Las
vacunas de Cristina y los sátrapas de Amado…
El escrache a periodistas, una constante.
El
gobierno nacional lanzó el milésimo ataque contra el periodismo de
investigación. El sábado 7 de junio se festeja el día del periodismo “pero no de los periodistas” como recordó Cristina Fernández de
Kirchner en cadena nacional mientras lanzaba una empresa de medición de rating
estatal supervisada por las “independientes” universidades públicas.
Horas
después, el vicepresidente Amado
Boudou, lanzaba insultos y amenazas
contra ex funcionarios
de su gobierno, como Graciela Ocaña, y le exigía a Ignacio Ortelli,
periodista de Clarín, a que revelase sus fuentes de información para “salvar su
alma”. El ex ministro de Economía miraba a cámara, desafiante, como Robert De
Niro en Los Intocables, film en el que personificó al gánster Al Capone en los
tiempos de la ley seca. Sería exagerado creer que el juez federal Ariel Lijo es
el idealista agente federal Eliot Ness que llevó a los tribunales a Capone pero
hoy sí representa su espíritu. Los que no son Rodolfo Walsh ni aspiran a
parecerse, aunque se cansen de citarlo, son los panelistas de 678.
En
pleno exabrupto discursivo, Boudou pidió no continuar hablando pues “me voy a
ver tentado de decir cosas que voy a decir el lunes”. “Bueno, no diga” se apuró
a contestarle Carlos Barragán deshonrando la profesión periodística mientras
homenajeaba al Bernardo Neustadt que, durante los años noventa, le pedía a los
funcionarios que si metían la mano en la lata, que no se vea. Barragán no quiso saber, mucho menos,
preguntar. Para eso están las 740 preguntas que Orlando Barone
se quedó con ganas de hacerle al ex Presidente Néstor Kirchner cuando visitó
ese programa en enero del 2010 junto con, por ese entonces, la actriz
militante, Florencia Peña.
Como
anoche, ni Barragán, Barone, Dante Palma y el ex empleado de la jefatura de
gabinete, Edgardo Mocca, le preguntaban nada, el propio Boudou se preguntó
“¿Podemos ver quién es Graciela Ocaña? ¿Saben cuál fue el resultado de la
gestión de Graciela Ocaña?” Silencio. El vicepresidente comenzó a citar datos
extraídos del INDEC o del flamante rating estatal: “respecto del dengue, 26.644
casos, 6 muertos, la epidemia más grande en la historia de la República
Argentina”.
Por
esa razón, la tarea de Ricardo Forster como secretario del Pensamiento Nacional
será ardua: en todos los manuales de historia argentina recuerdan la fiebre
amarilla que inundó a nuestro país durante el siglo XIX provocando 14 mil
muertos. Un poquito más que los 600 muertos que se llevó la gripe A de Ocaña,
“la pandemia con la mayor cantidad de muertos en el mundo” según Boudou
obviando recordar que la “hormiguita” fue funcionaria del gobierno de Néstor y
Cristina Kirchner que, dicho sea de paso, alguna responsabilidad deben haber
tenido en su, supuesta, mala designación.
Y
con la frialdad de las estadísticas, ciertas o no, la Presidenta explicó que,
gracias a su nieto Néstor Iván, la vacuna contra el meningococo será gratuita.
“No sólo provoca la muerte, sino aquellos que quedan vivos, quedan con
secuelas” resumió CFK que festejó que, luego de su medida merced a la queja de
su nuera por el alto costo de esa vacuna, no morirán más 16 niños por año a
causa de esa enfermedad. En 11 años se podrían haber evitado unas cuántas
muertes pero, como para el kirchnerismo, la noticia no es el tren que choca
sino los tantos que llegan, festejemos la buena nueva.
Al
día siguiente, el gobierno nacional que no es capaz de publicar cuántos pobres
hay en el país, lanzó el rating para todos y todas. La revolución “nacional y
popular” ingresa en su fase final peleando contra Ibope. “Nunca me llamaron” se
quejó la abogada exitosa suponiendo que las consultoras del rating saben qué
programas ve ella. A la fanática de Games of thrones le encantaría que Ibope le
diese la razón y que el fútbol le ganase, todos los domingos, al programa
periodístico de Jorge Lanata. Es extraño este país, los cráneos de los medios
públicos, descorchan champagne cuando River o Boca miden 20 puntos aunque
descreen de las mediciones de Ibope cuando “Esa Mujer” de Andrea del Boca no
supera el puntito de rating. ¿En qué quedamos?
Mientras
tanto, Hebe de Bonafini estudió el ciclo de la vida de esos pequeños roedores
conocidos como “ratas”. Las ratas a las que aludió la mujer que festeja la
estatización de su universidad, mientras Raúl Castells continúa una huelga de
hambre para que el Ministerio de Educación, simplemente, le reconozca la suya,
“viven más porque tienen quien las alimente”. Tanto para Hebe, Amado y
Cristina, el periodismo crítico y de investigación obedece, vertical e
incondicionalmente, a Héctor Magnetto. Desde 1930, casi todos los argentinos
somos directores técnicos frustrados. Pero, cuando el grupo Clarín pasó de ser
aliado a destituyente, millones de ciudadanos se transformaron en periodistas
frustrados.
Sinó
fuese por
el periodismo de investigación, el escándalo Ciccone, Sueños
Compartidos, la ruta del dinero K, no hubiesen existido para gran parte de la
sociedad. Es como si los medios extranjeros, algunos pocos valientes
periodistas locales no se hubiesen animado a publicar y difundir las denuncias
de las Madres de Plaza de Mayo durante la última dictadura militar. La
comparación suena exagerada pero para estos tres periodistas frustrados, la
corrupción, el cinismo y la mentira siempre son pecados del “otro”: las
corporaciones o un simple periodista que hace su trabajo: buscar la verdad
oculta y cuidar a sus fuentes de información.
Mientras
Boudou se defendía de las preguntas inquisidoras en 678, Dante Palma, en un
rapto de masturbación académica, decía que “el periodismo quiere reemplazar a
Dios cuando decía “hágase la luz” y creaba a través de la palabra”. Pero el
filósofo fue más allá: “cuando el vicepresidente hablaba recordaba el mito que
alguna vez mencionó Orlando, el de Casandra”. “Lo que hacen los medios es
atacar a determinados referentes o funcionarios para que nunca se les crea”.
(SIC)
En
las universidades públicas en las que las carreras de Periodismo y Comunicación
han sido mancilladlas, se proponen medir “objetivamente” el rating. Así, luego
de difundir las novedosas pantallas en las que 678 será más popular que Lanata
y Majul juntos, la Presidenta se irá a dormir contenta, aunque en el fondo
sepa, que todo se trata de otro gran engaño. ¿Acaso importa?
© Escrito por Luis Gasulla el Sábado 07/06/2014 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires.
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