Brasil, Argentina te dice
qué se siente...
La voluntad política de
forzar lazos en Latinoamérica no alcanza a salvar lo que el deporte separa. Los "irmãos" quedarán en la historia como los Judas del subcampeón.
Argentina perdió la Final, esa
misma a la que no llegaba desde hacía 24 años. Y repitió la
historia, como hace 24 años: logró un subcampeonato, sin la cuota de suerte que
necesitan los campeones, con un efímero error en defensa que fue su verdugo, y
con un árbitro que nos recuerda al nefasto Codesal. Pero llegó, se lleva el trofeo al mejor jugador de la Copa,
y una medalla que no está tan buena, pero es una medalla.
Argentina puede decir qué
se siente, Brasil. Terminado el partido,la
hinchada se quedó en las calles argentinas y en Copacabana,
llorando y cantando por los jugadores que quebraron la maldición de los cuartos
de final y que hoy reciben una ovación en el Maracaná. No
levantaron la Copa, pero la vieron cerca. Acaso mucho más cerca
que la verdeamarelha que los llevó a la histórica
humillación del 1-7.
En su magra campaña mundialista, Brasil tuvo cuatro
victorias: Croacia, 3-1; Camerún (4-1) y Colombia (2-1) y Chile (1-1, y
penales). Con México empató. El fin llegó con los de Löw y el Mineirazo. Los de
Scolari padecieron la mayor goleada de su historia. Incluso peor que el 6-0 con
el que cayeron ante Uruguay. Fue en Chile; no eran ni locales.
Por el contrario, previo a
la final, Argentina ganó todos sus encuentros: Bosnia, 2-1; Irán, 1-0; Nigeria,
3-2; Suiza, 1-0; Bélgica, 1-0. Con Holanda, definió un 4-2 en penales.
Ya fuera de la Copa, el temor se volvió celeste y blanco. El
apoyo de los irmãos fue para Bélgica, primero, y Holanda,
después. Lejos de los intentos de regionalización comercial y política, y la
insistencia de los líderes latinoamericanos en hablar de la Patria Grande, el
brasileño medio mutó en un mezquino mercenario. Deleznó a su
Selección, tildó al DT de “viejo imbécil”,
secó sus lágrimas por Neymar y lo aplastó luego de que confesara que prefería una
Argentina campeona. Hizo filas en las tiendas comerciales para
conseguir camisetas alemanas y modificó su bandera, que tomó los colores
germanos. Y ahora, en un resentido “fan fest”, no celebra la victoria germana,
sino la derrota argentina.
Como él, los medios, que llamaban a sus lectores a apoyar a
Alemania y, por estas
horas, preguntan a Argentina qué se siente. La Final se siente, Brasil.
Y, aun en la derrota, Argentina te lo dice.
© Escrito por Ursula Ures Poreda el Domingo 13/07/2014 y publicado por el
Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
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