Con subas de
hasta el 500% buscan racionar el uso de la electricidad…
En las próximas semanas presentarán el nuevo precio de la
energía para Capital y GBA. El ala técnica ya diseñó el esquema y ahora depende
de Jefatura de Gabinete. Apuntarán también a reducir subsidios. Infografía:
Sergio Ucedo
Preparan el anuncio de aumentos de tarifas. En
las próximas semanas presentarán el nuevo precio de la energía para Capital y
GBA. El ala técnica ya diseñó el esquema y ahora depende de Jefatura de
Gabinete. Apuntarán también a reducir subsidios.
© Escrito por Nicolás Gandini y publicado
el domingo 03/01/2016 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires.
Pasaron la salida del cepo y la devaluación.
El Gobierno se alista ahora a otro capítulo de la herencia económica: aumentar
las tarifas eléctricas de la Ciudad Buenos Aires y el Conurbano. El anuncio
llegaría en cuestión de semanas. En la cabeza de los técnicos que trabajan con
el ministro de Energía, Juan
José Aranguren, hay dos ideas centrales: que los usuarios
sientan en el bolsillo el gasto en electricidad y racionen su consumo, y que
las empresas vuelvan a invertir. Si fuera por el ala profesional, las tarifas
deberían subir cuanto antes. Pero
hay tiempos políticos de por medio.
Más de dos millones de hogares del área metropolitana pagan menos de $ 30 por mes por la energía que toman de la red. Es decir, menos de un peso por día. Son residenciales que consumen 300 kilowatt por hora (KWh). Representan casi la mitad del universo total de usuarios cubiertos por Edenor y Edesur, las dos mayores distribuidoras de la Argentina. En concepto de cargo fijo abonan apenas $ 4,46 por bimestre, según el cuadro tarifario actual, que se mantuvo congelado desde 2001.
Más de dos millones de hogares del área metropolitana pagan menos de $ 30 por mes por la energía que toman de la red. Es decir, menos de un peso por día. Son residenciales que consumen 300 kilowatt por hora (KWh). Representan casi la mitad del universo total de usuarios cubiertos por Edenor y Edesur, las dos mayores distribuidoras de la Argentina. En concepto de cargo fijo abonan apenas $ 4,46 por bimestre, según el cuadro tarifario actual, que se mantuvo congelado desde 2001.
Aranguren confirmó que en los primeros dos meses de 2016
se definirán los incrementos de las facturas de luz de la zona metropolitana, que paga tarifas tres o cuatro
veces más baratas que en el interior del país. Aunque no precisó detalles de
cuánto aumentará la electricidad, se sabe que el primer salto será
significativo. Hay quienes hoy pagan $ 60 por bimestre, y tendrán aumentos de
entre el 200 y el 500%. Más del 80% de los alcanzados son hogares, y el resto,
industrias.
“El
atraso tarifario es tan grande que la primera corrección deberá ser importante
si se apunta a reducir los subsidios que se lleva el sector eléctrico. Sólo
a partir de una primera suba de peso podrá establecerse luego un sendero
gradual de aumentos”, explicó a Perfil un ejecutivo que en los últimos días
se reunió con el gabinete energético.
Esta semana el ministro de
Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay, defendió el próximo ajuste, al asegurar que “no podemos seguir derrochando lo que
no tenemos”. “Asustan los porcentajes, pero una
factura que se pagaba $ 150 y pasa a $ 350 implica una diferencia de $ 200,
que es también igual a dos taxis o dos pizzas”. “Creo que ésa es la discusión
que hay que tener”, destacó en una entrevista televisiva.
La masa de subsidios que demanda el sector energético se
desmadró en los últimos años. Representa cerca de 3 puntos del PBI.
Sólo el sistema eléctrico requiere subsidios anuales por más de $ 80 mil
millones. Según un informe basado en datos de 2014 de Cammesa
–la administradora el mercado mayorista– al que accedió este medio, las tarifas que pagan los
usuarios de Edenor y Edesur sólo permiten cubrir el 17% del costo de
generación, transporte y distribución de energía.
En el interior esa brecha es menor porque las
distribuidoras provinciales pudieron recomponer sus cuadros tarifarios. Aun
así, lo que se recauda representa el 42% de costo real del sistema. El resto lo
absorbe el Estado principalmente mediante subsidios al segmento de generación.
Esos fondos son los que busca achicar el Gobierno con una suba del precio de la
energía. Aranguren afirmó que en una primera etapa se buscará reducir
subvenciones por $ 70 mil millones, pero no especificó un horizonte
temporal.
Desde lo técnico, la elaboración de una propuesta para
recortar subsidios está en la cabeza de Andrés Chambouleyron, subsecretario de
Política Tarifaria del Ministerio de Energía, que está abocado al diseño de los nuevos
cuadros tarifarios que se darán a conocer en las próximas semanas.
El funcionario –un economista especializado en regulación de servicios
públicos– fue quien propuso un esquema para mantener un subsidio equivalente al
consumo de 150 kWh para dos millones de hogares de bajos recursos en todo el
país.
Timing político.
El ajuste final de las tarifas surgirá de una serie de
mediaciones con otros exponentes de peso del gabinete como el propio Prat-Gay;
el ministro de Interior, Rogelio Frigerio, con
voz para opinar en cuestiones presupuestarias; y el jefe de Gabinete, Marcos
Peña, que se apoya en Gustavo Lopetegui, uno
de sus hombres de máxima confianza y virtual controller del Ejecutivo, para
definir cuestiones ligadas al negocio petrolero y energético.
Para Aranguren, el sinceramiento tarifario
–tal como le gustaría que se presente la medida– tiene sentido no sólo para
reducir el déficit fiscal por subsidios.
Confía, además, en que con precios más altos
los usuarios domiciliarios dosifiquen su consumo de energía. “Hoy la
demanda está desbocada porque el costo no afecta al bolsillo”, reconocen cerca
de Aranguren.
El aumento de las tarifas es, a su vez, condición sine
qua non para relanzar la inversión privada.
Negocian que la nafta no trepe más de 20% en el año.
Desde mañana, el ministro de Energía, Juan José
Aranguren, buscará avanzar en la redacción de un acuerdo de precios con las
empresas petroleras, provincias productoras y sindicatos que sentará las bases
de cuánto aumentarán los combustibles durante 2016. La intención del Gobierno es que no suban más de un 20%
durante el año.
Se trata, en la práctica, de replicar una iniciativa
similar a la que impulsó en 2015 el ex titular de Economía, Axel
Kicillof, que mantuvo el precio interno del petróleo en valores
competitivos frente al derrumbe del barril a nivel mundial. El objetivo es el
mismo: defender la mayor cantidad de puestos de trabajo. Pero, a diferencia de
su versión anterior, que funcionó en base a un acuerdo verbal entre cada uno de
los actores de la industria, esta vez Aranguren quiere que el acuerdo quede por
escrito.
El trazo grueso del nuevo entendimiento quedó
definido la semana pasada tras reuniones que funcionarios de Energía
mantuvieron con representantes de YPF, la mayor productora de
hidrocarburos que es controlada por el Estado, y Pan American Energy (PAE), que
es propiedad de BP, la china Cnooc y los hermanos Carlos y Alejandro
Bulgheroni. El precio local de crudo seguirá en cerca de US$ 65 cuando en
Estados Unidos es menos de 40.
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