Debate montonero...
Juventud maravillosa. Cristina Fernández de Kirchner. Dibujo: Pablo
Temes.
Una ley para
indemnizar a militares dividió el bloque K en el Congreso. El vía libre de
Cristina y cómo se votó.
La presidenta Cristina Fernández de Kirchner autorizó a sus
diputados más fieles a votar la media sanción de una ley que indemniza a los
familiares de soldados, militares y policías muertos durante el ataque de
Montoneros a un cuartel. Una jefa de Estado que es acusada por la ultraderecha
más recalcitrante de ser “una yegua montonera” produjo este hecho político
inédito que, además, puso a su bloque de legisladores en rebeldía al punto que se
dividieron en tres posturas distintas. Es lamentable que semejante movida
positiva se haya hecho casi en la clandestinidad y con fuertes presiones para
que nadie se enterara. De hecho, hasta hoy, ni Clarín ni Tiempo Argentino ni
Página/12 publicaron una sola línea al respecto. Es un proyecto que se podría
haber utilizado para generar el más interesante y necesario debate sobre la
lucha armada de los 70 y el impacto en los jóvenes actuales.
Por ahora se perdió esa gran oportunidad. Pero tal vez estas
líneas sirvan para fogonear una discusión que, si se hace sin dogmas blindados
y con el ánimo reparador de no repetir errores ni horrores, puede ayudar a
evitar que la actual fractura expuesta de la sociedad sea un poco menos grave.
Si el Senado la convierte en ley, los familiares de diez
soldados conscriptos, de un sargento y un subteniente del Ejército, de un
policía provincial y de tres civiles cobrarán 620 mil pesos como resarcimiento
por haber muerto éstos resistiendo el copamiento del Regimiento de Infantería
29 de Monte, en Formosa, en lo que fue el bautismo de fuego del Ejército
Montonero. El operativo fue encabezado por Raúl Yaguer y, según el periodista
Ceferino Reato, sirvió para que Videla y Massera, entre otros, le pusieran
fecha definitiva al golpe de Estado que el 24 de marzo de 1976 instalaría un
genocidio en nuestro país. Operación Primicia, la rigurosa investigación de
Reato, puso en la superficie un tema que en Formosa es vivido culturalmente
como una cuestión de Estado y fue tomado como una suerte de “invasión” de
forasteros a un lugar de gente sencilla que duerme la siesta con las ventanas
abiertas y sella los acuerdos con un simple apretón de manos. El libro reveló
que la mayoría de las familias de los 12 integrantes de Montoneros que habían
caído en aquel combate recibieron indemnización por 12 millones de pesos como
víctimas del terrorismo de Estado y que, en ese carácter, se habían sumado a
las listas, las placas y los homenajes que se les rinden a los
detenidos-desaparecidos. El caso más concreto puede verse en el monumento de
Costanera Norte.
Todos los 5 de octubre, día de esa masacre donde murieron 28
personas en total, se conmemora el Día del Soldado Formoseño. La ceremonia la
encabeza el gobernador Gildo Insfrán, integrante del ala derechista ortodoxa
del cristinismo, y participan todos los sectores políticos y sociales. Es el
recuerdo de un hecho dramático que marcó para siempre la historia de los
formoseños.
Por eso, fueron dos diputados de ese distrito, Ricardo
Buryaile (UCR) y Juan Carlos Díaz Roig (PJ), los que presentaron el proyecto
que estuvo a punto de caerse y de arrastrar la última sesión ordinaria de la
Cámara. “Tengo el bloque partido”, se justificaba Agustín Rossi. “Los acuerdos
políticos hay que respetarlos”, replicó Buryaile.
Nada hubiera salido sin el motorcito en el que se convirtió
Carlos Kunkel (“un caballero”, según el radical) y sin la bendición que le dio
Cristina. Es un tema muy delicado para el cristinismo, donde conviven sectores
que combatieron armas en mano y hoy plantean autocríticas (“macana”, le llamó
Kunkel) con otros que endiosan esa experiencia fracasada y que, hasta
peligrosamente, convierten en héroes a imitar a los guerrilleros en cada
oportunidad que tienen.
Las distintas posturas de los cristinistas se expresaron a
la hora de votar. De los 97 legisladores propios presentes, 51 votaron a favor.
Kunkel hizo punta y eso que, en aquel momento, era jefe montonero de la región.
No participó del ataque al cuartel porque estaba detenido. Andrés “Cuervo” Larroque
y Eduardo “Wado” de Pedro, los dos capos de La Cámpora, se encolumnaron con
Kunkel. Los 16 que votaron en contra estuvieron encabezados por Remo Carlotto,
hijo de la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, que ahora contrató como
asesor al juez español inhabilitado por 11 años, Baltasar Garzón. El
magistrado, ya convertido en un defensor de todas las causas oficialistas,
recibió el documento que le otorga la residencia pero no opinó sobre este tema.
Si bien Baltasar sentó en el banquillo de los acusados a Pinochet y a Scilingo,
también persiguió legalmente a los miembros de la ETA, quienes igualmente
optaron por el foquismo terrorista durante períodos democráticos, lo mismo que
Montoneros. Se opusieron, además, miembros del Movimiento Evita, como Leonardo
Grosso y Adela Segarra, y los dos legisladores sabbatellistas, pese a que el
Partido Comunista que los parió supo condenar con contundencia a la
ultraizquierda de aquella época. Entre las treinta abstenciones hay que
mencionar a Edgardo Depetri y Agustín Rossi, dirigentes de Unidos y
Organizados, y un caso muy particular, el de Horacio Pietragalla, que si bien
integra La Cámpora se diferenció por cuestiones familiares: sus padres
desaparecidos fueron parte del comando del Ejército Montonero que se mandó esa
“macana”, al decir de Kunkel.
Es para una película de espionaje registrar que, además de
Kunkel, hubo otro importante miembro de Montoneros que se puso el proyecto al
hombro y recorrió el país explicando a sus viejos camaradas la intención: José
“Yuse” Estigarribia, el paraguayo que hoy vive en Suecia, donde se quedó luego
del exilio y cuya hija fue elegida diputada en ese país. El se entrevistó con
Cristina y Kunkel y resolvieron apoyar la idea de Ricardo Buryaile, que fue el
primero en ocuparse en 2010, cuando su proyecto original perdió estado
parlamentario.
Algo muy profundo ocurrió en la cultura montonera, aunque en
la superficie casi nadie haya mencionado el tema. Es un desafío intelectual y
político extraordinario que seguramente encontrará su cauce de polémica más
temprano que tarde. No hubo dos demonios, eso está claro. ¿Hay que mirar con
compasión o ser crudamente críticos de aquellas formaciones especiales que
apoyaron primero y luego enfrentaron a Perón? ¿Era correcta la idea de profundizar
las contradicciones porque combatir contra las Fuerzas Armadas era más “claro”
para el pueblo que enfrentar a Isabel? ¿Hay sectores minoritarios del
cristinismo que, en voz baja, aún reivindican el crimen como instrumento de la
lucha por el poder?
© Escrito por Alfredo
Leuco y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires al
1º día del mes de Diciembre de 2012.
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