que, en otro momento político, lideraban la calle. El
grupo de “ministros de desarrollo humano” (Trabajo, Desarrollo Social y
sectores de la cartera de Interior) se reúnen periódicamente para trabajar en
el tema. Fuentes del Ministerio del Interior aseguran que hacia fin de año se
volverá a conformar una mesa que sumará a este grupo a la ministra de
Seguridad, Patricia Bullrich, y a la gobernadora María Eugenia Vidal, con la
mira puesta en el Conurbano.
Desde el peronismo, prefieren no darle crédito a las versiones
desestabilizadoras. “No hay margen para un escenario disruptivo. Nadie quiere
agarrar esta papa caliente y la gente no perdonaría la más mínima desprolijidad
en esta etapa de la vida democrática”, dijo una fuente de contacto permanente
con líderes territoriales.
Desde el grupo Esmeralda –integrado por intendentes peronistas, muchos de pasado kirchnerista pero con un perfil más
dialoguista– aseguran que “el kirchnerismo duro está cercado y no tiene margen
de acción”. La Matanza sigue siendo el refugio de los díscolos. “Fernando
Espinoza y Verónica Magario van a terminar aislados. Hasta Ferraresi
(intendente de Avellaneda) ha empezado a comprender que el kirchnerismo extremo
ya no es negocio para nadie”, sostienen los allegados a distintos jefes
comunales. Quienes abonan la teoría de la apuesta por un escenario caótico
sostienen que “la primera línea de ex funcionarios del kirchnerismo –incluida
la ex presidenta– saben que está en juego su libertad dado el avance en las
causas por corrupción en los tribunales de Comodoro Py.
Si el gobierno macrista llega al 2017 mejor consolidado, el destino de CFK
será la cárcel. Por el contrario, un escenario de tensión social con riesgo
institucional les permitiría ganar tiempo”. En su lucha por la supervivencia
política que le asegure la libertad, Cristina Fernández de Kirchner está cada
vez más sola.
Producción periodística: Santiago Serra.
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