Contar la vida…
Línea de
tiempo. Entrevistas. Martes y jueves a las 23 por Canal 7. Conducción: Matías
Martin. Producción: TV Pública y Endemol. Dirección: Guillermo Vittori.
Un programa de entrevistas: nada más, nada menos. Un género conocido,
transitado, criado y crecido desde los inicios de la televisión pero cuyos
secretos, como una misteriosa femme fatale nadie termina de conquistar por
completo.
Todos los periodistas preguntan, todos los conductores conducen pero no
todos saben plantear ese pacto por el que el otro aceptará el recorrido indagatorio
sobre su vida. Porque, está claro, “la” entrevista no es un alud de
interrogaciones a un ministro ni la frase robada a una estrella a la salida del
teatro por más rimbombantes que resuenen en altavoces.
Su condición y su fin es la intimidad de a dos, aun la montada en un
estudio de televisión, por la noche, con luces bajas, en aparente soledad de
confesionario.
¿Se logra? Depende. Al igual que una obra teatral cada día en escena ante
públicos y humores diferentes, nunca se sabe si lo que hizo efecto ayer, lo
hará mañana, si falló el timing o si eso de la química entre las partes fluyó o
quedó atascado en el primer no del entrevistado. De la misma manera que “el
cliente siempre tiene la razón”, cualquiera es digno de una entrevista (Franco
Torchia las hacía por la calle a quien le pagara 5 pesos, para el canal Digo) y
un buen profesional debería saber sacarles agua a las piedras.
Entre nos, las brujas existen y los entrevistados insípidos también. Pero
ni siquiera eso arruina el acto: la entrevista, además de seducción, es
competencia deportiva y dejar al otro en offside es otra parte divertida del
juego.
Todo este preámbulo no tiene más sentido que el decir que la segunda
temporada de “Línea de tiempo” es una buena noticia para la tele. Porque
valoriza la palabra del otro en su contenido y no en los rebotes del rating,
porque el invitado está ahí ocupando esa silla para ser escuchado sin la
obligación de vender una frase corta en el mercado mediático.
El conductor y periodista Matías Martin –que el año pasado reconoció que
tuvo que derribar prejuicios propios y ajenos para aceptar participar en la TV
pública– hace algo increíble: deja hablar. Su personaje es pasar casi
inadvertido, tirar algo sin énfasis y esperar con una semisonrisa. Protegido
por el paraguas de su buena onda, no se disfraza de incisivo y sabe recrear un
clima imposible en la tele que es la “naturalidad”.
Salvo porque sale dos veces por semana –en lugar de lunes a jueves, como en
2014–, el programa se mantiene igual, con dos secciones que se suman a la
pregunta-respuesta: la línea de tiempo, un resumen de archivo del recorrido del
invitado; y tres preguntas grabadas realizadas, cada una, por tres famosos.
Pasaron por “Línea de tiempo” desde Titi Fernández a Diego Torres y este
año arrancó con el imbatible Ricardo Darín. No importa quién, Martin logra que
parezca fácil lo que muchos llamarían documento inédito.
© Escrito por Leni González el martes 30/06/2015 y publicado por la Revista
Noticias de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
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