¿Mitos o delitos?...
Dos caras.
Alperovich y Niembro, símbolos distintos pero parecidos de una política
contaminada. Foto: Cedoc
El
grupo de intelectuales que adhieren al kirchnerismo emitió un nuevo documento,
en el que vuelve a caer en graves contradicciones y omisiones.
El domingo
pasado, Perfil publicó la Carta Abierta Nº 20. El grupo de intelectuales donde
militan Horacio González, Ricardo Forster, Eduardo Jozami y María Pía López,
cuatro altos funcionarios de la administración pública, se propone explicar,
una vez más, que los actos del gobierno kirchnerista son maliciosamente
interpretados por la oposición. Y, a la inversa, que los actos de la oposición
siempre son “intentos de restauración de una derecha que busca clausurar la
totalidad de las experiencias democráticas y populares de nuestro continente”.
Carta Abierta debería admitir que ser opositor no implica convertirse
automáticamente en macrista o desear la caída de Evo Morales.
La Carta Abierta
Nº 20 tiene un solo argumento: si se quemaron urnas en Tucumán, las quemaron
los opositores, que luego salieron a denunciarlo. Todo lo demás es la
decoración de esta tesis. Algo debe
haber sucedido porque, el martes pasado, la Sala I de la Cámara en lo
Contencioso Administrativo provincial suspendió la proclamación de un ganador
en las elecciones tucumanas.
Carta Abierta
fija su atención sólo en uno de los delitos que se habrían cometido en Tucumán:
la quema de urnas. Ni una palabra sobre las graves denuncias que siguieron;
silencio total sobre la proliferación de acoples y listas colectoras (y esto
concierne también a la oposición). Ni una palabra sobre el régimen de
Alperovich.
También los
pobres deben ser para Carta Abierta un mito de la oposición y lo seguirán
siendo mientras esos pobres tengan hambre en provincias tan kirchneristas como
el Chaco, donde acaba de morir un adolescente enfermo y desnutrido, que no
emocionó a la Presidenta como la foto del niño ahogado a orillas del lejano mar.
Al revés de lo que suele suceder, a la Presidenta se le hace un nudo en la
garganta cuando ve un cadáver a distancia y pasa por alto el hambre en las
provincias amigas. Cristina es una verdadera internacionalista. Gran
oportunidad para que algún intelectual de Carta Abierta se ponga a escribir
sobre el “melodrama de la tuberculosis” (a los de Carta Abierta les parece
decente adornar sus pronunciamientos con temas de la literatura popular).
Carta Abierta
explica Tucumán con una frivolidad pretenciosa. Similar a lo que hace Vidal con
Niembro.
Inconsciencia.
Sobre los
sucesos tucumanos, la Carta Abierta Nº 20 nos ofrece su interpretación: “La
oposición y los poderes comunicacionales… juegan con estos elementos de la
conciencia espontánea: las urnas sagradas y el agente incendiario… Los
multimedios especializados en operaciones simbólicas construyen símbolos
equívocos. Algo han aprendido, pero en este caso cierran la discusión: al jugar
con los símbolos, juegan con fuego”. El argumento es de una frivolidad pretenciosa
y provocadora, no porque ataque a los medios opositores. Evade una grave
realidad que debe ser analizada: la circulación de rumores que anuncian
catástrofe y cancelación de planes sociales si gana la oposición; el
clientelismo en sus más bajas formas de intercambio y dependencia; la
manipulación de la administración pública que hace posible el fraude posterior
al recuento en las mesas. Sobre esto, ni Alperovich ni Manzur ni Carta Abierta
hablan.
Quien opine que
se ha gobernado mal y que se ha llegado en las peores condiciones a la elección
tucumana pierde de vista la forma y el contenido de la historia, que son, según
enseña Carta Abierta, “incompletos, contingentes e inconclusos”. Por lo tanto,
usar adjetivos como clientelístico o nepotista (se supone que Carta Abierta se
refiere al irresistible ascenso laboral de la señorita Rossi, cuyo currículum
es un récord de velocidad) es cortar el flujo de ese caudaloso río en el que
navega el peronismo, movimiento al que siempre se favorece con la idea de que
es contingente (pero eterno), incompleto (pero total) y nepotista (pero del
modo mejor justificado: de padres a hijos, de esposo a esposa).
Para Carta
Abierta, toda denuncia que tenga como objeto el kirchnerismo es
deslegitimizadora y desestabilizadora.
Las palabras producen imágenes que provocan hechos que después son
condenados por los mismos que los provocaron. Es decir: la oposición convenció
a Alperovich para que gobernara como un sátrapa a fin de atacarlo porque
gobierna como un sátrapa; la oposición infló las declaraciones juradas de
Manzur, para luego acusarlo de corrupto; la oposición hizo clientelismo durante
doce años para acusar al FpV de ser clientelístico. Y el viernes pasado nos
enteramos de que la oposición borró los videos de las cámaras de seguridad del
recinto donde se guardaban las urnas, sólo para poder pedir la anulación de las
elecciones tucumanas. El episodio de las cámaras de seguridad no pudo ser
incorporado a los “mitos” de Carta Abierta y es una lástima, porque nos hubiera
entretenido con alguna consideración sobre los relatos tecno-digitales
producidos por los multimedia anti K.
Y si gana la
oposición, las cosas serán peores. En un pedido conmovedor por lo ingenuo,
Carta Abierta exhorta a quienes no votan a Macri ni a Scioli ni a Massa a que
piensen que pueden favorecer la victoria de la derecha. Subestiman a los
ciudadanos a quienes se dirigen con este ruego. Muchos de los que seguimos los
filosóficos meandros de Carta Abierta no encontramos motivos para optar por
Macri.
Niembro, a lo
Boudou. Basta pensar en Niembro, acusado ahora por la Procelac de lavado de
dinero y fundador de una empresa “tipo
Boudou” para firmar contratos directos con el Gobierno de la Ciudad de Buenos
Aires. María Eugenia Vidal, que aprende rapidito las coartadas, dijo que esa
acusación es como la que sufrió Enrique Olivera cuando, pocos días antes de las
elecciones legislativas de 2005, desde el corazón del kirchnerismo, se lanzó
una mentira flagrante. Se equivoca Vidal en un detalle: Olivera negó tener
cuentas en el exterior desde el primer momento (y luego se comprobó que decía
la verdad). De Narváez también sufrió una acusación que la Justicia demostró
falsa.
Pero no toda
acusación es falsa, sobre todo cuando el mismo acusado no niega haberse beneficiado
con una pila de contrataciones directas que jamás fueron publicadas en el
Boletín Oficial. A diferencia de Olivera y de De Narváez, Niembro no niega los
hechos, sino que corre de una radio a un estudio de televisión para explicar
que lo que parece un acto corrupto no es tan así.
Hay ciudadanos a
los que no les gusta votar encausados ni procesados; pero tampoco les gusta
votar partidos que les den contratos directos a sus amigos o a las empresas ad
hoc de futuros candidatos. No quieren votar sospechosos, ni patagónicos ni
porteños.
© Escrito por Beatriz
Sarlo el domingo 13/09/2015 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires.
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