¿De nuevo Argentina en el
bando equivocado?...
La necesidad de defender
la Democracia en un mundo en ebullición.
Lo que divide aguas en
última instancia en política internacional no es el sistema financiero mundial,
la ideología, la identidad cultural ni los intereses comerciales. Esas cosas
tienen su peso, nadie puede negarlo. Pero lo más determinante es la democracia.
Es la desconcentración del poder en un país lo que va a incidir de forma más
significativa en el rumbo de esa sociedad y en el tipo de comportamiento de su
dirigencia.
Lo anterior se pudo
observar en reiteradas ocasiones a lo largo de la historia, y se ha acentuado
con la globalización. Tanto por su fortaleza interna como por su posibilidad de
expresar su natural deseo de paz, han sido los pueblos bajo sistemas
democráticos los que han actuado más decidida y eficazmente en contra del
autoritarismo y a favor de equilibrios internacionales relativamente
benevolentes y estables. Napoleón fue derrotado gracias al liderazgo del Reino
Unido.
Algo similar les pasó con
los Estados Unidos a Alemania en la primera y la segunda guerras mundiales y a
la URSS en la Guerra Fría. Europa Occidental (no así la oriental comunista)
pudo renacer pacíficamente luego de 1945 gracias a los estímulos de desarrollo
económico, integración política y democratización que establecieron las
democracias victoriosas (en especial EEUU). Lo mismo ocurrió con Japón y Corea
del Sur, hasta hoy protectorados estadounidenses voluntarios, orgullosos de su
desarrollo y temerosos del autoritarismo ruso, chino y norcoreano. Después de
todo, la democracia defiende la libertad porque cree que cuando ésta se amplía
los seres humanos se vuelven más productivos y cooperativos, con lo cual todos
se benefician.
Es cierto que la
totalitaria URSS peleó junto con las democracias durante la Segunda Guerra
Mundial, pero esto se puede explicar por la propia dinámica del autoritarismo.
Los gobernantes de los sistemas democráticos, por lo menos en las grandes
cuestiones que son de público conocimiento, están obligados a obrar conforme al
interés general y eso los lleva a combatir el autoritarismo en el exterior
(aunque a veces puedan equivocar el camino o establecer prioridades parciales).
Por el contrario, un gobernante autoritario actúa exclusivamente en función de
su interés personal de mantener y asegurar su propio poder, sin presión alguna
en contrario. A un gobernante autoritario le puede convenir aliarse
transitoriamente con un país democrático si ve su ambición de poder amenazada
por otro gobernante autoritario, y a esa democracia le interesará esa unión en
la medida en que crea que el otro autoritarismo representa una amenaza mayor y
más urgente a su sistema de creencias y a su forma de vida. No se debe olvidar
que Stalin pactó con Hitler para dividirse Polonia y eso fue lo que permitió
que Alemania iniciara la guerra.
Sólo la equivocada
decisión del líder nazi de invadir la URSS movió a Stalin a buscar la ayuda de
las democracias. Era evidente que esa alianza finalizaría ni bien terminara la
guerra, y así sucedió. De hecho, ya en pleno conflicto Churchill presionaba a
favor de un desembarco en Europa por Grecia, puesto que esto hubiera limitado
el avance del ejército rojo y evitado la instauración del totalitarismo
comunista en la mitad oriental del Viejo Continente. Hoy, en los albores del
siglo XXI, la democracia vuelve a ser el gran tema de conflicto y la gran línea
divisora de aguas. Vladimir Putin ha consolidado su autoritarismo kageberiano
en Rusia y ha iniciado un nuevo período expansionista, tomando por sorpresa al
mundo en Georgia y Ucrania. China se ha beneficiado durante varias décadas de
la alianza comercial con Estados Unidos, fortaleciendo su economía y su
ejército pero sin abrir su sistema político, lo cual ha provocado roces no
menores entre ambos países. Por su parte, el radicalismo islámico se encuentra
en expansión. En su vertiente más violenta e intolerante, ha logrado instaurar
entre Irak y Siria un “Estado Islámico” de tinte totalitario que se encuentra
perpetrando un verdadero genocidio y que amenaza con desestabilizar la región.
En África son pocos los
países moderados o democráticos con sistemas estables. América Latina, a su
vez, se encuentra todavía debatiéndose entre el modelo autoritario bolivariano
liderado por el venezolano Nicolás Maduro y la democracia republicana que se
consolida a diferentes ritmos y con matices en países como Chile, Uruguay,
Brasil, Colombia y Costa Rica. ¿De qué lado se colocará la Argentina en este
nuevo escenario mundial de tipo conflictivo? ¿Repetiremos el error de la
Segunda Guerra Mundial, cuando nos mantuvimos neutrales simpatizando con el
Eje? ¿Queremos la democracia o el autoritarismo para nosotros y para el mundo?
¿De nuevo el antinorteamericanismo servirá como excusa barata para desdeñar la
democracia? Pareciera ser que todo esto estará discutiéndose, lo sepamos o no,
en las próximas elecciones de 2015.
El actual gobierno
argentino ha demostrado en sobradas ocasiones sus apetencias autoritarias y
hegemónicas, buscando mantener y acrecentar una concentración del poder fuera
de los límites republicanos. Y su afinidad ideológica con los modelos
venezolano y cubano demuestra que ello tiene un trasfondo difícil de moderar.
Asimismo, el reciente acercamiento político a Putin indica la profundización de
esta tendencia en la política exterior.
Finalmente, la
utilización ideológica del conflicto legal (legítimo por cierto) con los
holdouts parece estar en la misma sintonía, brindando un marco discursivo apto
para demonizar a las democracias y minimizar la importancia de un valor básico
y fundamental para la convivencia humana, como lo es la legalidad. No sabemos ni
podemos saber todavía qué dimensiones ni qué rumbo tomará el actual escenario
mundial en ebullición.
Es razonable alimentar
ciertas expectativas de que la humanidad haya aprendido algo en el último
siglo, aunque eso no depende de nosotros. Lo que sí podemos y debemos elegir
como país es de qué lado pararnos y a favor de qué.
© Escrito por Rafael
Micheletti el Viernes 1º de Agosto de 2014 y publicado por http://periodicotribuna.com.ar
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